El Bocal
Zona no vascófona.
Caserío de Fontellas, Merindad de Tudela.
El nombre del caserío alude el hecho de constituye el punto de partida del canal Imperial. Carlos V proyectó en 1528 hacer en el Ebro una acequia de riego que asegurase la recolección de frutos en los pueblos de Aragón. Al año siguiente, a petición de las instituciones aragonesas, el Emperador llegó a un acuerdo para tomar a su cargo la obra, que por esa razón pasó a llamarse Canal Imperial. Se hizo una desviación en el río a una legua de Tudela, con su presa, llamada hoy la «presa vieja», y una casa de compuertas con vivienda para el alcaide o gobernador del canal, nombrado por el rey. A este conjunto de construcciones, cuyas obras duraron diez años, se le llamó desde entonces El Bocal del Rey, y más tarde Palacio de Carlos V.
Gil Morlanes, arquitecto aragonés, fue el principal artífice de aquel primitivo canal, que en el siglo XVIII sería sustituido ventajosamente por el de Ramón Pignatelli, y también del palacio, en cuyo frontispicio se colocaron las armas imperiales, labradas en alabastro por el propio Morlanes. La fachada se concibió a la manera de las de los palacios de la época, con dos torres cuadrangulares en las esquinas, rematadas con series de arquillos de tipo aragonés. El primer cuerpo era de sillería y los otros dos de ladrillo. En el siglo pasado se añadió la galería actual y los jardines de tipo romántico que rodean el edificio, que fue totalmente remodelado por entonces. Hay también una iglesia neoclásica de finales del XVIII. En 1609 el alcaide Martín de Zunzarren percibía una merced de acostamiento de 100 ducados anuales. El año 1828 visitó el palacio, de paso para Pamplona, el rey Fernando
VII.
A comienzos del siglo XIX contaba con un embarcadero, una posada nueva, algunas casas para los que dependían del canal, la aduana y la pequeña iglesia de San Carlos Borromeo. Su abad, todavía en 1850 era designado por el «protector del Canal con aprobación de SM», aunque dependía de la parroquia de Fontellas.