Zona no vascófona.

Aldea del municipio de Etayo y lugar de la Valdega histórica, Merindad de Estella. En su término se han identificado asentamientos arqueológicos de diversas épocas: Encima del Fresno I y II, Los Graneros, Los Roble, Muga de Etayo I y II, Muga de Sorlada, Barranco de la Peña del Cuarto, San Pabiles, Peña del Cuarto. Se han hallado también piezas sueltas de sílex, hachas pulimentadas, cazoletas rupestres y cerámicas en los términos de la Tejería y El Cruce, así como una moneda romana.
Perteneció al valle del Ega hasta la disgregación de éste como unidad administrativa y la incorporación de Learza al municipio de Etayo. En 1847 los niños iban a la escuela del mismo Etayo; sólo contaba con caminos locales y un valijero del valle llevaba y traía el correo desde Estella. Aparte de cosechar trigo, cebada, centeno y legumbres, mantenía el ganado necesario para el cultivo de las tierras, y algunos cerdos que criaban los colonos. Los pastos los arrendaba el señor marqués de Vesolla, dueño del lugar y su término. Hacia 1920 pertenecía al vizconde de Valderro.  

Iglesia de San Andrés. La granja de Learza la preside la iglesia de San Andrés, fábrica plantada en estilo románico con nave única, incipiente crucero y cabecera semicircular pero con alzados protogóticos y cubiertas de cañón apuntado. A los pies se levantó en el siglo XVI el coro, mientras que la sacristía barroca se adosó en el tramo del crucero de la epístola. Al exterior, son visibles los muros de sillar jalonados por contrafuertes en la nave y por columnas con capiteles labrados en la cabecera. La portada actual data del siglo XVIII y se localiza en el muro del Evangelio, en tanto que la medieval está en el tramo inmediato a los pies. Preside el templo un retablo de tamaño mediano, labrado hacia 1600 por Juan de Troas, que consta de banco y tres cuerpos en los que alojan esculturas y relieves de estilo romanista, con policromía del pintor Francisco Martínez de Nájera. La titular del retablo de la Magdalena es una talla de setilo academicista de estilizadas proporciones, al igual que el San Juan Bautista, venerándose ambas en dos colaterales de fines del siglo XVIII.