Huarte
Zona mixta.
Limita al N con Ezcabarte y Esteríbar, al E y S con Egués y al O con Burlada y Villava.
Las margas de Pamplona (Biarritziense, Eoceno Medio), rocas fácilmente erosionables que ocupan la mayoría del territorio, se corresponden con relieves sumamente ondulados; en buena parte están recubiertas por los aluviones cuaternarios de las terrazas del río Arga, que dan lugar a superficies llanas. Al N, una estrecha banda de areniscas (Biarritziense) más resistente a la erosión, ha sido modelada en forma de cresta (Miravalles 597 m).
Clima
El clima es de tipo submediterráneo, como reflejan los siguientes datos medios anuales: 1.000-1.200 mm de precipitación en 100-120 días, 12º-13º de temperatura, alrededor de 2 meses de aridez estival y unos 650-700 mm de evapotranspiración potencial.
Flora
La superficie forestal está formada por robles submediterráneos y Pinos de repoblación (11,7 Ha de laricio de Austria) sobre la cresta de Miravalles, así como por unas cuantas Ha de chopos, también de repoblación, en los sotos del Arga.
Heráldica municipal
Trae plata y un grifo rampante de gules. Bordura de losanges de plata y azur. Por timbre una corona abierta.
Casa Consistorial
Está situada en la plaza de San Juan, junto a la iglesia parroquial y al frontón. Es un edificio funcional diseñado en chaflán, en cuya fachada destaca el escudo de armas de la localidad. Se eleva en cinco plantas y fue construida en 1978. El Ayuntamiento está regido por alcalde y diez concejales.
Historia
Fue en el siglo XI centro de uno de los distritos o «tenencias» del reino. El monarca García Ramírez dio la villa y su castillo a la catedral de Pamplona (1135), pero el obispo Remiro los devolvió a Sancho VII el Fuerte (1223). En el siglo XV todos los vecinos eran ya hidalgos y no estaban sujetos, por tanto, a ninguna carga señorial. El antiguo «monasterio» de San Esteban perteneció desde comienzos del siglo XI a la abadía de Leire, por donación del rey Sancho el Mayor. La iglesia de San Juan perteneció siempre a la mitra pamplonesa, la cual recibió además por donación privada (1100) la iglesia de Santa Eugenia. El conde Sancho Sánchez dio una heredad en el lugar a la abadía de Santa Fe de Conques (1101-1104). También Santa María de Roncesvalles poseyó bienes en el término desde finales del siglo XIII.
Tras la incorporación de Navarra a la corona de Castilla continuó como lugar de realengo, para llegar a convertirse en 1665 en buena villa, con asiento en Cortes, a cambio de 16.000 reales que dio al rey para la guerra. En 1771 la Cofradía del Santo Rosario poseía una casa para dar cobijo a viudas pobres. A comienzos del siglo XIX la gobernaba un alcalde, nombrado por el virrey a propuesta de la villa, en tanto que los regidores se designaban por insaculación. El alcalde tenía la jurisdic¬ción civil y criminal.
Mediado el siglo tenía dos escuelas; la de niños frecuentada por 80 y la de niñas frecuentada por 40, y ambas dotadas con fondos públicos y de una fundación pía. Acudían también a estas escuelas los niños de Olaz y Gorraiz, que contribuían 12 y 7 robos de trigo. Contaba con canteras de piedra, caminos a Aoiz y a Francia y tres molinos harineros.
La ermita de San Miguel, que había en la cima del monte llamado por eso de San Miguel de Miravalles, sirvió de fuerte durante la guerra de Independencia (1808-1813) y exportaba a Pamplona; un hospital sostenido por el ayuntamiento, una fundación piadosa instituida por José María Lejalde, con capital de 5000 pesetas, en beneficio de la instrucción pública.
Castillo
Fue cedido por el rey García Ramírez junto con la villa al obispo Sancho y al cabildo de Pamplona por 412 morabetinos; cesión confirmada en 1150 por Sancho el Sabio. El año 1175 se refugió entre sus muros el obispo Pedro de París con sus gentes, en la guerra contra Castilla, tras la toma del castillo de Leguín y su fallido intento de socorro. Más tarde, en 1223, el obispo Remigio puso pueblo y castillo a merced de Sancho el Fuerte, por los muchos servicios hechos por el rey a la iglesia de Pamplona, quedando incorporados al patrimonio real.
Urbanismo
La villa se reparte a ambas orillas de un meandro que describe el río Arga. Su urbanismo, antiguo, se ordena en dos calles principales convergentes con un casco integra do principalmente por casonas blasonadas de los siglos XVII y XVIII y algunos restos de construcciones góticas. Cuenta con cuatro puentes entre los que destacan sobre el Arga los de Ugarraldea, El Calvario y Dorraburu, y en su jurisdicción se encontraban las ermitas de San Miguel de Miravalles y la Escuela de Cristo.
Parroquia de San Juan Evangelista
Desaparecida la iglesia de San Esteban, su titulación se fundió con la de San Juan Evangelista, cuando esta parroquia del Gótico vascongado se amplió y reformó en el último tercio del siglo XVIII. El templo resultante es un edificio barroco con el característico juego de volúmenes en el exterior y un interior espacioso y unitario, con planta de cruz latina, capilla mayor recta y capillas laterales. Sobre un entablamento clasicista con triglifos y metopas se alzan las cubiertas que son de lunetos en la nave y las capillas mayor y colaterales, y por medio de cúpula sobre pechinas en el crucero y en una capilla del Lado del Evangelio. El campanario de amplia base y linterna octogonal moderna y un pórtico en forma de U y con cerco de ladrillo en los arcos completan el conjunto parroquial.
El retablo mayor, muy alterado en su segundo cuerpo, privado de tablas originales y mixtificado con tallas procedentes del antiguo retablo de San Esteban, mantiene aún su traza protorrenacentista, un banco con hornacinas de concha donde se alojan los Evangelistas, el segundo cuerpo con las tablas pintadas de la Anunciación, Nacimiento, Adoración de los Magos y la Presentación en el templo, el ático con un Crucificado, centrado por las tablas de la Caída de Cristo y Descendimiento y las imágenes de la Virgen y San Juan y el guardapolvos, plagado como el banco de una plástica decoración plateresca a base de grutescos.
Fue su autor Juan de Bustamante, pintor de Estella aunque avecindado en Pamplona, quien hacia 1535 se comprometió a hacer un retablo de pintura y escultura que, una vez entregado, fue tasado en algo más de 800 ducados, de los que 511 correspondieron, según estimación de Miguel de Baquedano y Miguel Tomás de Carcastillo, a la labor de pincel. En sus escenas demuestra, al igual que en las de Cizur Mayor de 1538, la utilización de grabados nórdicos e italianos, como en la del Descendimiento, que reproduce una estampa de Marcantonio Raimondi según modelos de Rafael, aunque más simplificada, en tono patético y con un fuerte colorido.
Adornan las capillas de esta iglesia parroquial varios retablos barrocos del siglo XVIII con columnas salomónicas y profusa ornamentación vegetal como el del Cristo crucificado, que se aloja en un enmarque trebolado en el Lado de la Epístola, y los del Corazón de Jesús y la Sagrada Familia, éste último de tipo escenario, en el Lado del Evangelio, junto a otros dos más modernos que sirven de colaterales.
No obstante, la verdadera joya de Huarte es una imagen de Santa María la Blanca que se encuentra sobre una peana en el Lado de la Epístola del presbiterio. Se trata de una pequeña escultura en mármol blanco con la Virgen erguida que fue hecha en talleres parisinos y donada a la parroquia en 1349 por el mercader de Pamplona, natural de la villa, Martín de Huarte, según lo acredita una inscripción de la peana. Es una imagen gótica de silueta alabeada que lleva velo, corona, ropaje de finos pliegues y restos de policromía, y vara florida a modo de cetro, en tanto que el Niño sostiene el globo del mundo.