Cáseda
Zona no vascófona.
Limita al N con Aibar, al E con Sangüesa y Peña, al S con Carcastillo y al O con Gallipienzo y Sada de Sangüesa.
lato sensu
Su término se extiende desde el Aragón, en su tramo de la Tierra de Sangüesa, hasta las cercanías del tramo de ese río en la Ribera. Pueden distinguirse en él las siguientes unidades geomorfológicas: el piedemonte de la Val de Aibar-Tierra de Sangüesa (370-400 m), con sus dos niveles de terrazas fluvio-glaciares y de glacis de erosión; la sierra de la Peña, (aquí, San Pedro, 892 m) con su frente abrupto septentrional modelado en forma de talud en los afloramientos margoso-areniscosos del Stampiense (Oligoceno) y de cornisa en las areniscas y conglomerados oligo-miocénicos, los cuales buzan hacia el S, formando el reverso suave de la cresta montañosa; y finalmente el piedemonte meridional, modelado en forma de glacis sobre los sedimentos arcillosos miocénicos, que alternan con algunos bancos de areniscas (Pinar de Cáseda, 592 m).
Clima
El clima es de tipo mediterráneo-continental subárido. Los valores anuales medios más destacados son: 12°-14°C de temperatura, 500-800 m de precipitación, caída en 80-100 días, 725-750 mm de evapotranspiración potencial, todo ello en función de la altitud y latitud. Los inviernos son fríos y lluviosos, los veranos cálidos y secos, las oscilaciones térmicas bastante fuertes.
Flora
La superficie ocupada por los bosques sólo supone el 4,9% de la total y está, sobre todo, formada por pinares de pino carrasco espontáneos y de repoblación y algunas pequeñas manchas de encinares y robledales bastante degradados.
Heráldica municipal
Trae de gules y un yelmo empenachado con dos estrellas de oro de ocho puntas a ambos lados, surmontado de un castillo de oro de tres almenas. En la central ondea una bandera desplegada. Por timbre un yelmo empenachado.
Casa Consistorial
La primera Casa Consistorial de la que se tienen noticias se remonta a 1783. Estaba situada en la Plaza del Mercado, junto a la iglesia. Fue construida por el maestro de obras de Cáseda, Antonio Navarro, ampliando la ya existente, "estrecha y reducida", y comprando la casa contigua que habitaba Lino Ibero. Estaba sustentada sobre pilares y arcos y sus bajos se utilizaban para mercado. La segunda Casa Consistorial se construyó en la misma plaza, frente a la anterior, y se ha mantenido hasta 1985; en este año se inició la construcción de la actual, sobre el mismo solar. En las dos plantas del edificio se ubican el salón de sesiones, los despachos de Alcalde y Secretario, salas para reuniones y espacios para Policía Municipal, Juzgado de Paz, etc. En otras dependencias del edificio se ha establecido el consultorio médico. La Casa Consistorial fue inaugurada el 5 de febrero de 1987. El Ayuntamiento está regido por alcalde y ocho concejales.
Historia
Su término estuvo inscrito durante la Edad Media en el valle de Aibar. El rey Alfonso I el Batallador otorgó a sus pobladores los fueros de Daroca y Soria (1129). La villa configuró en el siglo XII una «tenencia» de la frontera con Aragón y estuvo a cargo de importantes magnates como Jimeno de Aibar (1157) y García de Almoravid (1237). Los vecinos debían a la Corona un censo anual de 6.485 sueldos por el disfrute del molino, los sotos, montes y otros términos comunes. Carlos III asignó (1413) estas rentas a su hijo natural Godofre. Luego las percibió Fernando Alvarado hasta que Juan II, en atención a los servicios prestados en las guerras civiles, dispensó (1468) a la población de dicho censo y de la alcabala del vino, la hizo buena villa con asiento en las Cortes del reino, acogida al fuero de Daroca, la dotó de alcalde propio anual, le concedió el mercado semanal de los miércoles, y declaró a sus vecinos libres y fran¬cos.
El pueblo renunció al patronato de su iglesia a favor de Teobaldo II (1263) y el rey Felipe II (V de Francia) el Largo lo cedió a la catedral de Pamplona (1320), cuyo obispo adjudicó las rentas de dicha iglesia a la hospitalería del cabildo (1324).
En 1800 contaba con un molino harinero de dos piedras. En el campo se cultivaban legumbres, lino y cáñamo, algunos olivares, viñedo, trigo, cebada, avena, centeno y maíz. En los pastos había unas 10.000 cabezas de ganado lanar y cabrío, 7.000 de vecinos de la villa; además se mantenían 1.000 cabezas de ganado vacuno, caballar y mutar en dos sotos junto al río. Contaba además con canteras de yeso y una fuente de aguas minerales.
En 1850 las escuelas eran ya dos, una para 90 niños, con una dotación de 4.000 reales al año, y otra de niñas, a la que asistían 80 y cuya maestra recibía 120 robos de trigo anuales. La villa conservaba dos dehesas; los molinos eran ya dos y tenía una fábrica de aguardientes y otras de mantas y alforjas.
El hospital de Cáseda se encomendó en 1722 a las Cofradías de la Santa Vera Cruz y Nuestra Señora. Un nuevo Hospital-Escuela fue inaugurado en 1921. Por razones higiénicas, se construyó un nuevo edificio destinado exclusivamente a Hospital, el cual quedó al cargo de las Religiosas Hijas de la Cruz.
Castillo
En época medieval hubo un castillo dominando la villa, que formaba parte del sistema defensivo navarro frente a posibles ataques aragoneses. En 1265 estaba a cargo de él Pedro Martínez de Subiza, y once años después, Fernando Gil de Sarasa, que prestó homenaje de fidelidad a la reina Juana. En 1280 aparece como alcaide el señor de Luxa, que percibía una retenencia de 30 libras y 50 cahíces de trigo. Se hacían obras en la puerta del recinto en 1291; se terminaron tres años más tarde.
En 1328 era alcaide Esteban de Cornailles, con 8 libras y 40 cahíces de asignación. Carlos II nombró en 1351 a Juan Martínez de Necuesa o de Reta, que fue herido en cierta ocasión por tres vecinos del pueblo. En 1362, siendo alcaide Iñigo de Vidaurreta, se puso guarnición reforzada, para prevenir posibles ataques, y se mandó reparar el aljibe del castillo.
Otros alcaides de esta época fueron Pedro Sarría, nombrado en 1365, Fernando de Iciz, en 1373, Guillén Arnaut de Saut, en 1378. Carlos III, por su parte, nombró de nuevo en 1387 a Pedro Sarría, que estuvo apenas un año, sucediéndole Martín de Larramendi, tras el cual vino Peirot de Muxidán en 1390. La retenencia era ya sólo de 4 libras v 20 cahíces. En 1400 se hacía cargo de la guarda Raúl de Panisaut y poco después, previo informe del mazonero Martín Pérez, se repararon el muro y la fortaleza, concediendo el rey una remisión de 300 libras con esa finalidad. El castillo volvió a necesitar reparación en 1418, concediendo el rey nueva re¬misión en los cuarteles que pagaba la villa. Seguían los trabajos en el invierno de 1423.
De 1426 a 1430 figura como alcaide Martín de Alzate. En 1431, el castillo, a pesar de las reparaciones hechas, estaba caído y no tenía falsa puerta ni poterna de socorro. Juan I lo encomendó a Martín Martínez de Cáseda, alcalde de la villa, con obligación de repararlo y ponerlo en condiciones de defensa. En 1450 pasó a desempeñar la guarda García Gordillo, criado del rey, que la tuvo durante diez años, gastando grandes sumas en obras de fortificación. En 1462, por gracia real, recibió el castillo y censos de Cáseda Lope de Ve¬ga, pasando después a Fernando de Alvarado. Según unas cuentas de 1487, consta que «fue derribado tiempo ha».
Iglesia de Santa María
Edificio gótico tardío (siglo XVI) realizado en piedra en el lugar de otro más antiguo; tiene planta de cruz latina, con nave de dos tramos, crucero, transepto y cabecera poligonal, cubriéndose con bóveda de crucería estrellada con claves. La licencia para su construcción fue concedida en 1532; las obras se iniciaron al año siguiente con el maestro Miguel de Iriarte. Las obras se prolongaron durante cuarenta años con intervención de diversos maestros.
Para acceder a su interior hay dos entradas, una en los pies con portadas gótica-renacentista, y otra en el lado de la epístola con portada de estilo renacimiento en forma de arco triunfal, ornada con figuras en relieve tanto en el tímpano -en donde se representa a la Virgen con el Niño entronizada, acompañada por San Juan Evangelista y Santiago el mayor, más una pareja de ángeles músicos y otra que le colocan la corona de reina-, como en el friso con cabezas de angelitos y en las enjutas con los bustos de los apóstoles Pedro y Pablo.
En su interior destaca el retablo mayor, obra romanista debida al escultor Juan de Anchieta quien lo llevó a cabo entre los años 1576 y 1581 en madera de nogal, siendo tasado en 4.200 ducados. Su policromía actual no es la primitiva sino la que realizó Juan Martín de Andrés, pintor y dorador de Pamplona, a petición de los vecinos de Cáseda en 1770. Consta de banco, cinco calles de tres pisos y ático y su traza arquitectónica recuerda a la del retablo de Santa María de Tafalla, obra del mismo maestro. Presenta a la Virgen con el Niño, la Asunción y la Coronación, rodeadas de diversas escenas evangélicas y Santos.
De la misma época y estilo (ca 1579) son los dos púlpitos situados uno a cada lado de la nave, cerca del presbiterio, decorados con relieves de los apóstoles Pedro y Pablo, los evangelistas y los padres de la Iglesia Latina. Un poco posteriores en su realización (ca 1600) son los retablos de San Miguel Arcángel venciendo a los ángeles rebeldes y de Santa Catalina de Alejandría, de idéntica traza arquitectónica, proyectados luego al lugar que ocupan en los lados del presbiterio. Los lienzos titulares se complementan con otros menores en sus correspondientes áticos con el Ecce Homo y el Entierro de Santa Catalina, respectivamente. Además de los retablos dedicados a la Virgen del Rosario y al Calvario, del siglo XVIII (ca 1773-1774), situados en los lados del evangelio y epístola, destaca por su interés el Crucificado gótico (siglo XIV), tallado en madera, sobre cruz arbórea, que procede de una ermita desaparecida situada en las inmediaciones. El coro alto sobre arco rebajado que ocupa el tramo de los pies, al igual que la torre campanario, pertenecen al siglo XVI.
El órgano, que fue construido por el logroñés Manuel San Juan en 1786, tiene interés histórico, a pesar de la reforma sufrida en 1862 por el burgalés Hermenegildo Gómez. La caja es bella, de estilo Rococó.
Hay en la villa cuatro puentes de piedra. Uno sobre el barranco San Blas, otro sobre el barranco la Fuente y otro el del Estolador sobre el sobradero de la central eléctrica. El puente principal es el del Aragón, de nueve ojos (Cáseda, puente*).
El calvario tiene el ábside románico restaurado.
Órgano
Cuenta con un ejemplar rococó. Este estilo, que afecta sobre todo a los aspectos decorativos, está muy presente en las cajas de los órganos. De esta época (segunda mitad del siglo XVIII) quedan muchos, y son los de fachadas más llamativas y fastuosas.
Mantuvo la fachada original y parte de la tubería primitiva, a pesar de la reforma de 1862 por H. Gómez.
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