Isaba
Zona mixta.
Limita al N con Francia, al E con Ansó (Huesca), al S con Garde, Roncal y Urzainqui y al O con Uztárroz. Desde el punto de vista físico, en su territorio pueden distinguirse dos grandes unidades. Al N está la meseta de Larra*, modelada sobre las calizas del Cretácico Superior, suavemente inclinadas y muy fracturadas, por los procesos de disolución química. Es un grandioso karst de altura ligeramente modificada por el glaciarismo cuaternario. Allí está la sima de San Martín*, a la vez que importantes sierras y penas como la de Lákora* (1.847 m), Arlás* (2.062), Anielarra*, la Meseta de los Tres Reyes* (2.438 m) y, cercana a la frontera pero fuera de Navarra, el Anie (2.507 m).
Al pie de Larra se encuentra el valle de Belagua con una altitud media entre 960 y 1.020 m. Tiene una forma arqueada, correspondiente al tramo E-O que describe el río homónimo, que excavó el valle en las margas del Cretácico Superior estratigráficamente superpuestas a las calizas de Larra. El valle fue modelado por una pequeña lengua glaciar que descendía de Larra. En su parte oriental emerge el Txamantxoia* (1.945 m) y algo más al S discurre el barranco de Maze que labró otro valle longitudinal E-O en las mismas margas.
La segunda de las unidades geomorfológicas está constituida por una serie de sierras y valles modelados sobre pliegues anticlinales y sinclinales volcados y cabalgantes hacia el S. Corresponden a terrenos del Eoceno, principalmente de facies flysch y más secundariamente de calizas que son las que dan las formas serranas (Peña Ezcaurre*, 2.049 m) y, al ser cortadas de forma transversal por los ríos, las foces, como la de Mintxate* situada al O del término de Isaba, junto a la muga de Uztárroz.
Clima
El clima es de tipo submediterráneo en el fondo del valle y en especial en la parte S del término. Sin embargo, en las exposiciones NO, más húmedas, y muy especialmente en la parte noroccidental del municipio, es de tipo subatlántico, que pasan a subalpino en las zonas más elevadas o, en concreto en la zona de Larra. Debido a la variedad de orientaciones y altitudes los elementos del clima sufren fuertes variaciones. Los valores más significativos, expresados por las medias anuales son: entre 10º y 4º C de temperatura, 1.000-2.000 mm de precipitación, caídos entre 120 y 160 días, y 600-500 mm de evapotranspiración potencial. Otros caracteres los forman la fuerte y prolongada innivación (especialmente en Larra), el rigor de los inviernos, una punta de sequía en verano, que se reduce o anula con la altitud, los contrastes pluviométricos según exposiciones, etc.
Flora
Los bosques naturales estarían formados por pinares de Belabarce, Maze, Txamantxoia, Lapakiza, etc, hayedos en las umbrías de dichas zonas montañosas, pino negro () en Larra y robledales en el fondo del valle, se conserva bastante, si bien entre pastores y almadieros han reducido casi a la mitad la superficie forestal arbolada.
Heráldica municipal
Cuartelado, 1º de azur, un puente de tres arcos de oro y sobre él la cabeza coronada de un rey moro. 2º de gules y un lebrel de plata siniestrado 3º de gules y un castillo de plata. 4º de azur y tres rocas de oro. Este es el blasón oficial del valle de Roncal y de todas y cada una de sus villas. Hoy usa Isaba un blasón de azur, un puente de tres arcos de oro y sobre él la cabeza del rey moro chorreando sangre y un alfanje, ambos símbolos en su color natural. No obstante esto, por la historia le corresponde el de todo el valle.
Casa Consistorial
Fue construida en la segunda mitad del siglo XIX. El edificio consta de tres cuerpos elevados. El primero lo componen un porche con arcos sobre pilares, en sillares de piedra. Los cuerpos restantes están enfoscados. El ayuntamiento está regido por alcalde y seis concejales.
Historia
En su término se enclava parte de la estación dolménica de Roncal, concretamente los dólmenes de Arrako, Sakulo, Roizu y Belabarce.
Hasta que se instituyó como municipio propio (1846), su historia se inscribe estrechamente en la del valle del Roncal, del que había pretendido separarse ya en 1665. En los siglos XIII y XIV era sin duda el núcleo más populoso; el devastador incendio de septiembre de 1427 dejó reducidas a la décima parte las 270 casas de la villa. En su iglesia se conservaba el archivo del valle, pasto también del fuego en 1523. Había recobrado ampliamente su primacía demográfica a mediados del siglo XVI.
Abonaba junto con los demás pueblos la pecha de carneros y avena y demás cargas señoriales; y desde la obtención del privilegio de hidalguía colectiva (1412), los tributos por el yerbazgo de la Bardena y el aprovechamiento de los montes de Erlanz y Arra, exacciones redimidas por el valle en 1644. Por su emplazamiento próximo a la frontera, la villa era sede de un puesto de liquidación de peajes sobre el tráfico de mercancías; contaba igualmente con un castillo, documentado ya en 1265, y sus vecinos debían contribuir hacia 1427 al sostenimiento de una guarnición de 40 ballesteros. Su alcalde, con los regidores de Garde, Uztárroz y Urzainqui, se hacían cargo desde 1375 del llamado Tributo de las Tres Vacas.
A fines del siglo XVIII tenía sobre el Esca un molino harinero y un batán. Contaba con hospital. Las autoridades eran el alcalde, que nombraba el virrey a propuesta de la villa, y los regidores, que elegían los vecinos.
Durante la guerra de la Independencia, se estableció en Isaba una fábrica de fusiles y pólvora; motivo por el cual incendiaron la villa los franceses al retirarse vencidos en 1813, destruyendo la mayor parte de las casas. En las décadas siguientes, no obstante, se reconstruyó y amplió respecto a lo que era antes de la Guerra, porque en 1847 contaba con 178 casas. También tenía escuela, dotada con 2.000 reales al año; el curato y los seis beneficios de la parroquia eran provistos por los vecinos; conservaba el batán; los molinos harineros eran dos, había a una fábrica de peines y otra de paños ordinarios, además de una sierra molino para cortar madera y hacer tablas. Contaba asimismo con aduana. En los años veinte de nuestro siglo, disponía de modernos mataderos y lavaderos cubiertos, todas edificaciones recientes, como las escuelas. Había también cuartel de la guardia civil y tejería.
Castillo
Hubo en Isaba en época medieval un castillo, que estuvo emplazado en el monte que domina la villa, cerca de donde estuvo la antigua ermita de San Julián y Santa Basilisa, hoy desaparecida, pero que aún servía para el culto hacia 1930.
Se hacían obras en el castillo en 1258 y en 1277. Sancho Ruiz de Lumbier, caballero, alcaide de los castillos de Isaba y de Burgui, prestó homenaje de fidelidad a la reina doña Juana, en la persona del senescal Sire Eustaquio de Beaumarché. Se trabajaba en la torre mayor, rehaciéndole el maderamen de la cubierta, en 1300, siendo alcaide Paulo Bechavena. En 1310 tenía la guarda Juan López de Urroz, y hacia 1320 Odón de Miriac; por estos años, la retenencia era de 6 libras de dinero y 30 cahíces de trigo. De 1328 a 1340 aparece al frente de la fortaleza Martín García de Leyún.
A partir de 1350 conoció el castillo una larga época de abandono. Las cuentas reales no registran gastos de obras realizadas en su recinto, ni pago de haberes a sus alcaides. Las cuentas de 1405 registran expresamente que se hallaba por entonces sin retenencia ni guarnición. Un documento del año 1482 dice que había sido derribado tiempo antes.
Parroquia de San Cipriano
Advocación documentada ya en el siglo XIV. Iglesia de una sola nave de gran altura y cabecera pentagonal perteneciente a un siglo XVI temprano. Está cubierta con bóvedas estrelladas de nervios rectos. Esta iglesia sustituyó a otra medieval que se incendió en 1427 y de la que quedan algunos restos. La potente torre se emplaza a los pies del templo. La pieza más destacada de la iglesia es el retablo mayor, obra de autor desconocido aunque se sabe que su policromía fue realizada entre 1583-1587 por el pintor de Becerril de Campos, Simón Pérez de Cisneros. Su traza es ochavada para adaptarse a la cabecera de la iglesia y consta de un banco con hornacina, dos cuerpos altos divididos en cinco calles y ático, todo ello rodeado de un guardapolvos. En el retablo se utiliza el balaustre y una profusa decoración renacentista de guerreros, águilas, niños y cartelas con el año 1586 correspondiente a la pintura. Pequeños grupos de la Pasión ocupan el banco, diversos santos y el titular San Cipriano se alojan en el primer cuerpo en tanto que en el segundo diversos grupos representan pasajes de la Infancia de Cristo. El estilo de la escultura se encuadra dentro del expresivismo imperante en la época con coexistencia de las influencias italianas y flamencas. Una reja gótica del siglo XVI cierra el presbiterio. También merecen mencionarse los retablos barrocos de San Francisco Javier presidido por un lienzo tenebrista del titular y el de San José ya de estilo rococó. Hay también en la iglesia una imagen de un Crucificado del siglo XVI y dos púlpitos platerescos pertenecientes al mismo siglo.
Se conserva también una sillería barroca del siglo XVII con representaciones de faenas agrícolas, danzas y costumbres populares como el Tributo de las tres vacas. Piezas importantes de la platería son la cruz parroquial ejecutada por Gaspar de León en 1553 y un cáliz del siglo XVI.
Órgano
Cuenta con un ejemplar barroco de primer orden, que ha sido acertadamente restaurado.
La ermita de Nuestra Señora de Idoya alejada del pueblo, conserva en su fábrica una parte medieval ampliada en el siglo XVI y está presidida por un retablo barroco de fines del siglo XVII obra de Juan Baines, escultor residente en Zaragoza cuyo centro lo ocupa la imagen gótica de la Virgen del siglo XIII.
La ermita de Nuestra Señora de Arraco de planta rectangular cubierta por bóvedas de arista, guarda en su interior la imagen de la titular, una Virgen gótica del siglo XV.
En cuanto a la arquitectura civil, abundan las grandes casas señoriales con escudos y algunas fechas en sus portadas, junto a otras de tipo popular de tejados muy inclinados.
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