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ME CASÉ ¡POR FIN!
Me enteré que estaba viuda mi casera,
de sus rentas que vivía y a placer.
Y a pesar de sus 60 primaveras,
hice el burro más de un año
y con ella me casé.
Me casé, me casé ¡Por fin!
Vaya hueso que me tocó,
no me da ni para beber
y en mi casa no hay criada
y yo tengo que barrer.
Hoy no tengo pa tabaco, yo no fumo,
tengo miedo que se enoje mi mujer.
Achicoria sin azúcar desayuno
y cenamos por la noche lo
que sobra de comer.
Me casé, me casé ¡Por fin!
Vaya hueso que me tocó,
no me da ni para beber
y en mi casa no hay criada
y yo tengo que barrer.
Soy la víctima inocente de este cuento,
mis costillas por placer pagan tormento.
Y una nueva economía del hogar
ella cose, lava y plancha y yo
tengo que fregar.
Me casé, me casé ¡Por fin!...
Felipe Villarreal cuando era joven vendía y repartía pan por los pueblos de la Burunda (Urdiain, Iturmendi, Bakaiku, Ziordi,...) y conocía a mucha gente. Esta canción la aprendió en fiestas de Bakaikoa a comienzos de los años 50 a uno de Mañeru “que cantaba muy bien y tocaba la guitarra”. En Bakaikoa había mucha afición a cantar. Felipe recuerda por ejemplo al “estupendo duo que hacían Estanis Zelaia y Eleuterio”. Felipe difundió rápidamente esta canción por Alsasua pues es muy pegadiza y “se presta muy bien para hacer voces”.