EL CURA Y EL SACRISTÁN
El sacristán, que era el padre del monaguillo, le había robado una vaca al cura que se las traía con la mujer del sacristán. Y, un día, estaba el monaguillo cantando:
–¡Qué chuletas tan buenas me prepara mi madre, con la vaca del cura
que le robó mi padre!
Eso estaba cantando cuando el cura le oyó y le ordenó:
–Todo eso que has dicho tienes que repetirlo en la iglesia delante de todo el pueblo, para que se enteren todos.
Y el monaguillo asintió:
–Sí, sí.
Comenzó a predicar el cura en la iglesia y advertía a los del pueblo en voz muy alta:
–Ahora, ahora verán ustedes quién ha sido el ladrón de mi vaca. Ahora, ahora, porque los chicos solamente dicen las verdades.
Estaba allí reunido todo el pueblo y el cura insistía una y otra vez:
–A ver qué dice, a ver. A ver, que los chicos dicen las verdades. Entonces, mirando al monaguillo, le ordenó:
–A ver, di quién es el que robó la vaca del cura. ¿Quién? Y le respondió el monaguillo cantando:
–El cura del pueblo anda con mi madre,
ah, qué cojones tendría, si lo sabe mi padre.
Así que lo dijo al revés, en vez de decirle lo de la vaca, le soltó lo de la madre.