Espronceda
Zona no vascófona.
Limita al N con Torralba del Río y Mirafuentes, el E con Desojo, al S con Armañanzas y al O con Espronceda y Torralba del Río.
Su término municipal esta accidentado por serrezuelas de dirección O-E, colinas y pequeños valles, entre los que destaca el del río Linares, que entra por el O y a la altura de la villa toma la dirección SSE. Caben destacar tres unidades geomorfológicas: al N, la continuación de la llamada Sierra de Cábrega (Levate, 740 m), donde afloran las areniscas rojas y arcillas del Oligoceno; en el centro de la depresión de arcillas rosadas y las barras de yesos también del oligoceno, y al S arcillas y areniscas del Oligo-Mioceno, estas últimas dan los relieves más sobresalientes (La Sierra, 789 m, Cerro de San Cristóbal, 720 m).
Clima
Los principales valores climáticos medios anuales son: 11°C de temperatura, 600-1.000 mm de precipitaciones, caídas en 80-100 días, y 650-700 mm de evapotranspiración potencial; en conjunto es un clima de tipo mediterráneo continental.
Flora
También lo es la vegetación: entre la cultivada hay olivos y de la natural no quedan más que los matorrales subseriales de una clímax de tipo encinar; hay 5 Ha, de pinares de repoblación y 1 de choperas.
HERÁLDICA MUNICIPAL. Sus armas son las mismas que las del rey Carlos I de Navarra y datan de 1324, en que sus vecinos se sometieron libremente al vasallaje de su rey. El escudo es cortado. 1° de gules y las cadenas de
Navarra en orla, cruz y sotuer de oro. 2° de azur, sembrado el campo de flores de lís de oro.
HISTORIA. En su término se encuentra el yacimiento arqueológico de la Pedrigosa.
Antiguo lugar de señorío nobiliario hasta que sus propios pobladores compraron (1323) la franquicia a su titular Gonzalo Martínez de Morentin, y obtuvieron que el rey Carlos I les concediera (1323) el fuero de Viana. Mediante una compensación económica, Carlos II los liberó también del censo anual en concepto de «fossadera» (1368). El lugar fue asignado a Castilla en la sentencia arbitral de Bayona (1463), pero volvió pronto (1467) a la soberanía navarra. Como buena villa disfrutó del derecho de asiento en las Cortes del reino.
Pese a su condición de buena villa mantuvo vínculos imprecisos con el Valle de Aguilar hasta su disolución en 1845 con la reforma municipal de dicho año. En 1847 tenía escuela, cuyo maestro era a la vez sacristán y secretario del ayuntamiento y percibía 74 robos de trigo y 100 reales al año de remuneración. Durante la guerra de 1833-1839 se roturó el único monte que existía en el término. A comienzos del siglo XX contaba con un molino harinero.
Destaca en la población la parroquia de San Vicente, construida en la segunda mitad del siglo XVI por Cristóbal de Zúñiga y Juan de Miaja sobre trazas de Martín de Landerrain. La planta es muy sencilla: nave única, cabecera poligonal y cubiertas con bóvedas de arista recientes. La torre, de sillería, data de comienzos del siglo XVII. En su interior conserva el retablo mayor, realizado a mediados del siglo XVII, con escenas de la Infancia, santos y la Asunción. En la iglesia y sacristía se localizan varias tallas (crucificado y santos) de diversos estilos. En el ajuar litúrgico, encontramos una naveta y dos relicarios barrocos.
La ermita de la Virgen del Campo alberga una talla románica de la titular y otras dos tallas barrocas. En cuanto a arquitectura civil, sobresale el palacio de Acedo, construcción de sillería del siglo XVII contemporáneo de otras casas blasonadas de la localidad.