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El abuelo de Jesús fue barquero. Las barcas se subastaban para 8 años. El ayuntamiento marcaba los precios según el número de pasajeros, lo que llevasen encima y el destino al que iban. Se viajaba mucho en tren y había mucho trabajo, ya que era la línea de Barcelona a Bilbao. Los trenes eran de leña, se escuchaban mucho y echaban mucho humo. Tuvieron que poner un cencerro en la casa del barquero. Había una sirga clavada en unos bloques de cemento en cada orilla. Llevaba dos tornos y en mitad del Ebro se giraba con un timón, y giraba aquel rodillo. Así pasaban 3 carros, 9 caballerías y 15 o 20 personas. Su abuelo se quedó la barca. Su padre nació en 1902 y con 8 años ya estaba de barquero. Subía andando 3 kilómetros todos los días a la escuela. Los harineros de Estella venían por la barca de ahí, por que no podían subir la galera por El Perdón. Y de la barca iban a la estación que estaba a 2 kilómetros más abajo. Facturaban la harina a Barcelona y a Bilbao. Todas las semanas un viaje o dos. Cuando bajaba mucha agua el barco se subía y no se podía subir. La finca que hay abajo en el pueblo, que se repartió entre todos los pobres de Mendavia, facturaba mucho con los carros y galeras. Para ir a Logroño pasaban la barca y se montaron en el tren.