Goñi (concejo)
Zona mixta.
Emplazado al norte del municipio homónimo, al noroeste de Aizpún, capital del mismo, en la Sierra de Andía y junto al monte Txargein (971 m), cerca del nacimiento del barranco de Artazu.
En su término se localiza una parte del sector dolménico de Andía, concretamente el dolmen Trekua Goñi. Desde el lugar se accede además al dolmen de Peña Blanca en el raso cercano a los pastizales de Andía. Antiguo lugar de señorío realengo cuya pecha anual se liquidaba en 1280 junto con la Urdánoz y Aizpún por un importe total de 630 sueldos. Juan II lo dio en señorío perpetuo (1462) a Juan de Bearin.En 1514 sus pechas pertenecían a Oger de Medrano y María Ana de Bearin, su mujer. En 1543, juntamente con Aizpún y Urdánoz, redimió las pechas que pagaban a Catalina Medrano y sus hijas, como sucesoras de Juan de Bearin, quienes recibieron por ello 700 ducados.
El lugar es cuna de la leyenda de Teodosio de Goñi, recogida en versión literaria o crítica por diversos autores.
PALACIO. El palacio de este lugar aparece como de cabo de armería en la nómina oficial del Reino. En realidad, eran dos palacios: el viejo o Jaureguizarra, y el nuevo o Larrainagusi, más conocido como palacio de San Miguel.
El linaje era muy antiguo, en el siglo XIII, García Martínez de Goñi, dueño del palacio, casó con María de Guevara. En el rolde de remisionados del año 1513 aparece ya Johan de Goñi, que lo poseía por entonces. Parece que fue a éste al que se otorgó en 1517 la merced de erigir el palacio nuevo o de San Miguel. Su hijo Sebastián de Goñi recibió en 1534 una merced de acostamiento de 10.000 maravedís, en atención a los servicios de su padre al rey. De él pasó a Martín de Goñi, y en 1568 a su hermano Sebastián. Él año 1669 solicitó rebate de cuarteles por uno de los dos palacios Juan de Albéniz, alegando que era de cabo de armería «y de los del numero de Navarra». En 1723 consta como poseedor Miguel de Albéniz. En 1802 pertenecía uno de los palacios a los ascendientes del duque de Granada, y tanto el viejo como el de San Miguel se hallaban ya arruinados.
El Libro de Armería recoge como armas del palacio viejo un escudo de oro con una cruz de gules cargada de cinco panelas de oro. Según el libro del P. Burgui sobre la leyenda de San Miguel, el escudo del palacio de la aparición del arcángel era: la cruz, el dragón y la argolla con cadena rota y tres ruedas de molino con una cruz pequeña en medio de cada una.
Parroquia de San Ciriaco. La vieja Parroquia de San Ciriaco destaca por su emplazamiento en alto y por su severo aspecto de fortaleza. A pesar de su abandono, aún permanece en pie la fábrica construida entre los años finales del siglo XII y los inicios del XIII según modelos románicos tardíos. Presenta una nave rectangular con dos tramos medievales y otro, el del coro, añadido posteriormente que culmina en un ábside semicircular; a la altura del crucero se abren dos pequeñas capillas. Sobre la nave románica se extiende una bóveda de medio cañón apuntado sobre arcos fajones que descansan en pilastras, mientras que la capilla mayor se cubre con una bóveda de horno. Al exterior sorprende la gran altura de la nave y del gran semicírculo absidal, lo cual, unido a la macicez de los muros salpicados por saeteras, inciden en el papel defensivo del templo, en clara relación con el de Azanza. El ajuar más valioso de esta iglesia se custodia en la Parroquia de San Antonio, construida en sustitución de la otra en 1935 por el arquitecto Javier Esparza de San Julián. Pieza importante es la cruz parroquial de plata, obra documentada del platero Gabriel de Ochoa, quien la realizó a comienzos del siglo XVII. Su traza bajorrenacentista une una vistosa decoración manierista de ces, cartelas, espejos y costillas a una completa iconografía con los Evangelistas y Padres de la Iglesia presididos por la hermosa figura del Crucificado y el delicado tondo de la Virgen con el Niño. Al mismo momento, comienzos del siglo XVII, corresponde una casulla y capa pluvial roja, bordadas con motivos «a candelieri» y bellas cartelas de cueros retorcidos, en un brillante colorido de rojos y oros.
Ermitas. La Ermita de San Miguel, aunque es de tipo popular, merece reseñarse por su relación con la leyenda de Teodosio de Goñi. Conserva en la entrada un escudo del siglo XVI con una cruz y cinco panelas además de la inscripción GONI.
Su parroquia pertenece al arciprestazgo de Olza, obispado de Pamplona.Cuenta con las ermitas de San Miguel, Santa Ouiteria y Santa Magdalena, la primera de ellas célebre por creerse que el santo arcángel se dejó ver en aquel sitio a Teodosio de Goñi, personaje histórico originario de su casa solar y nativa, caballero al que dio celebridad el hecho de haberle libertado de su penitencia el Arcángel San Miguel, rompiéndose las cadenas que Teodosio arrastró siete años consecutivos cumpliendo así la pena impuesta por el Pontífice a Teodosio. No por tópica es menos interesante la descripción del célebre novelista Navarro Villoslada: en «Amaya o los vascos del siglo VIII».
Arquitectura civil: Lo más antiguo, quizás de época medieval, es una construcción de forma cúbica cuyos muros aún mantienen una ventana gótica de dobles arcos levemente apuntados y motivos de ruedas y arcos en la enjutas. Ahora bien, son características del pueblo las viviendas que siguen una tipología propia del siglo XVI, con grandes portalones de medio punto en la entrada, enriquecidos en ocasiones por bolas Reyes Católicos en la rosca del arco. También son de este momento las ventanas de doble arquillo conopial que conservan algunas casas. Posteriores, del siglo XVII, son una serie de aleros decorados por ménsulas talladas que coronan varias casas. Por su carácter excepcional hay que mencionar las puertas de una casa en las que se disponen herrajes medievales y que pertenecían a la parroquia de San Ciriaco.