Su padre, de Burlada, hacía curtidos de pieles, y su madre, de Arbizu, era euskaldun. Eran de los pocos que tenían coche. Vivían en la venta, muy cerca de su vivienda actual. Pusieron una tienda debajo de casa. Era una mujer muy adelantada para su época. Fue madre soltera y más tarde se casó y se separó. Cuenta cómo se creía que si la mondonguera tenía la regla, el embutido salía malo.