Echarren de Guirguillano
Zona no vascófona.
Limita al N con Arguiñáriz, al S con Guirguiñano, al E con Puente la Reina y al O con Muzqui.
HISTORIA. Los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén y el monasterio de Iranzu poseyeron heredades en su término desde el siglo XIII; también las tuvo el magnate Gil de Vidaurre, a quien le fueron confiscadas por la Corona tras la guerra civil de 1276..
Los vecinos de Echarren eran quienes elegían al justicia ordinario. Pertenecía el pueblo al valle de Mañeru. En 1847 Echarren tenía cárcel y escuela, su maestro recibía 70 robos de trigo por serlo y ocho ducados por hacer además de sacristán. El cercano pinar de Orondáin era del marqués de Elío en aquel momento. Con la reforma administrativa de la primera mitad del siglo XIX se incluyó en el ayuntamiento que luego se tituló de Guirguillano.
PALACIO. El palacio de este lugar consta como de cabo de armería en la nómina oficial del Reino. Forma un bloque rectangular con fachada de Sillarejo ceñida por dos torres cilíndricas. Ya en 1513, su poseedor Martín de Azcona aparece entre los caballeros remisionados de cuarteles, en el rolde del tesorero Mosén Luis Sánchez. El año 1716 llevó pleito don Manuel de Azcona y Echarren, como tutor y tío de don Esteban Francisco de Azcona, por el rebate de los bienes agregados al palacio. El escudo de armas de este solar, cinco panelas puestas en sotuer, puede verse todavía en la capilla propia que poseía en la iglesia. El palacio conserva aún su recia fisonomía guerrera, con elementos defensivos característicos del siglo XIV.
En el extremo del pueblo y en posición elevada se sitúa la parroquia de San Román, construida en estilo protogótico a finales del siglo XII, quedó profundamente alterada en 1603, cuando el cantero Juan de Urbieta la amplió con una cabecera trapezoidal. Al edificio medieval corresponde el espacio interior con la nave rectangular a la que se adosan dos capillas, la del lado del Evangelio con cabecera semicircular; asimismo se mantiene sobre el tramo del coro una bóveda de cañón apuntado con su correspondiente fajón y ménsulas decoradas con modillones de rollo. El resto de la iglesia se cubre con bóveda gótico-renacentista cuyos nervios apoyan en ménsulas cilíndricas con bolas de estilo Reyes Católicos, todo ello realizado en la reforma de comienzos del siglo XVII. Al mismo tiempo se construyó la capilla de patronato perteneciente a los Echarren, señores del palacio, abierta a la cabeza por el lado del Evangelio y cubierta con una bóveda de terceletes. En el exterior también se observan las dos fases constructivas, manteniéndose de época medieval los muros laterales con sus contrafuertes, que sin embargo fueron recrecidos en el siglo XVII al construirse la nueva.
Pieza importante es el retablo mayor, obra de Juan III Imberto, quien lo realizó en 1618 todavía dentro del estilo romanista, visible tanto en la traza de tipo arquitectónico como en la fuerza de los relieves y bultos, no obstante ciertos rasgos realistas, en particular reflejados en el rostro del titular, San Román, anuncian ya lo barroco. Con el mismo taller de los Imberto se relaciona un Crucificado de comienzos del siglo XVII, de hermosa cabeza y tratamiento del cuerpo de tipo romano.