ARCHIVE du patrimoine immatériel de NAVARRE

Valtierra

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  • Nom officiel:
    Valtierra
  • Recensement:
    2.530
  • Extension:
    49.00 km2
  • Altitude:
    263 m.
  • Pampelune (distance):
    76.00 Km


Su término municipal limita al N con las Bardenas Reales, al E con Arguedas, al S con Castejón y al O con Alfaro (Rioja) y Cadreita, y se extiende de SO a NE, desde el Ebro a las Bardenas.

El espacio municipal se puede dividir en dos mitades, ambas con
parecidas características climáticas (temperatura y precipitación media
anual de unos 14°C y 450 mm, caídos en unos 60 días), cierzo
predominante sobre todo el bochorno y aridez estival acusada, pero con
claras diferencias topográficas, edafológicas y agrológicas.

HERÁLDICA. Trae de gules y un castillo de oro, almenado, donjonado de tres torres, la de en medio más alta que las laterales y almenadas de tres almenas. En su puerta un águila con las alas extendidas. Por timbre una corona abirta.

CASA CONSISTORIAL. Es de estilo neoclásico, construida a mediados del siglo XIX. Su planta es rectangular. Se erigió como vivienda de los marqueses de Santa Cara. Tiene materiales de sillarejo y mampostería. Recientemente ha sido restaurada y consolidada, según proyecto del arquitecto Manuel Blasco.
Consta de bodegas, planta baja y dos elevadas. Se integran en el edificio otras actividades como biblioteca, aulas de música, cursos de E.P.A., servicios sociales de base, consultorio médico y central telefónica. El ayuntamiento está regido por alcalde y diez concejales.

ARQUEOLOGÍA. En su término se localiza una necrópolis de incineración de la Edad del Hierro en el lugar denominado La Torraza cuyo perfil da carácter al conjunto urbano. La Torraza es resto de una torre medieval, cuyo basamento de piedra aprovecha sillares de época romana.

HISTORIA. Bajo la ocupación musulmana la habían señoreado los Banu Qasi y sirvió de reducto avanzado para la protección de Tudela y escala frecuente de las expediciones contra los dominios de los monarcas pamploneses A finales del siglo Xl se había comprado su seguridad mediante el pago de parias, cuyo diezmo concedió el rey Sancho Ramírez (1093) al monasterio de San Ponce de Torneras, al que prometió además entregar su término y su iglesia cuando fuese reconquistado el lugar. Este paso a manos cristianas con la toma de Tudela (1119), a cuyo fuero y jurisdicción fue adscrita por Alfonso I el Batallador. Conservó un contingente importante de población musulmana y una minoría judía; y configuró una tenencia, cuyos titulares en el siglo XII fueron Pedro Tizón (1127-1134), Rodrigo Abarca (1137-1149), Aznar de Rada (1150- 1165), García Bermúdez (1171-1l82), Pedro Cascante (1197) y Lope Jiménez de Cadreita (1198). Aunque quizá todavía pertenecía teóricamente a San Ponce, el rey García Ramírez entregó la iglesia a la catedral de Pamplona, así como la mezquita, para que fuera consagrada en el momento oportuno (1139). Sufrió los estragos de la incursión lanzada por Alfonso II de Aragón (1173) contra Navarra. Lope de Valtierra y Juan de Cascante fueron sus "junteros" en la hermandad (confratría) acordada (1204) entre diversas poblaciones navarras y aragonesas para su mutua defensa. Con este mismo objeto y para resolver también los problemas de regadío suscribió un convenio semejante con Arguedas y Cadreita (1221).

En estos años de comienzos del siglo XIII, el rey Sancho VII el Fuerte adquirió por compra o donación diversas heredades en la villa. En esta se había instalado la orden del Sancti Spiritus, cuyo preceptor fue autorizado (1244) por el obispo pamplonés a construir un oratorio para atención de la comunidad y de los padres del hospital. También tenía bienes en el término Santa María de Roncesvalles. El tributo de la aljama de los moros y demás derechos regios sumaban (1280) 300 sueldos y 150 cahices de trigo y otros tantos de cebada y avena.

Asolado el lugar, sin duda por el tránsito de las compañías de Beltrán Du Guesclin en marzo de 1366, al año siguiente Carlos II declaró a sus vecinos «francos y libres», exentos de peajes y lezdas y del «mesuraje» por la venta de trigo en Tudela; el documento del monarca atribuye los estragos a los «ingleses y otras malas gentes». El mismo soberano encomendó en «honor» a Juan Remírez de Arellano, señor de los Cameros, los emolumentos de la jurisdicción, al monopolio de hornos y molinos y demás derechos sobre la villa (1376). Esta fue dada a Martín de Peralta por Juan II (1456), aunque reservándose la alta justicia. El mismo monarca le redujo de 20 a 2 libras el de cada cuartel en atención a la depresión demográfica y las calamidades sufridas en los últimos años (1471). Como muestra evidente de recuperación, el propio lugar adquirió luego (1529) por 1.500 ducados de oro el castillo, el horno, el molino y otros derechos del patrimonio regio.

En la evolución de la población, el aparente descenso de 1366 cabe atribuirlo a las correrías de las mencionadas. En la primera mitad del siglo siguiente ascendieron a 70, pero la guerra civil los había reducido en 1453 a 25 ó 30, la mitad por lo menos moros. Siguió en la siguiente centuria un auge espectacular.

Durante los siglos XVI y XVII, Valtierra dio los pasos principales para reforzar y asegurar la condición de realengo, emancipándose definitivamente de la condición de lugar de señorío en que se encontraba en el siglo XV. Tras las adquisiciones de 1529, en 1631 compró la jurisdicción criminal por 1.200 ducados.Al comenzar el siglo XIX gobernaba la villa un alcalde ordinario. Y con las reformas municipales de 1835-1845 quedó como ayuntamiento independiente sometido al régimen común. Había sido hasta entonces buena villa con asiento y voto en las Cortes de Navarra.

En lo eclesiástico, servían al acabar el siglo XVIII la parroquia de Valtierra un cura y nueve beneficiados, y los mismos aún al mediar el siglo siguiente; la provisión de todos ellos correspondía a los vecinos, salvo uno de los beneficiados, que proveía el rey o el obispo, según el mes de la vacante.Por su situación, Valtierra estuvo siempre bien comunicada y se benefició de la política de mejora de las carreteras antes que la mayoría de los demás pueblos de Navarra, por hallarse sobre la de la Ribera (Pamplona-Tudela) y en el arranque del ramal que partía hacia Castilla. Al mediar el siglo XIX funcionaban tres molinos de aceite y uno harinero y se celebraba feria del 25 al 29 de septiembre, principalmente de ganado lanar.

Valtierra era ya para entonces pueblo bardenero; no lo era aún al acabar el XVII; pero figuró entre los que pagaron a la corona a comienzos del siglo XVIII los 12.000 ducados a cambio de los cuales el patrimonio real cedió el usufructo de las Bardenas a perpetuidad. Una asamblea provincial que se celebró en 1836 confirmó el privilegio.Por lo demás, durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX la villa participó del desarrollo agrícola que caracterizó toda la Ribera. En los años veinte de nuestra centuria contaba con una fábrica de aguardientes y otra de chocolates y varios talleres, aparte dos de los viejos molinos de aceite.

Contaba ya con dos escuelas al mediar el siglo XIX: una de niños, frecuentada entonces por ochenta y dotada con 4.000 reales, y la otra de niñas, a la que asistían de 40 a 50 y cuya maestra percibía 1.600; a las que luego se sumó el colegio regido por las hijas de la Cruz. Con la desamortización de los años treinta del XIX había desaparecido el convento de capuchinos que hubo extramuros.

El hospital de la villa durante muchos años fue propiedad de la cofradía del Salvador, tal y como consta en la visita pastoral del año 1651. Los libros de cuentas del establecimiento abarcan desde 1795 a 1870, y por los mismos se sabe que durante los siglos XVIII y XIX, fueron administradores los sacerdotes beneficiados de la parroquia de Valtierra, quienes poseían varias casas en Marcilla, Valtierra y Milagro

Enlaces a archivos de interés:

Archivo General y Real de Navarra

 

  
Archivo General y Real de Navarra 

 
 Archivo diocesano 

  
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela

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CASTILLO. Se asentaba dominando la villa, sobre un cerro cortado por
barrancos. Sus orígenes se remontan a los tiempos de la dominación
musulmana. En 1276, García Pérez de Olcoz, que lo tenía a su cargo a la
sazón, prestó homenaje por él a la reina Juana, ante el condestable de
Francia Imberto de Belpuch. Cuatro años después, se hicieron escaleras
en las torres, dejando pendientes los graneros y la garita de la torre
mayor, por falta de yeso para las obras.Entre los años 1290 y 1314
figura como alcaide en la documentación Jimeno Ortiz de Elcoaz,
primeramente con una retenencia de 12 libras s 60 cahíces, que se
reduce a 8 libras y 40 cahíces desde 1305. En su tiempo se hicieron
distintas obras en el castillo: en 1294 se trabajaba en la cubierta de
la capilla, en el palacio, las cámaras y la torre mayor, apareciendo
como mazonero Juan de Arguedas. Al propio tiempo, se derribó una torre
ruinosa que había junto a la puerta. En 1305 se reparó el horno y se
rehizo la cubierta del aljibe, que se habían hundido. Poco después se
retejaron los establos. La capilla se reedificó en 1314, así como la
cocina con sus dos grandes chimeneas.

En 1314 pasó el alcaidío a
Gaufrido de Villiers, que prosiguió las reparaciones, rehaciendo la
casa contigua a la capilla y la sala mayor o gran cámara. Seguía en el
puesto en 1328, año en que se reparaban los terrados del palacio, la
cocina, cámaras, capilla y establos. En 1362, reinando Carlos II, hacía
nuevas obras el moro Zalema Zaragozano.Por temor a las grandes
compañías, en 1366 se ordenó al concejo que todos los vecinos,
incluyendo judíos y moros, sigilasen la villa y el castillo, haciéndolo
reparar para refugiarse en caso de un ataque. No obstante, el castillo
y la villa cayeron en poder de "los ingleses e otras malas gentes que
andaban por el regno", que los ocuparon durante algún tiempo. Era
alcaide por entonces Gil le Chat. En los años 1374- 1376, aparece como
titular del alcaidío Pero Ximenez de Rada.

Carlos II Evreux dio
la villa con su castillo y rentas, en honor, a Juan Remírez de
Arellano, el mozo, haciéndole además ricohombre de Navarra. Reinando ya
Carlos III el Noble, hacia 1395, figura como alcaide Gaillart de
Fourdinay, al cual dio el rey las pechas de Valtierra, para "mantener
su estado". A su muerte, acaecida en 1402, el rey confió la guarda a
Juan de Revelle, su ayuda de cámara, con obligación de invertir 40
libras durante 8 años en reparaciones.

Durante la guerra con
Castilla, en 1430, se aumentó la guarnición del castillo hasta 15
ballesteros, al mando de Jimeno de Olleta y Ochoa de Hualde, que era
alcaide a la sazón. Cesó a petición propia en 1435, nombrándose en su
lugar a Per Arnaut de Suescun; que murió en 1444, sustituyéndole
Rodrigo de Arrúbal, escudero de la villa. En 1450 entró en su lugar
Juan López de Iracheta.En 1455, durante las guerras civiles que
asolaron el reino, fue tomado por los beaumootescs, y recuperado tras
largo asedio, lo mismo que Cadreita, por mosén Martín de Peralta. En
premio a sus servicios Juan le hizo cesión de los castillos y villas de
Valtierra y Arguedas, con su jurisdicción, renta y demás derechos. En
1529 pasó a dominio municipal.

En la actualidad subsiste, aunque
arruinada, la llamada «Torraza», que aunque originariamente debió de
ser un monumento funerario romano, al parecer fue recrecida en época
medieval, para hacer de ella una especie de atalaya fortificada,
complemento del desaparecido recinto defensivo de Valtierra.

PALACIO,
Antiguamente propio de los condes de Gómara, aparece como de cabo de
armería en la nómina oficial del Reino. Su origen se remonta al siglo
XV. Juan II dio en 1456 a su canciller mosén Martín de Peralta el
señorío de Valtierra y Arguedas con sus respectivos castillos. En 1527,
siendo señor León de Peralta, una sentencia del Consejo Real le mandó
cesar en la posesión del señorío, por haberle sido éste otorgado
mediante contrafuero, ya que Valtierra era villa realenga no
enajenable. Hacia 1530, Luisa de Peralta casó con Fernando de Beaumont,
razón por la cual las armas de ambos linajes campeaban en los capiteles
de las columnas del desaparecido patio del palacio. En 1647 Alonso de
Beaumont reivindico sin éxito el señorío de la villa.

El año 1744,
Valtierra reclamó ante la Diputación del Reino, para que no se diese
título de palacio a lo que ellos llamaban "la casa de los Beaumont". La
solicitud fue desestimada, por ser ciertamente palacio de probada
calidad y de cabo de armería. Juan Manuel de Salcedo y Beaumont, conde
de Gómara, se titulaba señor de los palacios de Valtierra en 1747.
Hacia 1970, el palacio con su amplio patio central, flanqueado por
cuatro torres cuadradas, rematadas por airosas seletas, que tanto
ennoblecía a Valtierra, fue inexplicablemente derribado. Únicamente se
conservó la fachada principal barroca, construida en ladrillo, con dos
de las cuatro torres angulares.

IGLESIA DE SANTA MARÍA. La parroquia de Santa María es un edificio gótico-renacentista
levantado sobre el solar de la antigua mezquita entre 1532 y 1548 por
los maestros Pedro de Huarte y Juan de Retache. Su planta dibuja una
nave de tres tramos con capillas laterales entre los contrafuertes,
cabecera pentagonal y coro alto a los pies. Todas las cubiertas son
bóvedas estrelladas de nervios mixtilíneos, cuyas claves incorporan
florones y bustos. Las nervaturas de las cubiertas descansan en pilares
semicilíndricos con capiteles historiados de yeso con representaciones
angélicas, de fauna y seres fantásticos que deben aludir a algún
programa simbólico.

En el lado del Evangelio se conserva adosada
a la cabecera la sacristía del siglo XVI, aunque la que se utiliza
actualmente es otra levantada en el lado opuesto en 1828 por el maestro
de Tudela Domingo Alba.

El exterior de toda la construcción es
de muros de ladrillos rematados en un artístico alero del mismo
material. La portada principal situada en el muro de los pies es de
fines del siglo XVIII. Su estilo neoclásico se conforma por pilastras
de orden gigante, dintel y frontón triangular. La torre, también de
ladrillo, consta de un alto fuste del siglo XVII y tres cuerpos
decrecientes del siglo XVIII.

Preside el interior de esta
parroquia un monumental retablo mayor de escultura renacentista cuyo
proceso de construcción, bastante largo, hizo que se dieran cita en
Valtierra un buen número de escultores, algunos de ellos de gran
prestigio. Su proceso comenzó en 1575 y no quedó totalmente finalizado
hasta 1595. La traza la suministró el escultor vecino de Calatayud Juan
Martínez de Salamanca que también hizo el sotobanco, banco y relicario,
hasta que murió en 1580; en esa fecha tasaron lo realizado Juan de
Zubieta y Pedro López de Gámiz y, más tarde, en 1590 se hicieron cargo
de la obra sucesivamente Blas de Arbizu, Lope de Larrea, Bernal de
Gabadi y Juan de Cambray, artista este último que finalizó las
historias y algunas figuras del último cuerpo, así como la escultura
del patrón San Ireneo.

La traza resulta ordenada, aunque es
bastante compleja por los numerosos cuerpos y calles. Consta de
sotobanco de madera en su color, alto banco, dos cuerpos y ático. Como
soportes se utilizan columnas y machones y sus cajas son rectangulares
en toda la pieza, a excepción de las del banco que se cierran en
semicírculo. La iconografía que se localiza en sus compartimentos
resulta espectacular con escenas del Génesis, vida de la Virgen, Cristo
y el titular San Ireneo, además de las imágenes y relieves de apóstoles
y santos. El expositor es asimismo una bella pieza, dentro de las de su
tipología, con escenas relicarias alusivas a la Muerte y Resurrección
de Cristo.

Del resto de los retablos destacan, en primer lugar,
los antiguos colaterales de Santa Catalina y Santa Lucía, realizados en
un momento inmediato al mayor, aunque en este caso se combinan en sus
cuerpos y calles las pinturas y las imágenes de los titulares. Aquéllos
son de estilo tardomanierista con juegos lumínicos de carácter
pretenebrista. Los dos titulares deben ser obra personal de Blas de
Arbizu, escultor que trabajó a lo largo de varios años en el retablo
mayor.

Cronológicamente posterior es el retablo de la Virgen del
Rosario, de un primer barroco de hacia 1640 sobre bancal dieciochesco.
La pieza se compone de banco, cuerpo único y ático y cobija en sus
compartimentos pinturas de la época del estilo de José de Fuentes.
Retablos más avanzados son los de San Luis Gonzaga, de fines del XVII,
del Santo Cristo de comienzos del siglo XVIII y los colaterales,
tallados hacia 1771 por Juan de Angós en estilo rococó y dorados por el
pintor de Cascante Diego Díaz del Valle. La sillería del coro es
barroca del primer tercio del siglo XVIII y procede del extinguido
convento de San Antón de Olite.

Entre las imágenes conservadas
fuera de retablo destacan un Cristo a la Columna de hacia 1600 del
círculo de Juan de Biniés, así como un Cristo articulado para el
Descendimiento. La mejor pieza de platería que guarda la parroquia es
el ostensorio barroco de fines del siglo XVII, realizado en Madrid como
pieza de examen por Cristóbal de Alfaro, natural de Valtierra.

ERMITA. La
ermita de Nuestra Señora de la Esperanza es una fábrica levantada en
torno a 1674 en estilo barroco. Presenta planta cruciforme con cúpula
en el crucero según esquema divulgado por las órdenes conventuales, a
cuya cabecera se añadió, en el siglo XVIII, un camarín en alto en plan
centralizado.

Su interior está presidido por un retablo mayor
barroco con columnas salomónicas vestidas de panes y uvas del último
tercio del siglo XVII que contiene lienzos de Vicente Berdusán. Del
resto de los retablos destaca el del Cristo de las Enagüillas costeado
en 1697 por Martín de Coraspe.

Enlaces de interés: 

Catálogo Monumental de Navarra

 

  Merindad de Tudela

 

Contenidos: Palacio de los Gómara. 

A) Documentos digitalizados (públicos y privados) de interés para la localidad

 

B) Enlace al archivo municipal

 

C) Otros archivos con documentos relevantes sobre la localidad 

Archivo General y Real de Navarra

 

  
Archivo General y Real de Navarra 

 
 Archivo diocesano 

  
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela