Allo
Zona no vascófona.
Limita al N y O con Dicastillo, al E, con Oteiza y al S con Lerín y Sesma.
Su término se extiende por el piedemonte de Montejurra: desde los 484 m del N (Sorota) hasta los 340 m del Ega, río que sirve de frontera con Oteiza (Baigorri). Casi todo el terreno está formado por una alternancia de arcillas y areniscas oligomiocénicas plegadas en sinclinal y recubiertas parcialmente por los derrubios de los glacis de erosión y los aluviones del Ega y sus afluentes (San Pedro, Río Mayor).
Clima y Medio Ambiente
El clima es de tipo mediterráneo: el promedio anual de la temperatura es de 12°-14° C, el de las precipitaciones de 400-600 mm, caídas en 60-80 días, y el de la evapotranspiración potencial de 700-725 mm.
Flora
El carácter mediterráneo del medio físico lo confirman la persistencia de algunos rodales de encinas y el cultivo del olivo, almendro y espárrago de secano. De todas formas la deforestación ha sido muy intensa, de suerte en 1985 sólo llegaba al 1% la superficie forestal arbolada (encinas, chopos).
HERÁLDICA MUNICIPAL. Trae de azur y un castillo de plata almenado de tres almenas con un niño en su color natural sobre las almenas, empuñando en su mano derecha una llave de oro, rodeado de otros cuatro castillos más pequeños. En jefe la inscripción: "Año 1575 inexpugnables". Este mismo blasón aparece en la casa consistorial en piedra labrada. En las vidrieras del palacio de la Diputación son dos las llaves que empuña el niño en la mano izquierda, siendo por tanto erróneo.
CASA CONSISTORIAL. La Casa consistorial, situada en la plaza de los Fueros, fue construida en el siglo XVI en piedra de sillería y mampostería, alzándose parte del edificio sobre 6 arcos de medio punto.
HISTORIA. Las noticias documentales más antiguas sugieren que desde el siglo XI por lo menos era un lugar de señoría nobiliario fraccionado. Hacia 1064 el rey Sancho IV el de Peñalén había hecho entrega del «monasterio de San Miguel», «situado entre Allo y Ecoyen», a favor de la abadía de Irache, la cual recibió más adelante (1183, 1207 y 1228) por donaciones particulares varios collazos y un molino en la propia villa. Esta había estado encuadrada junto con Aranaz en la tenencia regida por Sancho Fortuñones a comienzos del siglo XII; y a finales sumaban 29 los vecinos del lugar pertenecientes a la cofradía benéfica implantada en Tudela por Santa Cristina de Somport. En la siguiente centuria Martín López había legado en testamento a los Hospitalarios de San Juan (1269) unos treinta collazos con una pecha conjunta de 90 robos de trigo, otros tantos de cebada y avena y 129 sueldos al año. Más adelante y como consecuencia de las confiscaciones efectuadas por la Corona a raíz de la guerra de la Navarrería, las pechas de la villa aparecen (1280) integradas en el patrimonio regio, tanto los collazos que habían pertenecido a Gonzalo Ibáñez de Baztán, como los de Gil Garcés de Azagra y doña Aldonza; las rentas sumaban en total 424 sueldos, algo más de 84 cahices de trigo y 48 y medio de avena. La Iglesia, confirmada (1144) a la catedral de Pamplona, estaba regida por un prior (1193) y la cuarta episcopal había sido adscrita antes de 1136 al canónigo enfermero. Tanto las exacciones eclesiásticas, diezmos y primicias, como las señoriales permiten cifrar en más de un centenar las familias que en el siglo XIII albergaba la villa. Las pechas del monarca las disfrutó vitaliciamente por concesión de Carlos II el caballero Juan Remírez de Arellano en la segunda mitad de la siguiente centuria
El príncipe Carlos de Viana integró luego (1448) el lugar en el condado de Lerín, incluida la alta jurisdicción.
Perteneció a este hasta la reforma administrativa liberal de la primera mitad del siglo XIX. Tenía un molino harinero sobre el Ega y 25.000 robadas de tierra de cultivo, de ellas sólo 50 de primera, dedicadas a legumbres, verduras y forrajes, 20.000 de segunda y 1.950 de tercera, ambas con cereales; también había una porción apreciable dedicada a viña y a viña y olivar. El trigo y el centeno deban 4 por 1, la cebada 10 y la avena 5. Cada año se dejaban descansar más de 1.000 robadas. Tenía buenos caminos. Durante la segunda mitad del XIX y los comienzos del XX su economía experimentó cierto progreso, pese al estancamiento y a veces retroceso de su población. En los años 1920 contaba con una gran fábrica de harinas y una destiladora de alcoholes y anisados, además de un nuevo hospital a cargo dél ayuntamiento, de un colegio de religiosas y de puesto de la guardia civil. El pueblo fue patria del general Mendiry.
ARTE. El principal monumento de esta villa es la parroquia de Santa María, edificio neoclásico que se construyó entre 1.805 y 1.821 por el arquitecto Pedro Nolasco Ventura. Presenta una nave de grandes dimensiones, dividida en cinco tramos por columnas jónicas de orden gigante y cubierta por bóvedas de medio cañón, alternativamente con lunetos entre fajones doblados. Sigue un crucero con brazos poco resaltados, en cuyas esquinas hay columnas que aportan una gran cúpula con tambor, y por último una profunda cabecera recta cubierta asimismo por dos tramos de bóvedas de medio cañón, marcadas por arcos fajones. Sus muros exteriores forman un bloque compacto de sillerías, en el que sólo se abren a gran altura las ventanas termas. Las torres se integran en el tramo de los pies, delante del cual se localiza el pórtico que en 1928 construyó Tomás Iñigo. En el presbiterio se reaprovecha el antiguo retablo mayor romanista, que en 1592 contrató el escultor estellés Bernabé Imberto. Es un conjunto de traza manierista, en el que se suceden un alto sotobanco, un banco y dos cuerpos de tres calles y dos entrecalles con columnas jónicas y compuestas; resaltan es la calle central por un vano paladiano; lo remata un complejo ático, en el que se intercalan tableros y pináculos. Esta estructura sirve de soporte a un elevado número de relieves y tallas, con figuras de potentes anatomías y amplios mantos derivadas del romanticismo de Anchieta. Destacan las escenas de tema mariano y especialmente los bultos de la Virgen sedente con el Niño y la Asunción, que presiden el retablo desde la calle mayor. De la policromía de este se encargaron los pintores de Pamplona y Estella Pedro Chaver y Diego de Olite. El retablo lo encuadran dos hileras de la sillería romanista que talló en 1597 Pedro Imberto, siguiendo trazas de Anchieta; sobresale por las figuras de santos, de porte miguelangelesco, que aparecen en sus respaldos. Otras sillas se conservan en la sacristía y el facistol en el coro. También enriquecen el templo los retablos platerescos de Santa Catalina y San Jorge, realizados en 1557 con la intervención del estellés Pedro de Troas y los maestros franceses, vecinos de Logroño, Felipe de Borgoña y Juan Mordán. Tanto los relieves como la escultura de bulto redondo son característicos del expresivismo de finales del siglo XVI, en relación con los maestros riojanos que trabajaban en Lapoblación, pero con avances hacia el romanismo. En el retablo de San Jorge destacan las figuras de Santa Catalina y las de las Santas Nunilo y Alodia. En el coro existe un rico órgano rococó. En las dependencias parroquiales se guardan diversas esculturas; destacan una talla de la Virgen sedante con el Niño de comienzos del siglo XIV, retocada, y un Crucificado romanista.
En las inmediaciones de la parroquia se localiza la ermita del Cristo de las Aguas, de posible origen medieval, aunque en la actualidad presenta una fábrica barroca del siglo XVII. Tiene planta de cruz latina con dos amplias capillas rectangulares por debajo del crucero y está cubierta por bóvedas de medio cañón con lunetos y fajones, salvo el tramo central del crucero que recibe una cúpula de media naranja sobre pechinas. Sus muros son de mampostería y ladrillo; en el lado de la Epístola se adosa un pórtico con dos arcos rebajados, que montan en un grueso pilar poligonal. El interior de la iglesia está presidido desde el retablo barroco del presbiterio por el Cristo de las Aguas, Crucificado de siglo XIII, gótico pero con resabios románicos. En el templo se encuentran también los retablos barrocos de San Antón, San Juan Bautista y la Virgen del Pilar.
Han desaparecido las ermitas de Santiago, San Sebastián, San Cristobal y San Pedro.
ARQUITECTURA CIVIL. En su arquitectura civil abundan las mansiones de los siglos XVI y XVII con escudos; destaca en especial el Ayuntamiento, edificio renacentista construido en sillar y mampostería, con un pórtico de cinco arcos rebajados, sobre el que se e van dos cuerpos y un ático. Preside el conjunto un escudo con las armas de la villa con cartela de cueros retorcidos y encuadre arquitectónico, rematado en frontón recto, en el que aparece el año 1575, más los bustos de Aníbal y Escipión, héroes de Antigüedad. En la calle de San Sebasbastián se encuentra el palacio de Cabo de Armería o Casa del Mayorazgo, que fundó en 1592 don Martín López Royo, arcipreste de la Solana y beneficiario de Allo. Forma un gran bloque de sillería con fachada a la calle, presidida por amplio portalón de medio punto, y otra al jardín en forma de U, gracias a dos torreones cúbicos de gran altura, entre los que discurre una doble galería con arcos sobre pilares y columnas. Cerca de este edificio se emplaza un humilladero de finales del siglo XVI en forma de templete, que cobijó un crucero romanista de piedra, guardado en la Casa de Mayorazgo.
ÓRGANO. Cuenta con un ejemplar rococó. Este estilo, que afecta sobre todo a los aspectos decorativos, muy presente en las cajas de los órganos. De esta época (segunda mitad del siglo XVIII) quedan muchos, y son los de fachadas más llamativas y fastuosas. Aunque se cambió la estructura del órgano, se mantuvo la caja.
PALACIO. El primitivo palacio de la localidad era de una antigüedad notable. Su exención de cuarteles le fue otorgada el año 1475 a Martín de Allo, escudero que sirvió a las órdenes del mariscal Pedro de Navarra. El mismo dueño, u otro del mismo nombre, aparece entre los remisionados de cuarteles en el rolde del tesorero en 1513. Otro palaciano, Juan de Allo, percibía desde 1564 una merced de acostamiento de 12.000 maravedís. Francisco Barragán solicitó rebate de cuarteles en 1639, alegando que el palacio era de cabo de armería. En 1753 fue llamado a cortes, como poseedor de la casa, Francisco Antonio de Torres Arizala y Acedo. Según el Libro de Armería, en el siglo XVI el escudo era de gules con cinco castillos de oro.
Aparte de este palacio, existe todavía en Allo otra casa palaciana, conocida popularmente como «la casa del Mayorazgo». La mandó construir don Miguel López, abad de Dicastillo y arcipreste de la Solana, que fue administrador de los duques de Alba en los últimos años del siglo XVI. En 1592 fundó un mayorazgo, vinculando en todos sus bienes y hacienda.