EL CURA DE ALDA
Fue un cura a un pueblo de Álava, que se llama Alda, a decir un sermón, aunque el hombre no había predicado más que una vez. Y a él le acompañó su madre.
–¡Hijo, pues echa un sermón! –le decía con preocupación.
–Pues nada: lo que me ha pasao en el camino –dijo el cura. Y empezó a predicar:
–Los labradores de este pueblo son un poco descuidados, porque ahora he tenido que agarrar de las patas y sacar de la pila a un novillo que se estaba ahogando.
Y contaba todo cuanto le había sucedido en el camino. Y le preguntaron:
–Bueno, ¿y qué más?
Y continuó predicando:
–Pues que he visto un cuervo también: “pájaros volantibus pincanti in terra”. Y al entrar en este pueblo, “garita mea”: he visto a una mujer meando
–concluyó.