Arguiñano
Zona mixta.
Está situado en la vertiente N del río Salado y ladera S de la Sierra de Andía. Limita al S con Muez y Viguria, al E con Vidaurre y al O con Iturgoyen.
Antiguo lugar de señorío realengo. El rey Sancho VII el Fuerte lo enajenó por permuta (1205) a Gil de Vidaurre. Uno de los collazos era propiedad en 1226 de Pedro Garcés de Arróniz. En 1280 ya habían sido confiscadas por la Corona las pechas de Juan de Vidaurre que suponían anualmente 23 cahices de trigo y 19 de cebada. El rey Sancho Garcés IV el de Peñalén, había dado a la abadía de Irache (1064) el «monasterio» de San Pedro, situado entre Arguiñano e Irujo..
En 1849 ya tenía escuela, cuyo maestro estaba también obligado a ejercer de sacristán. El término tenía 500 robadas, que se sembraban cada año por mitad, y rendían en general 3 por uno. Se criaba ganado caballar.
En un extremo del pueblo se localiza la parroquia de San Martín, edificio de origen medieval, cuya construcción debió llevarse a cabo a comienzos del siglo XIII bajo la influencia de la arquitectura cisterciense, aunque fue ampliado y reformado en el siglo XVI, posiblemente por el cantero Juan de Urbieta. Se reduce a una simple nave de cabecera recta, dividiéndose dicho espacio en cuatro tramos que cubren bóvedas de terceletes con ménsulas platerescas del siglo XVI, salvo el tramo inmediato al presbiterio que recibe una bóveda de medio cañón apuntado con dobles fajones sobre modillones de rollos, pertenecientes a la fábrica medieval. Esta cubierta tuvo que mantenerse en la remodelación del XVI para poder conservarse la torre que monta sobre ella. Detrás de la cabecera se localiza una sacristía de planta cuadrada con una bóveda de terceletes semejante a las de la iglesia, erigida por Juan de Urbieta quien recibe pagos por ella en 1606.
El templo se completó en época barroca con la capilla de la Virgen del Rosario, sencillo espacio rectangular con bóveda de cañón con lunetos que se adosa a la cabecera por el lado del Evangelio.
Al exterior la parroquia deja ver una fábrica de sillarejo reforzada por contrafuertes de sillería, que tanto en la cabecera como en los pies se disponen de manera oblicua según es propio de la arquitectura del siglo XVI. A esta misma centuria pertenece la portada de medio punto con arquivoltas baquetonadas, lo mismo que su pórtico. Sobresale especialmente la torre medieval que se configura como un bloque prismático de sillarejo. El interior del templo lo preside un retablo mayor barroco que, a partir de 1654, realizó Pascual Ochoa de Olza. De traza aún manierista, se compone de tres cuerpos, con columnas sucesivamente entorchadas, estriadas y acanaladas, aunque su auténtica riqueza deriva de una abundante decoración de gallones y temas vegetales. Esta mazonería sirve de marco a un completo programa iconográfico sobre la Pasión de Cristo, San Martín y la Virgen, representado en bultos y relieves de inspiración romanista, aunque con rasgos ya naturalistas.
En el tesoro parroquial destacan dos copones de plata y bronce dorado, ambos de esquemas bajorrenacentista del siglo XVII.
Fuera del casco urbano se encuentra la ermita de la Virgen del Camino, construcción de planta rectangular que a pesar de su aspecto actual debe remontarse a época medieval. En su interior se venera una talla gótica de la Virgen, obra del siglo XIV, si bien muy restaurada.