Burguete
Zona vascófona.
Limita al N con Valcarlos y Roncesvalles, al E con el Monte Aézcoa y Garralda, al S con el valle de Arce y al O con el de Erro. Desde el punto de vista geomorfológico, en su término se distinguen tres unidades. Al N el macizo de Alduides o Quinto Real, que aquí se halla constituido por terrenos del Devónico, principalmente areniscosos y cuarcíticos plegados según rumbos NNO-SSE y que delimitan altitudinalmente a la siguiente unidad, situada al S, mediante un escarpe festoneado que corresponde a una falla con cabalgamiento hacia el mediodía (Mediaundi 1.218 m, Menditxuri 1.201 m). En el centro se extiende la llanura o explanada en la que se asienta Burguete, suavemente inclinada de N a S; fue labrada por la erosión a fines del Terciario y comienzos del Cuaternario a expensas del flysch margoso del Eoceno Inferior y de las margas del Cretácico Superior; más estrecha, forma hacia el E el corredor de Garralda. Finalmente, en la parte S del término se halla el reborde NE del macizo de Oroz-Betelu, constituido aquí por la cobertera detrítica del Triásico inferior y calcárea del Cretácico superior.
Clima
El clima es de inviernos rigurosos, con fuerte y prolongada innivación, veranos suaves y precipitaciones abundantes y regulares. Los valores medios anuales de los principales elementos del clima son: unos 7°-8º C de temperatura, precipitaciones en torno a los 1.800 mm caídas en 140-160 días y unos 550-600 mm de evapotranspiración potencial.
Flora
Pertenece al dominio atlántico-montañoso, como lo prueban los abundantes hayedos (91% de la superficie forestal) además de un 2,31% de pinos silvestres e igual porcentaje de matorral. Se han repoblado 42 Ha con alerce de Japón (72%), roble americano (19%) y abetos (9%).
Heráldica municipal
Trae de oro y un roble atravesado por un ciervo andante, ambos en su color natural, partido de azur con un creciente de plata ranversado en jefe y un lucero de oro en punta. Bordura de gules cargada con las cadenas de Navarra de oro.
Casa Consistorial
Está situada en la plaza, junto a la iglesia. Tiene un pórtico de tres arcos y su arquitectura está integrada en la de la zona. Consta de planta baja y dos elevadas. En su fachada principal tiene zócalo de piedras que se prolonga en las esquinas hasta la cubierta. La puerta principal de acceso está enmarcada en piedra, permaneciendo enfoscado y pintado el resto de la fachada. Su Ayuntamiento está regido por alcalde y seis concejales. Tiene secretaría compartida con Roncesvalles y Erro.
Historia
En su término se localiza una parte de la estación dolménica de Urepel Ibañeta, concretamente los dómenes Lindus I, II y III.
Burguete originariamente se denominó Villa o Burgo de Roncesvalles. A finales del siglo XI era una villa integrada en el valle de Erro y debía de pertenecer al patrimonio real. Fue asignada a un bastardo de la familia real, Sancho Sánchez, conde de Erro y de Navarra. Este entregó la iglesia y la hospedería existentes en la villa al monasterio francés de Santa Fe de Conques (1101-1104) y prometió donar toda la villa a su muerte. Conques poseyó la iglesia, que cedió o vendió al hospital de Santa Cristina de Somport a mediados del siglo XII. En cambio es dudoso que llegase a poseer toda la villa de Roncesvalles, parte de cuyo territorio se desgajó en 1127 y en fechas posteriores para constituir el coto redondo del nuevo hospital de Santa María, que en el futuro iba a monopolizar el nombre de Roncesvalles. El resto de la villa quedó en manos reales y en 1197 era sede de la tenencia de la zona.
Por entonces nació en ella un burgo de francos, quizá llegados originariamente de Pamplona, lo cual explicaría la posterior vigencia del fuero pamplonés en la localidad. En 1247 y 1253 se cita como existente un Burgo de Roncesvalles. Su crecimiento fue tan considerable que a partir de 1274 siempre figuró como una de las buenas villas con asiento en las Cortes del reino. Se formaron familias burguesas que alcanzaron poder econó¬mico y altos cargos en la administración central, como los Roncesvalles. Pero esta trayectoria fue quebrada por el incendio de 1399, que destruyó casi totalmente el Burgo (124 casas quemadas). Se reconstruyeron 40 viviendas, pero un nuevo incendio devoró 22 de ellas en 1422.
Las exenciones de impuestos no devolvieron la prosperidad perdida al Burgo, reducido a una sexta parte. A partir de 1429 la villa dejo de asistir a las Cortes y perdió su derecho a asiento dentro del brazo de las universidades. Aunque se recuperó durante el siglo XV, no pudo evitar que surgiera el diminutivo de Burguete, que hacía referencia a sus re¬ducidas dimensiones en comparación con las del siglo XIV.
Tras la incorporación de Navarra a la corona de Castilla a comienzos del siglo XVI, Burguete vio acentuadas sus peculiaridades como lugar fronterizo, sobre todo tras el desmembramiento de las tierras de Ultrapuertos.
Como la situación de Valcarlos era excesivamente vulnerable desde el punto de vista militar, la función aduanera pesó principalmente y durante siglos sobre Burguete, donde había Tabla. En fecha incierta, por lo menos durante el siglo XVI, los arrendatarios de esta tabla, movidos por eso, llegaron a obligar a los valcarlinos que cruzaban Ibañeta hacia el sur a pagar aranceles por lo que introducían en el reino, pero también por lo que llevaban para abastecer sus casas cuando regresaban hacia el norte. Sin duda a instancia de Valcarlos, las Cortes de Pamplona de 1576 reclamaron; pero no les valió en lo que concernía a la segunda parte, el abastecimiento de Valcarlos, sin duda porque también era cierto que constituía un modo de contrabando.
A la petición de las Cortes, el representante de Carlos V (IV de Navarra) respondió que, «por evitar fraudes», los de Valcarlos habían de registrar en la tabla de Burguete todas las mercancías que llevasen a su regreso. La marcha ha¬ia el sur, en cambio, quedaba exenta. Pero tampoco esto se impuso sin más.
Otro de los asuntos que cambió de manera drástica al perderse Ultrapuertos y quedar el término de Burguete en la frontera con Francia fue el conjunto de problemas derivados de las posibles invasiones francesas, tanto las de carácter propiamente militar como las de las gentes de las poblaciones limítrofes, dedicadas a veces al mero bandidaje y, en ocasiones, por cuestión de aprovechamiento de pastos. Por lo menos desde el siglo XVI, en que esa desmembración de Ultrapuertos tuvo lugar, hubo en Burguete una guarnición permanente y debió construirse o mejorarse una fortaleza. Permaneció en pie hasta 1794 en que los franceses la destruyeron.
Por otra parte, las cuestiones por aprovechamiento de pastos, frecuentemente por el goce del Quinto Real, pero también por el de otros parajes de la frontera, se multiplicaron desde 1530. De 1612, 1635-1659, 1684, 1706, 1718, 1767, datan otras tantas penetraciones, de baigorrianos en unos casos, de soldados franceses en otras, que provocaron la protesta de las autoridades de la villa. Ante algunas de ellas (1612, 1637, 1684) se hicieron verdaderas concentraciones militares por parte de los gobernantes navarros para defender este territorio y no faltaron ocasiones en que, al apelar a otros valles para conseguir ayuda, surgieron disputas sobre si era o no contrafuero sacar gente de una demarcación para defender otra.
Así en 1637, el capitán a guerra de los Urraules protestó contra la petición del gobernador militar de Burguete, Urbano de Ahumada, de cien hombres para defender la frontera. En 1684 Pedro de León, gobernador del puesto de Burguete exigió ayuda de los valles y pueblos vecinos, ante la invasión de un ejército francés; aquellos aportaron ochocientos hombres, pero, cuando los franceses se retiraron sin lucha, Pedro de León acusó a estos pueblos y valles, incluido Burguete, de negligencia en la respuesta de su petición; el asunto fue llevado por los acusados a las Cortes de Pamplona de 1685, que reconocieron la injusticia de la acusación y conllevaron el agradecimiento explícito del rey Carlos II a los lugares en cuestión por los servicios que le prestaban en la defensa de la frontera.
La más importante de estas penetraciones fue la invasión francesa de 1794, en la guerra contra la Convención, en que los invasores destruyeron la villa (el 24 de julio).
En 1800 la villa contaba con un molino harinero y sus gentes vivían sobre todo del ganado lanar.
En 1850 tenía escuela, cuyo maestro recibía 2.200 reales al año; en la primera mitad del siglo XIX adquirió importancia el ganado vacuno y el caballar. Había entonces en Burguete una pequeña fábrica de curtidos y se elaboraba cera. La población, por otra parte, se había recuperado de manera notable. En los años 1920 había decaído la escasa industria, aunque durante la segunda mitad del siglo XIX y los principios del XX debió de desarrollarse la de elaboración de duelas, serrería en general, carboneo y canteras, e instalarse un taller de construcción de envases cilíndricos. Sin embargo Burguete se había convertido en una estación veraniega.
La villa, sometida a un catastrofismo relativamente frecuente, por el uso de la madera en los techos y por su posición fronteriza principalmente, había vuelto a ser destruida en parte por incendios en 1852 y 1910. Por lo demás, las guerras del siglo XIX la convirtieron en luugar de tránsito de soldados, más que escenario de batallas. Durante la guerra de la Independencia, de ella salió el guerrillero Manuel Sarasa; durante la guerra de los Realistas en 1823, se registró allí alguna acción: durante la primera guerra Carlista se convirtió en uno de los puntos cuyo dominio era necesario para asegurar el de la frontera. En esta guerra un Azanza de Burguete llegó a ser comandante con Zumalacárregui; en 1873, en la última guerra, a raíz de una acción en el camino de Burguete a Roncesvalles, la villa quedó en poder carlista hasta el fin de la contienda en 1876; en ella, en la casa Chiqui-Polit, pasó Carlos VII su última noche (del 26 a 27 de febrero de 1876), antes de internarse en Francia al ser derrotado en España.
Parroquia de San Nicolás
La parroquia de San Nicolás presenta un interior muy reformado, aunque todavía son visibles algunos restos de la fábrica renacentista del siglo XVI. Su planta forma una cruz latina con cabecera recta; en el exterior destaca la fachada de piedra labrada con la fecha 1699 y, adornada con relieves de temas populares bastante toscos. Los retablos y el tesoro parroquial han desaparecieron con motivo de la invasión francesa y el incendio de 1862.
Arquitectura civil
El casco urbano de esta localidad adopta el plano de pueblo caminero y se organiza a ambos lados de la carretera. Dominan las casas enlucidas con sillar en los vanos y esquinas, portadas de arcos rebajados y ventanas adinteladas. Los tejados son en su mayoría a cuatro aguas, y de teja plana, y sus fachadas se organizan en dos niveles; el inferior con la puerta centrada entre dos ventanas, y el superior con tres ventanas. Abundan las inscripciones, con fechas que datan muchos de estos inmuebles, generalmente de finales del siglo XVIII y del siglo XIX.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|