Petilla de Aragón
Su territorio se compone de dos enclaves, el de Petilla y el Bastanes, 3 km al S de aquél. Ambos territorios se extienden al N y S, respectivamente, del cordel montañoso que desde la sierra de la Peña, en Navarra, se prolonga hacia la de Santo Domingo, en tierras aragonesas. Está formada por areniscas y conglomerados del Oligoceno que condicionan un relieve más accidentado, mientras que las arcillas que forman su piedemonte dan lugar a formas más suaves. De ahí que en el municipio de Petilla las alturas aumenten de N a S (600 a 1.159 m) y en el enclave de Bastanes lo hagan en sentido contrario (949 a 780 m). Aquél está drenado por el barranco de la Rinconera, que lo recorre de SE a NO hasta desembocar en el río Onsella, y éste por el barranco Bastanes, que lo hace en el río Riguel.
Heráldica municipal
Desde el año 1953 usa un escudo con las armas reales de Aragón y en el abismo o corazón las de Navarra, como dando a entender que aunque enclavada en aquel territorio pertenece a Navarra. En 1841 usaba por blasón las cadenas de Navarra. Desde dicho año se le añadieron dos palmas a los pies. A partir de 1887 utilizó el escudo nacional de España.
Casa Consistorial
Situada en la plaza, fue construida en el año 1951. Consta de sótano y dos plantas. En los muros exteriores alterna el revoco y la piedra. El Ayuntamiento está regido por alcalde y cuatro concejales.
Historia
Existe constancia documental de que el rey García Sánchez I y el obispo pamplonés Galindo adjudicaron los diezmos eclesiásticos del lugar (938) a la abadía de Leire, a la cual también dio posteriormente (1032) Sancho Garcés III el Mayor el «monasterio» de San Juan del mismo término. Era entonces centro de un distrito o «tenencia» clave en la frontera de Valdonsella con los dominios musulmanes, y el propio Sancho el Mayor lo reservó junto con Ruesta, en su retaguardia, para el primogénito y heredero del reino pamplonés García Sánchez III (1035), excluyéndolos de la dotación concedida a Ramiro I de Aragón de todas las villas y rentas de la Corona en la misma comarca. Con todo, primero en 1063 y luego tras el fallecimiento de Alfonso I el Batallador (1134) quedó en la órbita soberana aragonesa. Más adelante fue entregada la fortaleza, junto con Peña, Escó y Gallur, a Sancho VII el Fuerte (1209) como garantía de 20.000 morabetinos prestados a Pedro II de Aragón, pero Jaime I no tardó en reconocer (1232) la inscripción definitiva del lugar en el reino de Navarra. El patronato de su iglesia ya había sido transferido (1212) por Pedro II al obispo de Pamplona. Carlos II liberó a sus vecinos de las cargas señoriales (1366) y de toda imposición sobre sus aprovisionamientos (1383), confiriendo además a la plaza la categoría de villa. No llegó a verificarse el proyecto negociado (1402) entre Carlos III y Martín I el Humano de incorporar el singular enclave a Aragón mediante permuta.
Petilla permaneció en Navarra tras la conquista de este reino por Fernando el Católico (1512). La gobernaban un alcalde, cuyo mandato era bianual, y dos regidores de mandato anual. El nombramiento de los tres era como sigue: el alcalde era designado por el saliente «asociado a los dos regidores»; lo proponía al virrey de Navarra y, una vez aceptado por éste, el saliente recibía su juramento y le entregaba la vara y sello de la villa en la iglesia parroquial. En cuanto a los regidores, los nombraban igualmente el alcalde y los dos salientes. El privilegio de 1383 (en virtud del cual los de Petilla tenían derecho a sacar de Navarra todo lo necesario para su abastecimiento, pasándolo por Aragón, aunque se tratara de bienes de exportación ordinariamente prohibidos), no estaba en observancia a fines del siglo XVIII, se pagaban derechos de entrada en las aduanas, aunque sin ellos se introducía la sal de agua y piedra.
Petilla sufrió sobremanera la guerra de Sucesión de comienzos del XVIII. Pronunciados en favor de Felipe V, sus gentes tomaron parte decisiva en la ocupación de Luesia y Uncastillo; pero luego los rebeldes entraron en Petilla, talaron sus campos y quemaron muchas casas y gran parte de los papeles de su archivo.
En 1847 tenía dos escuelas, una de niños, frecuentada por cuarenta y dotada con 1.120 reales, v la otra de niñas, concurrida por treinta y dotada con sólo 295; la parroquia contaba con párroco y un beneficiado. Funcionaba entonces un molino harinero.
Castillo
La villa estuvo defendida en época medieval por uno emplazado en los riscos que dominan el caserío. El pueblo y su fortaleza pertenecieron originariamente a Aragón, hasta que en 1209 el rey Pedro II los empeñó a Sancho el Fuerte, junto con los de Peña, Escó y algún otro. Más tarde, en 1232, Jaime I el Conquistador los cedió definitivamente al monarca navarro, renunciando a cualquier demanda posterior sobre ellos. En 1277 era gobernador del castillo de Petilla Ferrón Ramírez de Iriberri, que prestó homenaje como tal a la reina doña Juana. En los últimos años del siglo XIII aparece como alcaide Ferrón Gil de Sarasa, con una retenencia de 24 libras y 120 cahíces de trigo al año, en concepto de castillo de avanzada.
Se hicieron obras de importancia entre los años 1300 y 1305. En 1315, la fortaleza estaba a cargo de Martín Fernández de Sarasa, quien seguía al frente de ella en 1321, con una asignación de 12 libras y 60 cahíces. En 1345 se repararon la torre mayor y el aljibe. Hacia 1355, reinando ya Carlos II, aparece como alcaide Martín Jiménez de Aibar, que siete años después tenía a su mando una fuerza de 31 hombres de a pie, en previsión de posibles ataques de Aragón. Hay que decir que la villa había sido sitiada por los aragoneses ya en 1312. Le sucedió en 1366 Fernando de Aldunate, que debió de estar poco tiempo, porque en 1372 aparece ya en su lugar Pero Martínez de Leache. Por entonces, el salario era de 8 libras y 40 cahíces.
Carlos III el Noble confió la guarda en 1387 a Martín Ximénez de Aibar, hijo probablemente del que tuvo el castillo en 1355. Continuaba en el puesto en 1402, año en que el rey le mandó obligar al concejo a pagarle 200 florines por dos homicidios cometidos en el término por entonces, para invertirlos en reparar la fortaleza. A la vez, los vecinos deberían acarrear a las obras piedra, madera, arena y cal y otros materiales. En 1420 sucedió a este alcaide Pedro de Galar o Gallart, que de ambas formas aparece en las cuentas. Murió en 1423, entrando en su lugar Álvaro de Eulate. En 1426, el rey Juan nombró a Juan de Úriz, maestrehostal de la reina doña Blanca, que seguía en el puesto en 1443.
En 1446 ocupaba el alcaidío Menaut de Santa María, maestrehostal del Príncipe de Viana. En época ya de las discordias entre agramonteses y beaumonteses, en 1452, entró en su lugar Juan de Agramont, y en 1459 estaba al mando León de Garro. Más tarde, por los años 1482-1487, Per Arnaut de Garro, y en 1494, Johanot de la Rocha, con 40 libras de asignación.
A raíz de la conquista de Navarra por Fernando el Católico, se mandó derribar el castillo enteramente. Sin embargo, en 1513, el rey hizo merced del oficio del alcaide a Juan Ramírez, señor de Sibrana.
Enlaces a archivos de interés:
Archivo General y Real de Navarra
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela
Portal de Archivos Españoles (PARES)
Enlaces a hemerotecas de interés:
Hemeroteca del Diario de Navarra
Hemeroteca del Diario de Noticias
Hemeroteca de la Biblioteca Nacional
Iglesia de San Millán
Es un edificio gótico del siglo XIII realizado en piedra, de nave única, dividida en dos tramos y cabecera poligonal. La nave se cubre con bóvedas sexpartitas con claves labradas (águila y Agnus Dei) y la cabecera con bóveda de paños nervados. Algunas ménsulas que sostienen nervios en cabecera y nave se hallan esculpidas con rostros humanos, pájaros enfrentados o animales fantásticos, de estilo similar a las que se encuentran en la zona de Sangüesa y Sos del Rey Católico, lo que permite atribuirlas al mismo taller activo durante el reinado en Navarra de la Casa de Champaña (1234-1274). Durante el siglo XVI se incorporó la sacristía, adosada al presbiterio por el lado de la epístola, y también sendas capillas-hornacinas, cubiertas con bóveda de cañón, abiertas una a cada lado en el segundo tramo de la nave.
La capilla mayor recibe iluminación de la ventana axial, de arco apuntado y parteluz central, en contraste con los estrechos vanos abiertos en los restantes muros del templo. La torre campanario, cuadrangular de tres cuerpos, se adosa a los pies por el lado del evangelio.
La entrada se localiza en el primer tramo por el lado del evangelio. La configura una puerta de arco de medio punto abocinada cuyas arquivoltas se decoran con motivos geométricos, de ajedrezado y pomas, según la tradición cisterciense de comienzos del siglo XIII.
En su interior hay una serie de obras, parte del antiguo mobiliario, repartidas por la nave, capillas y sacristía, de diferente cronología y etilo.
Del primitivo retablo mayor son dos imágenes que se hallan situadas a los lados del presbiterio: una Virgen con el Niño, en posición erguida, y un San Millán, titular de la parroquia, vestido de monje benedictino con báculo abacial y un volumen en su mano izquierda. Son figuras de complexión fuerte, fieles a la tendencia romanista de comienzos del siglo XVII, tal vez debidas a alguno de los escultores del taller de Sangüesa-Lumbier, activos en aquella época. Al mismo retablo debieron pertenecer los dos paneles con las figuras en relieve de San Pedro y San Pablo que se conservan en la capilla del lado del evangelio. Y tal vez proceda de allí, de su Calvario en el ático, el Crucificado muerto, emplazado sobre unas andas procesionales, situado bajo el sotocoro.
En la capilla del lado de la epístola se venera la imagen de Nuestra Señora de la Caridad, titular de una ermita próxima desaparecida. Es una talla sedente de origen gótico (siglo XIII) muy modificada por las restauraciones posteriores. En la misma capilla hay, una pequeña escultura de San Francisco Javier (siglo XVIII) en madera policromada.
Mayor interés ofrece la pila bautismal renacentista (1586) con copa de gallones y pie con basa poligonal decorada con puntas de diamante, en la que, según la tradición, fue bautizado Santiago Ramón y Cajal, natural de la villa, premio Nobel de medicina en 1906. En el muro del lado del evangelio hay un Crucificado gótico (siglo XIV) de tres clavos y notable tamaño, algo alterado por la restauración. Presenta a Cristo agonizante, de dulce expresión en el rostro Y delgado cuerpo envuelto parcialmente por largo paño de pureza ceñido a la cintura.
El coro alto, situado a los pies del templo, ofrece el interés de conservar parte de su barandilla primitiva de estilo gótico tardío (primera mitad del siglo XVI). Son nueve paneles decorados con tracería gótica flamígera que se complementan con las correspondientes ménsulas talladas con cabezas humanas y animales diversos, según la mejor tradición del último gótico peninsular.
Enlaces de interés:
A) Documentos digitalizados (públicos y privados) de interés para la localidad
B) Enlace al archivo municipal
C) Otros archivos con documentos relevantes sobre la localidad
Archivo General y Real de Navarra
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela