Muniáin de la Solana
Zona no vascófona.
Emplazada en una hondonada en la falda oriental de Montejurra, limita al N con Echávarri, al E con Oteiza y Abinzano, al S con Morentin y Baigorri y al O con Dicastillo y Arellano. Cuenta con buen terreno, fertilizado por el río Ega.
En su término se localiza un yacimiento al aire libre sobre un montículo junto al río Ega. Por los restos hallados y la concentración de fondos de cabaña observados, pare¬ce tratarse de un poblado del Eneolítico-Bronce. Asimismo en el lugar se emplaza el yacimiento protohistórico de la Garita.
Su historia fue la del valle La Solana, mientras este subsistió como unidad administrativa, porque después, durante el siglo XIX, el lugar quedó incorporado al municipio de Aberin. En 1802 se escribía que, como Muniáin es el punto más céntrico del valle, «se reciben y abren en él las cartas órdenes, y acuden a él los jurados de todos los pueblos para los negocios cornunes». Ya entonces, Aberin y Muniáin formaban un concejo y elegían conjuntamente sus autoridades locales. El corresponsal de Madoz escribía a su vez en 1847 que Muniáin tiene casa ayuntamiento, «con el único objeto, según fundación, de que éste celebre sus sesiones». También contaba entonces con escuela, dotada con dos mil reales al año, y la parroquia estaba servida por un abad y un beneficiado, ambos de presentación del pueblo; había caminos a Estella, Lodosa, Lerín y otros puntos, «en mal estado, especialmente en invierno». Hacía 1920 funcionaba un hospital municipal, las escuelas eran ya dos y había servicio de automóviles de Calahorra a Estella, para empalmar con el de Pamplona y el de Logroño a Lodosa y Lerín, y de carruajes a Calahorra y a Estella.
Enlaces a archivos de interés:
Archivo General y Real de Navarra
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela
Portal de Archivos Españoles (PARES)
Enlaces a hemerotecas de interés:
Hemeroteca del Diario de Navarra
Hemeroteca del Diario de Noticias
Hemeroteca de la Biblioteca Nacional
En la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción se advierten varios estilos distintos en correspondencia con las diversas etapas constructivas. De la primitiva fábrica del siglo XVI se conserva la cabecera pentagonal más el crucero con su cubierta de nervios estrellada que el maestro cantero Juan de Aguirre había concluido para el año 1596. Con posterioridad, y tras un fallido proyecto del maestro estellés Francisco de Larrañaga, en el año 1647 los canteros Jacinto del Río y Miguel de Vizcay comenzaron a levantar la nave de la iglesia con sus cuatro tramos cubiertos por bóvedas de cañón con lunetos, siguiendo las trazas dadas el año anterior por el fraile carmelita Nicolás de la Purificación. Al siglo XVII pertenecen también la robusta torre y las dos portadas, mientras que los dos tramos de la nave lateral con sus bóvedas de arista y el pórtico que cobija la portada del lado de la Epístola corresponde a las obras del siglo XVIII; este último lo ejecutó el año 1741 el cantero de Piedramillera José del Castillo.
Preside el templo el retablo barroco de la Asunción, levantado de acuerdo con la traza que dio en el año 1716 Fermín de Larráinzar y con la participación del escultor estellés Mateo Ruiz de Galarreta en torno a 1733. La mazonería, que sienta en un zócalo de piedra, obra de Martín de Ibarra en el 1713, aprovecha relieves del Nacimiento y la Epifanía del siglo XVII; de igual forma, la imagen titular es una escultura romanista de hacia 1600 procedente del primitivo retablo mayor que policromó en torno al año 1625 el pintor estellés Diego de Ulite. El retablo actual adquirió cierto aire neoclásico gracias a la nueva policromía que Luis Cabauzón y Francisco de Ygical efectuaron en el año 1819. Poco después, en el año 1845, el pintor Ramón Garrido, por su parte, doró los dos pequeños retablos neoclásicos situados a ambos lados del mayor en el presbiterio; el del lado del Evangelio incorpora una talla romanista de la Virgen del Rosario y el del lado opuesto otra de San José del siglo XVIII. Hay también un retablo barroco de San Francisco Javier y un ostensorio de plata, asimismo barroco, labrado en algún taller de Guatemala durante la primera mitad del siglo XVIII.
En la ermita de San Ramón Nonato, de origen medieval pero muy transformada, se guarda una interesante escultura barroca de San Ramón, próxima, estilísticamente, a los trabajos de Diego de Camporredondo.
También es de origen medieval la ermita de San Sebastián, restaurada en el año 1654, cuya imagen titular es una escultura de hacia 1500, de estilo hispano flamenco, inserta hoy en un retablo barroco.
Arquitectura civil. Se mantiene en pie una casa del siglo XVI con las armas de Yguzquiza y un palacio barroco, así como varios escudos barrocos y rococós repartidos por la calle Mayor y sus alrededores.
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