LAS BRUJAS DEL PRADO DE VARONA (REGADÍO DE LAS BRUJAS)
Esos son cuentos de mi padre. Él decía en el Prado de Varona; otros, en el Regacho de las Brujas. Resultó que iba un zapatero por el camino y, de re- pente, oyó que gritaban:
–Lunes y Martes y Miércoles, tres; Jueves y Viernes y Sábado, seis; Domingo, siete.
Dale un beso al diablo en el ojete.
Y, atrapado por la curiosidad, decía:
–Voy a ver qué hacen esas brujas.
Se introdujo allá y, cuando lo vieron, le dijeron:
–Jodido zapatero, ven aquí. Tú tienes que bailar con todas nosotras.
Y bailaban todos en corro. En un momento dado, se acercaba una de ellas, se agachaba y le daba un beso al diablo en medio del trasero. Así le te- nían que besar todas. Pero el zapatero pensaba:
–Pues como me hagan besarle en el culo, yo no le pienso besar. Le tocó, por fin, el turno y le ordenaron:
–Venga, zapatero; a besarle.
Se colocó el diablo en una postura en que le enseñaba el trasero para que se lo besara, pero entonces el zapatero sacó el punzón que llevaba para coser los zapatos y se lo metió por el culo.
–¡Ostias! Ésa que tiene los bigotes tan duros, que no bese más –se quejó dolorido el diablo.