Sus padres eran del pueblo y vivieron junto a sus 8 hijos/as en la casa familiar de la madre, María Goñi. Su padre era pastor de ganado lanar y Valerio se dedicó desde bien pequeño a ello, dejando la escuela con 12 años. También tenían pastores que trabajaban para ellos. Cuenta cómo iban a Andia a purificar el ganado y realiza una amplia descripción del oficio. Explica, también, que durante la Guerra Civil guardaron a un primo de Berbinzana y que Santa Águeda podría estar enterrada en un alto de la zona.