EL POBRE Y LA BRUJA
Nos contaba éste la señora Raimunda. Era uno de estos hombres que iba pidiendo limosna de pueblo en pueblo. Y un día iba por el monte y se le hi- zo de noche. Oscureció y, a la vez, descargó una fuerte tormenta. Ël no sabía dónde pasar la noche y entonces vio una lucica a lo lejos. Llegó y vivía allí una bruja. Le hizo entrar y le dijo indicando el suelo:
–Te tendrás que echar aquí mismo.
Cuando estaba echado, sintió algo que se movía ondulante debajo de su espalda y empezó a asustarse. Movía todo su cuerpo, hasta que de repente sa- lió una culebra:
–¡Buah!
Es decir, que no era chiste, sino que simplemente nos asustaba la señora Raimunda cuando estábamos todos pendientes.