ARCHIVE of the immaterial heritage of NAVARRE

VIRGEN DE BARRAMEDA. LA CULEBRA MARISANCHA


Había un pastor en Aralar que tenía una culebra domesticada, que se llamaba Marisancha, a la que le daba todos los días leche. Y, a las mañanas, ordeñaba el pastor, ponía la leche en un platillo y gritaba: –¡Marisancha! ¡Marisancha! Y venía la culebra, se hartaba de leche y después se marchaba. Por eso, le fue tomando mucho cariño. Pero al pastor ya le tocó ir al servicio militar, fue y, antes de volver, se casó. Un día fue con su mujer al monte, a la sierra, y le explicó su amistad con la culebra: –Yo aquí tenía, en este sitio, una culebra. Le llamaba “Marisancha” y salía y venía a que le diera de comer. ¿Quieres que la llame ahora? –¿Que vas a llamarle ahora? Aquí va a estar ahora la culebra –se mostró escéptica su mujer. –Marisancha –gritó el pastor. Y oyeron cómo se acercaba una enorme culebra, porque había crecido muchísimo en esos años que había estado fuera. Estaría por allá la serpiente y les seguía a los dos para comérselos. Y llegaron a un santuario que hay en La Rioja en honor de la Virgen de Barrameda y el pastor suplicó: –Virgen de Barrameda, asístenos. Dicho esto, entraron en la ermita y, cuando cerraron la puerta, reventaron a la culebra.