Igal
Zona mixta.
Limita al N con Sarriés, al S con Iciz, al E con Vidángoz y al O con Güesa.
Comunes, 447 Ha (81 de pastos, 201 de monte maderable).
Albergaba a mediados del siglo IX uno de los florecientes monasterios visitados por San Eulogio y que más tarde (1085) fue dado a la abadía de Leire por el rey Sancho Ramírez; estaba bajo la advocación de San Vicente y había poseído «decanías» como un palacio en Iciz, una casa con su heredad en Ustés, dos iglesias en Vidángoz y las de Güesa y Sarriés. Los vecinos del lugar de condición villana entregaban su pecha anual junto con el resto del valle hasta que la princesa Leonor concedió (1469) a Salazar el privilegio colectivo de hidalguía. Su iglesia parroquial sigue dedicada, como el antiguo monasterio, a San Vicente.
Hasta la mitad del siglo XIX gobernaban la villa el alcalde del valle de Salazar y el que elegía la villa misma juntamente con sus regidores, en tanto que el vicario de la iglesia era designado por el abad de Leire. Sobre el Salazar, Igal tenía molino harinero. Al sobrevenir la exclaustración de Leyre en los años treinta del siglo XIX, la vicaría pasó a ser de provisión por los vecinos; en tanto que, respecto a la administración civil, la disgregación del valle como unidad administrativa tras la reforma municipal de 1845 hizo que Igal pasara a formar ayuntamiento separado con Güesa y Ripalda. En 1847 la escuela estaba dotada con 24 robos de trigo; el mejor camino era el de Roncal a Aoiz, que se encontraba sin embargo en mal estado; traía el correo el valijero del valle v se fabricaban paños y lienzos ordinarios.
No quedan restos arquitectónicos a la vista del antiguo monasterio visitado en el siglo IX por San Eulogio. La parroquia de San Vicente es tardorrománica de nave única cubierta por bóveda de medio cañón sobre fajones. El retablo mayor data del siglo XVII, en tanto que el colateral, con un interesante Cristo Cruzificado es romanista. Un sagrario plateresco y una Virgen del Rosario y otro Cristo en la cruz barrocos aumentan el catálogo escoltórico del templo. Tuvo un retablo pintado por Ramón de Ciscáriz.
En arquitectura civil, existen varias casas con elementos góticos, como ventanas amaineladas, arcos conopiales, etc.
En su término se encuentra la ermita de San Pedro, abandonada y destruida