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La sidra es una bebida hedónica, un “producto de la tierra”, un particularismo alimentario cuya producción y consumo se concentra en Asturias, en la vertiente atlántica de la Península Ibérica, desde el medievo. En la última década del siglo pasado y en el tiempo transcurrido del actual siglo XXI, la sidra ha recibido atribuciones culturales y patrimoniales. La “Cultura Sidrera Asturiana”, fue formalmente declarada en el año 2014 bien de interés cultural (BIC) en Asturias. Desde el año 2005 su producción está amparada bajo la Denominación de Origen Protegido (DOP) Sidra de Asturias. En la actualidad se trabaja para presentar su candidatura a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Pero ¿qué tiene la sidra de cultural y porqué esa atribución de patrimonialidad? ¿Qué subyace a esas prácticas de patrimonialización? ¿Cómo se desarrollan? Este texto persigue esbozar un marco teórico desde el que ofrecer respuestas argumentadas a esas preguntas haciendo operativos conceptos como cultura y patrimonio que permitan caracterizar esos procesos y prácticas de patrimonialización.