Eraul
Zona mixta.
Limita al N con Abárzuza, al S con Eulz, al E con Muru y Bearin, y al O con Larrión, Amillano y Echávarri.
En su término se encuentra el yacimiento protohistórico de Altikosaña, también se recogió un hacha pulimentada en la Edad de Bronce.
Antigua «villa» de señorío nobiliario, comprada a su titular Jordán por el monasterio de Iranzu (1176- 1178), cuyo abad reajustó luego (1256) ciertas prescripciones de los collazos del lugar. Estos sumaban hacia entonces 47 familias. La iglesia pertenecía también al mismo monasterio.
En 1847 tenía escuela, cuyo maestro recibía 800 reales al año. Lo atravesaba la carretera de Estella dos veces por semana; lo atravesaba la carretera de Estella a la Burunda y lo demás eran caminos locales en mal estado. En Eraul mismo y en las Peñas de San Fausto, que quedan al sur de su término, se libraron en la última Guerra Carlista acciones de importancia.
La parroquia de San Miguel perteneció al monasterio de Iranzu y se construyó a comienzos del siglo XIII en estilo románico tardío, al que ya se aportan elementos cistercienses. De este edificio se conserva la nave de tres tramos desiguales, cubierta con un medio cañón apuntado que apoya en pilares con medias columnas en los frentes y rematan en capiteles de vegetación císter. En el exterior también corresponde al edificio medieval la portada de arco apuntado y abocinado, que se decora con capiteles figurativos de animales y aves; asimismo la torre aprovecha estructuras medievales. El templo románico quedó profundamente afectado a comienzos del siglo XVII, cuando los maestros Gonzalo Ruiz de Galarreta y Martín de Aguirre y Labayen lo ampliaron con una cabecera recta cubierta con bóvedas de terceletes. En este mismo sentido inciden las capillas barrocas de San José y la Viren de la Tos, realizadas en el siglo VIII.
El retablo que preside la iglesia lo realizó a finales del siglo XVI Martín de Morgota, policromándolo hacia 1618 el dorador Pedro de Monteagudo. La traza del retablo al igual que la escultura, donde alternan los relieves de la Pasión con figuras de santos, se ajusta plenamente a la estética romanista. No pertenecen al retablo la talla del titular, barroca del siglo XVIII, y la de San Blas, de estilo gótico tardío. Interés especial merece la cruz procesional, labrada en plata en los talleres de Estella, según el punzón, a comienzos del siglo XVI. Presenta esquema goticista con mango poligonal, donde apoya el nudo esférico decorado por botones, todo lo cual culmina en la cruz de crucero cuadrado y brazos florenzados, perfilada por una crestería vegetal. En la decoración, finamente ejecutada y abundante, se mezclan motivos vegetales góticos con temas "a candelieri" ya renacentistas. Asimismo, contribuye al enriquecimiento del conjunto el despliegue iconográfico desarrollado, presidido por el Crucificado, todavía con rasgos góticos en la interpretación rígida de la anatomía.
En su término está la ermita de San Pedro.