Uharte-Arakil
A) Zonificación según la Ley del Vascuence
Zona vascófona.
B) Estadísticas sociolingüísticas
Fuente: Instituto de Estadística de Navarra (IEN). Censo de 2001
C) Mapas dialectológicos
Atlas Lingüístico y Etnográfico de Aragón, Navarra y Rioja (ALEANR) (Alvar, 1979-1983)
D) Recopilaciones y estudios monográficos sobre el habla y el vocabulario de la localidad
Limita al N con el monte Aralar y Larráun, al E con este valle, la facería Aldape e Irañeta, al S con Andía y Ergoyena y al O con este valle, Arbizu, Lacunza, Arruazu y el término Aldaba, pertenencia de Lacunza.
El municipio se extiende desde la sierra de Andía, al S, hasta la de Aralar, al N. De aquella únicamente pertenece a Huarte-Araquil la parte más extensa del flanco N del sinclinal colgado que es San Donato (Beriáin, 1.494 m); debajo de las calizas lutecienses (Eoceno Medio) afloran las margo-calizas y margas del Eoceno Inferior-Paleoceno, las calizas de este último período y las margas del Cretácico Superior. Hay huellas numerosas y claras de periglaciarismo cuaternario en esta vertiente, orientada al N. Al pie de la misma hay extensos glacis que llegan hasta empalmar con las terrazas fluviales, acompañantes del Araquil (aquí discurre a unos 470 m) en sus dos orillas. Al N del corredor margoso y aluvial del río se halla la sierra de Aralar: el término de Huarte-Araquil asciende por el flanco S del anticlinal de San Miguel (calizas arrecifales urgonianas modeladas en forma de crestas y margas excavadas en forma de vallonadas) hasta el mismo eje y la misma cumbre de la sierra; en el eje aflora el Jurásico, también fundamentalmente calizo, y la sierra culmina en Altxueta a 1.343 m.
Heráldica municipal
Un privilegio que se guarda en el archivo de la villa y del que existe una copia en el Real y General de Navarra dice que su escudo tiene "Cinco campanas azules en campo de oro dadas por el Rey Sancho en 1220, según la certificación extendida por el Notario Miguel de Arano en Tudela a 11 de enero de 1451 por mandamiento del Rey Carlos". A pesar de este testimonio, en 1451, quien reinaba en Navarra no era Carlos, sino Juan II. En el día de hoy usa las armas descritas, pero cuarteladas con las cadenas de Navarra.
Casa Consistorial
Fue construida entre 1910 y 1915, elevada en tres plantas y con cuatro fachadas al exterior. Se sitúa en la plaza, junto a la iglesia. Tiene porches y su arquitectura se integra en la habitual de la zona. En el edificio se incluyen también un consultorio médico, viviendas para funcionarios y aulas para escolares de EGB.
El ayuntamiento se compone de alcalde y seis concejales.
Historia
En su término se encontró una azuela de fibrolita totalmente pulimentada, de la Edad del Bronce. Dentro del mismo existe el asentamiento arqueológico de la cueva de Bazterreko y parte del sector dolménico de Aralar, con los dólmenes: Armendia, Arrateilluneta, Arzábal, Izeñiturri I y II, Lizarrandigañe I y II, Luperta, Olaberta, Otansur, Otsopasaje, Pamplonagañe, Seakoain I y II, Txagadi, Urdenas, Ziñekogurutze, Zubeinta y Zubigoyen.
Villa de la merindad de las Montañas en cuyos alrededores debió de estar Aracelli, posición vascona muy próxima al límite con los várdulos y que en el siglo III d.C. era una mansión en la vía romana que unía Astorga y Burdeos. Durante la Edad Media surgió la actual villa a partir de Huarte, pequeña aldea del valle de Arakil situada en las proximidades de Santa María de Zamarce, dependencia de la catedral de Pamplona. A principios del siglo XII Zamarce pasó a depender de San Miguel de Excelsis y en 1206 el cargo de abad de San Miguel fue adscrito al chantre de la catedral pamplonesa. La iglesia de Huarte pertenecía al arcediano de Pamplona, quien la cedió a San Miguel en el curso de un intercambio (1170). Se la consideró como una capilla de la iglesia matriz de Zamarce. Uharte pagó pecha al rey por lo menos hasta mediados del siglo XIII, lo cual indica su adscripción al real patrimonio. Pero desde el siglo XII hay noticias de que San Miguel tenía bienes en Huarte y en 1257 el chantre llegó a un acuerdo con sus collazos sobre la pecha que debían entregar.
Esta doble dependencia del chantre se modificó por razones defensivas. Los ataques de los bandidos guipuzcoanos sobre la zona exigieron concentrar la población en plazas fuertes. El infante Luis, lugarteniente de Carlos II, decidió crear una línea defensiva a lo largo del corredor Barranca - Burunda.
En Uharte, que era el mayor de los pueblos del valle de Arakil, se estableció una de las nuevas villas fortificadas (1355). Se reunió en ella a la población de otras 11 aldeas: Aguirregui, Amurgáin, Arguindoáin, Blastegui, Echave, Epeloa, Gatizano, Ilardia, Mendicoa, Muztilano y Uztegui. Los habitantes de estos lugares se resistieron durante dos años y fue preciso destruirlos para lograr su traslado a la nueva villa (1357). Como gran parte de esas aldeas eran del chantre de Pamplona, se le compensó mediante un acuerdo (1359). En ese año se fijó también el estatuto legal de la nueva villa, asimilable al de franquicia, y que fue completado en 1363 con la exención de fosadera.
Hay indicios que invitan a pensar que ya en el siglo XIV se usó el fuero de Estella en la villa, pero la concesión formal no llegó hasta 1463.
A pesar de ciertas dificultades iniciales, a las que hay que sumar la peste de 1362 y la toma de la villa por los castellanos (probablemente bandas de guipuzcoanos) en 1382, la villa se consolidó y creció a finales del siglo XIV. Algunos documentos oficiales la llamaban buena villa ya en 1366, aunque la concesión formal de esta categoría tardaría un siglo en producirse. En 1401 se inició la construcción de una muralla de piedra que la convirtió en plaza fuerte. Su bautismo de fuego como tal fue el cerco castellano durante la guerra de 1428-30. Al estallar la guerra civil se decantó del lado beamontés y sólo pasó a manos de Juan II en 1460. Por eso los castellanos, aliados de los beamonteses, la cercaron sin éxito (1461). Para premiar su resistencia el monarca otorgó el título de buena villa, el privilegio de asiento en Cortes de Navarra dentro del brazo de las universidades y, a pesar de reconocer a sus vecinos los derechos de los francos de Estella, los aforó de hecho al Fuero General. Estas y otras concesiones contenidas en el privilegio sirvieron para configurar la organización municipal de forma definitiva, aunque no impidieron que la villa volviese a tomar el partido beamontés.
La prosperidad se vio truncada por la fatalidad. En 1438 un incendio destruyó la cuarta parte de las casas (23 en total). Casi medio siglo después toda la villa ardió (24 de junio de 1484): 160 casas y la propia parroquia fueron pasto de las llamas. En 1508 un tercer incendio completó la obra destructora.
Estos acontecimientos y otras crisis de ámbito general explican las inflexiones de su población. A causa de un nuevo incendio total (1600) su población descendió a 39 fuegos en 1637, mínimo desde el que se fue recuperando lentamente.
En 1847 tenía posada y escuela dotada con 2.000 reales; la vicaría y los tres beneficios que contaba la parroquia eran de provisión del rey o del cabildo de Pamplona, según los meses en que vacaban; el cura de San Miguel de Aralar era patronato del chantre de Pamplona. Había un molino harinero con dos muelas.
Desde la segunda mitad del XIX, el desenvolvimiento de la práctica religiosa de las peregrinaciones colectivas, que es característico de toda la Iglesia, contribuyó al aún mayor desarrollo de la devoción a San Miguel en su santuario. El 3 de junio de 1889 acudió aquí una de 15.000 navarros y en los años veinte de nuestra centuria las peregrinaciones y romerías se sucedían sin interrupción. Los reyes Alfonso XII y Alfonso XIII acudieron al santuario en 1884 y 1902 respectivamente.
Enlaces a archivos de interés:
Archivo General y Real de Navarra
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela
Portal de Archivos Españoles (PARES)
Enlaces a hemerotecas de interés:
Hemeroteca del Diario de Navarra
Hemeroteca del Diario de Noticias
Hemeroteca de la Biblioteca Nacional
Parroquia de San Juan Bautista
Es un edificio en el que han
dejado huella diferentes épocas y otros tantos estilos artísticos. De
su primitiva fábrica gótica levantada en la segunda mitad del siglo
XIV, a partir de 1359, restan parte de los muros perimetrales de su
nave mayor, así como la torre que se alza sobre los pies. El resto de
la obra gótica pereció en el incendio de 1484. A fines del siglo XV se
reconstruyó el templo, pero la reforma que le dio carácter fue la
llevada a cabo a partir de 1781 bajo la dirección de Santos Ángel de
Ochandátegui y otros maestros arquitectos neoclasicistas.
En
planta presenta una gran cruz latina con los tramos con cabecera recta
y los brazos curvos, además de sacristía de planta elíptica y pórtico
de piedra barroco del primer tercio del siglo XVIII. En su interior
destacan las amplias vistas, especialmente en la cabecera de enormes
dimensiones y fríos y desnudos muros. Tan solo el tramo correspondiente
a los pies, bajo la torre, ofrece un espacio más reducido. Al exterior
quedan bien diferenciadas las cuatro grandes fases constructivas del
templo por sus materiales, elementos estructurales y decorativos, así
como por los propiamente espaciales. La torre es el único testimonio de
la primitiva fábrica del siglo XIV, el tramo comprendido entre los
contrafuertes se puede datar en torno a 1500, el pórtico y la casa
añadida son barrocos de comienzos del siglo XVIII y la cabecera con el
pórtico y norte y la sacristía pertenecen a la reforma neoclásica del
último tercio del siglo XVIII.
Preside el interior un gran
retablo dieciochesco que aprovecha para sus cajas y calles imágenes y
relieves de otro retablo renacentista desaparecido. Este último,
correspondiente al siglo XVI, corrió a cargo del entallador Pierres
Picart en colaboración con el escultor maestre Francisco y el pintor
Martín de Miranda. Entre las piezas de escultura destacan los relieves
del Santo Entierro y la Resurrección, que guardan similitud con los del
mismo tema del Museo Nacional de escultura de Valladolid. También
tienen particular interés la Virgen sedente con el Niño, que sigue una
tipología bastante usual en la plástica navarra del Primer Renacimiento
y la talla del titular de estética expresivista.
Por lo que
respecta a la traza, fue realizada por el veedor de obras del obispado
José Pérez de Eulate, llevando a cargo el proyecto José Coral, José
Ferrer y Francisco Ramón.
Los retablos colaterales, que también
aprovechan imágenes y relieves de los del siglo XVI, son obra
churrigueresca de 1731-1732, trazados por el maestro arquitecta de
Vergara, Jacobo de Jaúregui. El escultor residente en Pamplona Domingo
Lasota en torno a 1735.
Órgano
Cuenta con un ejemplar rococó. Este estilo que afecta sobre todo a los aspectos decorativos, está muy presente en las cajas de los órganos. De esta época (segunda mitad del siglo XVIII) quedan muchos, y son los de fachadas más llamativas y fastuosas. Sólo conserva la caja (1766) pues fue privada de la de la Virgen del Rosario tiene por titular a una imagen tallada por el mejor y mayor parte de sus tubos originales.
Del órgano barroco queda la caja, hecha
por el pamplonés Juan Antonio Andrés en 1765. Entre las esculturas que
se guardan fuera de retablo merecen reseñarse una de San Fermín sedente
y un crucificado de tamaño natural, ambas expresivistas del taller de
Pierres Picart, así como un pequeño grupo de la Piedad, esculpido por
el escultor residente en Madrid Andrés Adán en 1799. Entre las piezas
de orfebrería destacan la cruz procesional de plata, labrada por el
platero Juan Antonio Hernández en 1736 y un ostensorio de comienzos del
siglo XVIII, donado por el chantre de la catedral de Pamplona en 1714.
Arquitectura civil
El casco antiguo tiene forma rectangular con tres calles paralelas, la central más amplia que las laterales, comunicadas por pequeños cantones irregulares y constituye uno de los mejores ejemplos de las nuevas poblaciones crea¬das a mediados del siglo XIV a instancias del infante Luis en el estratégico corredor de la Barranca-Burunda. En su historia hay que tener en cuenta los incendios de 1438, 1484, 1600, 1892 y 1962 que, pese a su magnitud, no alteraron la disposición primitiva de su entramado urbano.
Enlaces de interés:
A) Documentos digitalizados (públicos y privados) de interés para la localidad
B) Enlace al archivo municipal
C) Otros archivos con documentos relevantes sobre la localidad
Archivo General y Real de Navarra
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela
La Parroquia de San Juan en el conjunto urbano de Huarte Araquil
P. Echeverría Goñi y R. Fernández Gracia, (Pamplona, 1987).
OBRAS DE REFERENCIA:
- Belasko, Mikel (1999). Diccionario etimológico de los nombres de los pueblos, villas y ciudades de Navarra. Apellidos navarros. Pamplona, Pamiela, pp. 267-268.
- García Gainza, María Concepción (Dir.) (1985...): Catálogo Monumental de Navarra, Pamplona: Gobierno de Navarra.
- http;\www.navarra.es
- Jimeno Jurío, José Mª (Dir.) (1990-1994). Toponimia y cartografía de Navarra – Nafarroako Toponimia eta Mapagintza. Pamplona, Gobierno de Navarra.
- Jimeno Jurío, José Mª (2004). Diccionario histórico de los municipios de Navarra. Pamplona, Pamiela, 2 vol.
- López Sellés, Tomás (1974): “Contribución a un catálogo de ermitas de Navarra”, en Cuadernos de
- Etnología y Etnografía de Navarra, VI, núm. 18, p. 492.
- Pérez Ollo, Fernando (1983): Ermitas de Navarra, Pamplona: Caja de Ahorros de Navarra.
- VV. AA. (1984). Enciclopedia Histórico-Geográfica de Navarra. San Sebastián, Instituto Geográfico Vasco – Haranburu.
- VV.AA. (1990). Gran Enciclopedia de Navarra, Pamplona: Caja de Ahorros de Navarra.
- OBRAS MONOGRÁFICAS:
Esta bibliografía se irá incrementando. Si dispones de referencias bibliográficas sobre la localidad que no aparecen en el índice anterior, ponte en contacto con nosotros.
Enlaces de interés:
Red de Bibliotecas Públicas de Navarra
Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra
Biblioteca de la Universidad Pública de Navarra
Biblioteca de la Universidad de Navarra
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