ARCHIVO del patrimonio inmaterial de NAVARRA

Mañeru

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  • Denominación oficial:
    Mañeru
  • Tipo de localidad:
    Municipio simple
  • Censo:
    419 (2016)
  • Extensión:
    12.00 km2
  • Altitud:
    450 m
  • Pamplona (distancia):
    28.00 Km


Zona no vascófona.

Limita al N con Guirguillano, al E con Artazu y Puente la Reina, al S con Mendigorría y al O con Cirauqui.

Topográficamente el terreno se inclina de O a E, desde los 756 m que alcanza en la muga con Cirauqui y Guirguillano y los 514, 505 m en la frontera con Cirauqui y Mendigorría, hasta los 330 del Arga; los meandros que describe este río en Campollano y Soto Aldea (este abandonado en este siglo) hacen de límite municipal con Puente la Rei¬na y Mendigorría. Casi la mitad septentrional del término se corresponde con la cobertera detrítica arcillo-areniscosa del Oligo-Mioceno, y el resto con el anticlinal fallado de Tirapu-Añorbe, en el que afloran, en dirección NO-SE, los yesos de Puente la Reina y las arcillas alternantes con areniscas rojas (facies Mués) del Oligoceno Inferior, los yesos de Falces, y las arcillas y margas lacustres de Sangüesa, del Oligoceno Superior. Al E y al S los aluviones del Arga y del río Salado tapizan los materiales citados.

Comunicaciones: Situado en la carretera general N-111 Pamplona-Logroño.

Clima 

El clima es de tipo mediterráneo continental. Los valores metereológicos medios anuales más representativos varían, según el relieve, entre 12º-14ºC de temperatura, 500-80U mm de precipitaciones, caídas en 60-100 días, y 700-725 mm de evapotranspiración potencial.

Flora

La vegetación arbórea se limita -si exceptuamos la cultivada- a las alamedas y pinares de repoblación.

HERÁLDICA MUNICIPAL: Cuartelado: 1º de azur y un castillo de oro. 2º de gules y un lobo pasante de sable sobre rocas en su color natural. 3º de gules con las cadenas de Navarra de oro. 4º de azur y tres palos de oro. Por timbre una corona abierta.

CASA CONSISTORIAL: Se sitúa en la Plaza de los Fueros. Fue construida a fines del siglo XIX elevada en dos cuerpos con cubierta a cuatro vertientes y otras tantas fachadas. La principal está enfoscada, con zócalo, esquineras y recercado de vanos en piedra de sillería. Su arquitectura se integra en la habitual de la zona. En el edificio se incluye dispensario médico, salón de cultura y oficinas bancarias. El Ayuntamiento está regido por alcalde v seis concejales.

HISTORIA: Procede de este lugar una estatua de Mercurio en Bronce de época imperial romana (siglo II), conservada actualmente en la Fundación Arrese de Corella.
Villa de señorío realengo cuya pecha anual redujo Sancho VI el Sabio (1193, enero) a una cantidad global en metálico, 600 sueldos y otros 100 en concepto de cena, es decir las 35 libras que seguía abonando en 1280. Tuvieron heredades en su término el monasterio de Iranzu y el Hospital de San Juan de Jerusalén. Esta Orden, que se comprometió (1290) a no enajenar sus collazos en el lugar si no era al rey, detentaba la iglesia parroquial cuyos racioneros fijó en número de cinco (vecinos de la villa). Más adelante (1351) el obispo de Pamplona cedió a la misma Orden sus cuartas del diezmo. Por la cuantía de la pecha y el número de racioneros para el siglo XIII cabía cifrar la población en un centenar de familias. Separada (1630) del valle de su nombre, la villa compró su asiento en Cortes (1635), pero el privilegio fue anulado once años después.
A finales del siglo XVIII la villa contaba con administración de tabacos: la cosecha de granos apenas alcanzaba para el abasto: el aceite y sobre todo el vino eran los principales productos. La industria de encajes estaba en decadencia.
En 1847 había escuela de niños, a la que asistían 94 y cuyo maestro percibía 4.000 reales, y escuela de niñas, frecuentada por 72 y dotada con 2000; dotaciones que se cubrían en parte por las retribuciones de los alumnos y en parte con fondos del común. La iglesia parroquial contaba con un vicario, de presentación vecinal, y cinco beneficiados, cuya provisión correspondía al rey y al convento de San Juan de Puente la Reina. El lugar lo cruzaba la carretera de Pamplona a Estella.
En la villa había un molino harinero y algunas fábricas de aguardiente.
Mañeru había sufrido y volvería a sufrir los conflictos armados del siglo XIX. De Mañeru desalojó el general Fernández de Córdova a unos cuantos batallones carlistas que trataron de oponerse a la fortificación de Larraga el 16 de octubre de 1835.
En los años veinte del siglo XIX había un molino y trujales, y la producción principal seguía siendo el vino. Su actividad industrial se reducía a la extracción de yeso, de larga tradición.

Destaca la iglesia de San Pedro apóstol, edificio neoclásico realizado a fines del siglo XVIII en el lugar de otro más antiguo (s. XVI-XVII) del que se aprovecharon algunos elementos en la zona de los pies. Se proyectó como edificio de planta de cruz latina muy original, al disponer un gran espacio cuadrado, correspondiente al crucero, que recibe cúpula sobre pechinas, y cuyos brazos poco profundos correspondientes a los lados septentrional y meridional en forma semicircular que reciben bóveda de horno. La cabecera, también semicircular y algo más profunda, se cubre con el mismo sistema de bóveda; a ella se adosa la sacristía por el lado del evangelio. La nave se configura con tres tramos desiguales: el primero que acoge al coro alto, y es aquél sobre el que se sitúa la torre campanario, pertenece a la etapa más antigua del templo y recibe bóveda de aristas. A continuación viene un segundo tramo semicircular con bóveda de horno que enlaza con el tercero y último, que se cubre con bóveda de lunetos. El proyecto de la iglesia nueva ha sido atribuido al arquitecto guipuzcoano Santos Ángel de Ochandátegui en la última década del siglo XVIII.
El acceso se encuentra en el tercer tramo de la nave por el lado de la epístola en la que hay una talla de San Pedro pontífice del siglo XVI.
En su interior destacan varias obras del escultor estellés Bernabé Imberto (1562-1632), en estilo romanista de buena calidad. En ambos transeptos hay sendos retablos de igual arquitectura debidos a Bernabé Imberto. El del lado de la epístola, dedicado a Santa Catalina de Alejandría, consta, como su compañero en el otro lado, de banco, tres calles de dos pisos y ático. En el lado del evangelio su retablo se dedica a la Virgen con el Niño bajo la moderna advocación del rosario. En éste como en el anterior son patentes las influencias de Anchieta. En el ático una imagen de Jesús Niño se acompaña de las de San Lorenzo v San Esteban.
Al mismo taller estellés de los Imberto cabe atribuir la talla de Santa Bárbara, en posición sedente (ca.1600), procedente de la ermita de dicha advocación situada en su término. Y tal vez al propio Bartolomé Imberto se debe el gran Crucificado (flanqueado por dos imágenes modernas de la Virgen y San Juan evangelista}, de serena belleza, ubicado en el sotocoro a los pies del templo.
Tiene un interesante órgano romántico, construido por los Hnos. Roques de Zaragoza en 1892. En 1982 ha sido restaurado por los Hnos. Usabiaga de Hernani. Tiene una tubería de gran calidad, destacando la trompetería y el flautado.
Entre las construcciones civiles pueden mencionarse varias casas blasonadas y alguna palaciana de los siglos XVII y XVIII.
En la ruta mayor del camino jacobeo, a mano izquierda de la carretera y a la entrada del pueblo, hay un crucero de rasgos romanistas. Sobre pedestal poligonal, capitel compuesto y cruz inmaculista.
En el término se encuentra la ermita de Santa Bárbara, sobre el monte, a media hora de camino.

PALACIO El Libro de Armería del Reino, recopilado en el siglo XVI, dice que tenía el mismo escudo de armas que el palacio de Grocin: un rastrillo de plata en campo de gules.

ÓRGANO: Cuenta con un ejemplar de estilo ecléctico. A finales del siglo XIX y comienzos del XX hubo una gran actividad organera en Navarra. Pamplona y los Valles del Baztán y Cinco Villas, influenciados por Francia y Guipzcoa, sustituyeron sus viejos órganos por los nuevos de moda. Las cajas adoptadas para estos instrumentos incluyen elementos dispares y de estilos mezclados (seudogóticos, «románicos», clásicos, etc.). A pesar de todo, algunas de ellas logran una belleza singular, que está en consonancia con la calidad de su estructura (romántica) y tubería interior.