Cordovilla
Zona no vascófona.
Antiguo lugar (luego caserío) y ventas (luego barrio); en el transcurso del siglo XX ha ido creciendo la población del barrio, en la carretera de Zaragoza, y disminuyendo la del pueblo tradicional. Industrias principales: electrodomésticos (1.227 obreros en 1984) y papelera (254).
Limita al N con Pamplona, al S con Noáin y Tajonar, al E con Mutilva Baja, y al O con Esquíroz.
Su nombre puede ser una réplica del de Córdoba, como consecuencia de la implantación en el lugar, quizá hacia el siglo X, de algún grupo o familia de origen mozárabe. Fue señorío del monasterio de Leire hasta que la adquirió el rey García Ramírez a cambio de Sansomain (1141). Sancho VI el Sabio la transfirió al dominio de la Catedral de Pamplona (1154). Aunque los jueces designados por Teobaldo I asignaron (1234) su propiedad a Sanz Díaz y Diego Sánchez, conservaron heredades en el término tanto la Catedral como el Hospital de San Juan, a quien (1448) el Papa otorgó la iglesia.
Mediado el siglo XIX, se localizaba en su término la cadena que existía a la salida de Pamplona, en la carretera de la Ribera. En las cercanías existía una balsa donde se recogían sanguijuelas para su venta en Pamplona.
Palacio
En 1802, existían en el lugar dos palacios; uno de los condes de Guenduláin y otro de los de la Rosa. Habitaban en ellos un total de 42 personas. Con anterioridad, en 1758, Alejandro Abarca y Marcilla de Caparroso, conde de la Rosa, llevó pleito ante la Cámara a causa del rebate de cuarteles correspondiente diente a su palacio. Diez años más tarde elevó nuevo memorial en el mismo sentido. A finales del siglo XIX, arrendados por un grupo de agricultores se utilizaban como almacenes de grano.
En la iglesia parroquial, cuyos titulares son los santos Cosme y Damian, se fusionan, elementos constructivos pertenecientes a dos momentos diferentes: la cabecera, con su bóveda de crucería, correspondía a las obras realizadas a fines del siglo XVI, mientras que el resto de la iglesia pertenece a época más moderna.
El mismo autor menciona unos altares de estilo churrigeresco que quizás puedan identificarse con el retablo ejecutado por Martín de Echeverría a mediados de la decimoséptima centuria y recogido en la documentación relativa a esta parroquia.