Nació en una familia humilde de Tudela. Su padre era portero de la escuela y murió cuando Carmelo tenía 12 años. Se le daban bien los estudios, pero tuvo que dejarlos para trabajar. Aprendió el oficio de carpintero y lo contrataron en una carpintería funeraria, donde estuvo hasta que se jubiló. Gran conocedor del oficio de carpintero y de los artesanos existentes en Tudela