ARCHIVO del patrimonio inmaterial de NAVARRA

Arizaleta

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  • Denominación oficial:
    Arizaleta/Aritzaleta
  • Tipo de localidad:
    Concejo
  • Censo:
    35 (2016)
  • Extensión:
    0.00 km2
  • Altitud:
    637
  • Pamplona (distancia):
    47.00 Km
  • Localidad superior:
    Valle de Yerri


Está situado en una ladera del monte Legarra, al N del término municipal. Limita al N con Lezáun, al S con Azcona y Villanueva, al E con Riezu y al O con Ibiricu e Iruñuela.

Antigua villa de señorío realengo, cuya pecha anual se cifraba en 1280 en 5 cahices 1 robo y medio de trigo, 4 cahices y medio de cebada y avena y 15 sueldos por la venta de vino. Estas rentas de la Corona convertidas ya a una suma total en metálico, fueron concedidas a perpetuidad por Fernando el Católico (1514) a Martín de Ganuza. El lugar daba nombre en el siglo XVII a una de las cendeas del valle, en que estaban inscritos también Lezáun, Riezu e Iruñuela. En 1849 tenía escuela y se le calculaban a su término 2.152 robadas, de las cuales se cultivaban 1.130 (100 de primera. 200 de segunda y 1.150 de tercera). A comienzos del siglo XX contaba con varios hornos de yeso canteras.

Parroquia de San Andrés.  En un extremo de la población se localiza la Parroquia de San Andrés, edificio gótico-renacentista que fue iniciado hacia 1550 por el cantero Esteban de Urreta y proseguido por su hermano Lope, quien lo terminó para 1598, año en que lo tasó Miguel de Altuna. Se concibe como una iglesia de planta de cruz latina, cubriéndose los dos tramos de la nave y el central del crucero por bóvedas estrelladas con terceletes de nervios rectos; los brazos, resueltos como capillas, reciben sencillas bóvedas de nervios, mientras que la cabecera de disposición poligonal lleva una cubierta gallonada con nervios de refuerzo, uniéndose al resto del templo a través de un arco apuntado que apoya en columnillas con capiteles de hojarasca. Al exterior, la parroquia presenta robustos muros de sillería con contrafuertes de disposición diagonal, tan típicos del siglo XVI. A esta misma centuria pertenece una portada renacentista, compuesta de arco de medio punto y columnas acanaladas de capitel toscano, cuya belleza realzan unos altos pedestales cajeados; queda cobijada bajo un pórtico formado por un amplio arco de la época. En su vecindad se eleva una torre prismática con medios puntos en el cuerpo de campanas. El templo está presidido por un retablo manierista de hacia 1600, que puede deberse al escultor Pedro de Moret. Presenta dos cuerpos con tres calles que marcan columnas compuestas con fustes entorchados y estriados y un ático definidos por un frontón recto. Esta arquitectura cobija lienzos sobre la vida de San Andrés, pintados por Pascual Ochoa de 0lza, artista que recibe pagos por ellas a partir de 1649. La talla del titular es una escultura romanista de comienzos del siglo XVII, quizá del estellés Juan Imberto. En los muros de la nave se localizan los retablos rococós de la Virgen y el Santo Cristo, fechables en la segunda mitad del siglo XVIII. Aquél luce una talla sedente de la Virgen con el Niño, obra gótica del siglo XIV. El retablo del Santo Cristo tiene por titular el Crucificado romanista que hacia 1622 talló Juan Imberto. En este mismo altar se venera una talla de la Virgen con el Niño perteneciente al gótico del siglo XIII.

Fuera de la población se encuentra la ermita de San Miguel, construcción de tipo rural que ofrece una sencilla planta rectangular. 

Arquitectura Civil. En esta población dominan los inmuebles del siglo XVI, destacando un palacio sito en la plaza de la iglesia, que fue construido en la primera mitad de esta centuria en estilo Reyes Católicos. Forma un gran bloque de sillería y su fachada se enriquece con una decorativa ventana de decoración gótica que incluye diversos escudos, todo ello dentro de un marco a manera de alfiz. Otros edificios se ennoblecen con blasones de los siglos XVI, XVII y XVIII. 
 

Palacio. No aparece como de cabo de armería en la nómina oficial del Reino. Sin embargo, consta que el año 1633 se otorgó la merced de dicha calidad nobiliaria a don Juan de Arizaleta, por sus palacios de Arizaleta y Gurbízar. Según el Libro de Armería, con anterioridad, en el siglo XVI, existía ya un palacio, cuyo escudo era de gules con un creciente renversado de plata, bordeado de un jaquelado de dos series de oro y sable; campaña de plata bordeada de lo mismo. Hoy puede verse este escudo sobre el balcón de una casa próxima a la iglesia. Junto a ella, subsiste otra construcción palaciana, de principios del XVI, con un ventanal ricamente ornamentado, y en él un escudo cuartelado: primero y cuarto, tres calderas, y segundo y tercero, tres fajas.