Baztan
Zona vascófona.
Limita al N con Francia, Urdax y Zugarramurdi, al E con Francia, al S con Quinto Real, Erreguerena, Lanz y los montes comunales de Anué y Ulzama y al O con Donamaría, Bértiz-Arana, Echalar y Francia.
El municipio abarca varias unidades geomorfológicas, si bien lo esencial corresponde a una cubeta o depresión bordeada por dos viejos macizos. La cubeta tiene el fondo a unos 150-200 m de altitud sobre el nivel del mar y se encuentra rodeada por un cíngulo de montañas importantes, al menos por su altitud relativa: Legate (870 m) y Alkurrutz (933 m) por el O, Gorramendi (1.081 m) por el NE, Autza (1.306 m) y Peña Alba (1.075 m) por el E y SE y Abartán (1.099 m) y, más allá, Gartzaga (1.296 m) y Sayoa (1.459 m) por el S. Esta última y Autza ofrecen huellas de glaciarismo cuaternario. Por lo demás, la cubeta es de tipo estructural y al mismo tiempo erosiva, ya que la erosión la ahondó aprovechando los afloramientos de las arcillas y margas del Triásico Superior y, sobre todo, de las ofitas, intensamente alteradas en el Terciario y transformadas en una masa de color amarillento o marrón-rojizo. Al NO y SE de la depresión o cubeta del Baztán, que se insinúa a modo de divertículos hacia los puertos de Izpegui y Verdériz, se encuentran los macizos paleozoicos de Cinco Villas y Quinto Real principalmente esquistosos, de cumbres suaves y valles fluviales encajonados, que tienen en su periferia restos de la cobertura detrítica permo-triásica (areniscas y conglomerados rojizos) modelada por la erosión en crestas enérgicas, como las que bordean la cubeta baztanesa por el O y E, antes mencionadas. Por último, una pequeñísima parte del valle de Baztán la más septentrional, pertenece al corredor de Vera-Ainhoa, excavado por el flysch margocalcáreo del Cretácico Superior.
idea.
Clima
El clima se caracteriza por la abundancia y regularidad de las precipitaciones, la debilidad de las amplitudes térmicas, la ausencia de aridez: se trata de un clima de tipo templado-atlántico. Algunos de sus valores medios anuales más significativos, variables con la altitud, son: entre 10º y 15ºC de temperatura, 1.400-2.200 mm de precipitaciones, caídas en 160-190 días, y 550-770 mm de evapotranspiración potencial.
Flora
La vegetación natural pertenece a la provincia atlántica de la región euro-siberiana. Antes de su destrucción o transformación por el hombre, que ha sido muy intensa, como en casi todas las tierras cercanas a la frontera hispano-francesa, estaría formada por hayedos en las montañas, robledades de en las partes bajas, castañares en las intermedias y otras frondosas caducifolias menos importantes, como fresnos y avellanos. El haya ocupa hoy el primer lugar por la extensión (7.500 Ha, aproximadamente), y sus bosques se extienden sobre todo por las áreas montañosas de la periferia, en particular la del S; le siguen muy de lejos el roble, que fue talado abundantemente para crear praderías de siega y campos de cultivo, y el castaño, diezmado por la enfermedad de la tinta. La repoblación forestal se hizo con especies exóticas, e interesó a unas 2.100 Ha, en sus tres cuartas partes cubiertas de pino insigne, roble americano y alerce del Japón; es, sobre todo, importante entre Otxondo-Alkurrutz y Olabidea.
Executoria de la nobleza, antigüedad y blasones del Valle de Baztán
El año 1685 publicó don Juan de Goyeneche una obra titulada: , "Las Armas comunes del Valle son un juego de ajedrez escaqueado de blanco y negro, que el Rey don Sancho Abarca les dio por blasón, en testimonio de que su valor tenía por juego la guerra, y que su lealtad exponía las vidas al tablero en defensa de su Rey; y es el caso que avrá más de ochocientos años que reconociendo los Baztaneses que este gran Rey se hallava muy apretado, peleando con un exército de Franceses, apellidados de su zelo, y acaudillados de Don Alonso de Baztán, acometieron con tanto esfuerzo a los Enemigos, que haziendo en ellos un horrible estrago, no solamente sacaron a su Rey del riesgo, sino que le coronaron con el triunfo de una gloriosa Victoria". A pesar de testimonio tan elocuente, parece ser -y es la opinión más sostenida- que se lo otorgó Sancho VII el Fuerte, tras el heroico comportamiento de los baztaneses en la acción de las Navas. Dada la hidalguía de los naturales del valle, todos los vecinos pueden usar este blasón, razón por la que se ve grabado en casi todas las fachadas de las casas y caseríos, con variaciones en los elementos ornamentales, según los gustos de las distintas épocas históricas.
Está emplazada en la localidad de Elizondo, capital del valle y su núcleo más importante y poblado.
El solar donde se asienta la Casa Consistorial o Casa del Valle fue adquirido al Monasterio de Urdax en 1696. Su arquitectura es de estilo barroco clásico. De aspecto severo, está construida en piedra roja oscura propia de la zona, con testimonios heráldicos en su fachada. El organismo político y administrativo del Noble Valle y Universidad del Baztán es la Junta General del Valle, constituida por el Alcalde, los catorce Concejales, Jurados de los quince lugares del Valle y cuatro Junteros. Durante los años 1986-1987, el edificio registró una profunda restauración, con un presupuesto de 63 millones, financiado con ayuda del Gobierno de Navarra. En su archivo, aparte de sus códices, conserva la Bandera del Valle, que, según la tradición, estuvo presente en la batalla de las Navas de Tolosa.
saltus vasconum
Gallia Commata
Por su emplazamiento en la vertiente atlántica del Pirineo y su inscripción hasta el siglo XVI en la diócesis de Bayona, cabe suponer -a falta de documentación fehaciente- que en época romana estuvo encuadrado en la provincia gala de Novempopulania; luego pertenecería a la monarquía franca, dentro de la demarcación llamada ya "Vasconia", es decir, Gascuña, entre el río Garona y la división pirenaica de aguas. Es probable que desde mediados del siglo IX las incursiones normando-escandinavas, que arrasaron la cuenca del río Adour, afectaran también a las tierras del Bidasoa, acentuando el carácter inhóspito y marginal de aquel escondido rincón del , la de algún texto coetáneo.
seniores
El valle debió de soldarse de hecho a la monarquía pamplonesa junto con Guipúzcoa al menos desde los tiempos de Sancho Garcés III el Mayor (1004-1035). En todo caso, bajo Sancho Garcés IV el de Peñalén consta ya como una de las "tenencias" del reino: estuvo encomendada sucesivamente a los Jimeno Garcés (1066), Iñigo Vélaz (1105), Fortún Jiménez (1105-1109) y Jimeno Fortuñones (1131). De modo ocasional se hace constar en algún documento que Alfonso I el Batallador, monarca de Pamplona y otros territorios, "reina" también "en Baztán" (1132); acaso se deseó así formular expresamente la inserción definitiva de la comarca en la órbita soberana de Pamplona. El proceso "colonizador" del valle debió de prolongarse durante largo tiempo por iniciativa de hombres de condición social infanzona que, poco a poco, fueron diseñando una red de núcleos de población estrechamente solidarios. Algunos de los miembros de linajes hidalgos, arraigados con empeño en aquel medio entonces ingrato, merecieron -quizá por su audacia- la confianza de los reyes navarros.
Ya bajo Sancho VI el Sabio se asignó a un Fortún Garcés de Baztán la nueva "tenencia" de San Juan de Pie de Puerto (1194); Juan Pérez de Baztán desempeñó poco después las altas funciones de alférez del reino que, con la consideración de "ricohombre"; entrañaban para su estirpe las mejores oportunidades de influencia política y prosperidad económica; un descendiente suyo, Gonzalo Ibáñez de Baztán, disfrutaba cuando fue desterrado (1276) las rentas de 14 villas situadas principalmente en Yerri y la Berrueza. La Corona controlaba de forma directa, siquiera desde el reinado de Sancho VII el Fuerte, el doble puesto aduanero de Maya y Ainhoa, así como el castillo de la propia villa de Maya; por el mismo tiempo se había consolidado, también en los confines de Labourd, el monasterio de Urdax*, que iba a contribuir a la potenciación humana y económica de su periferia inmediata. La renta eclesiástica del valle, escasa todavía, se liquidaba en metálico y no en especie, según el "Libro del Rediezmo" de 1268; esta información sugiere una pequeña densidad de población, pero sobre todo una estructura social que no se hallaba rígidamente condicionada por la producción agraria y que, por tanto, se basaba en el predomino de gentes portadoras de un estatuto jurídico fácilmente asimilable a la hidalguía.
El alcalde de la fortaleza de Maya se encargaba de la percepción de las tasas regias de los molinos de Maya, Ainhoa e Irurita, por una cuantía anual que en 1280 sólo suponía en conjunto 27 cahíces y medio de trigo y 14 cahíces y medio de mijo; sólo en Arizcun y Almándoz se liquidaba además una minúscula "pecha" o renta en especie, devengada seguramente por algunas heredades directas de la Corona, sin duda insignificantes. En 1427 se consideraba que la cosecha de mijo apenas cubría las necesidades de medio año y la producción de sidra sólo llegaba para el consumo de diez meses: parece, en cambio, que eran relativamente altos los rendimientos de la cría de ganado porcino. Se había duplicado casi el número de fuegos, que en 1366 eran solamente 160 para todo el valle. Este sorprendente ascenso demográfico continuó, aunque con distintos ritmos, hasta el siglo XIX. Entre 1427 y 1553 volvió a doblarse el número de familias; luego aminoró el crecimiento, hasta un 30% en 1646, pero desde esta fecha, hasta 1786 subió todavía un 70% aproximadamente.
El espectacular desarrollo humano registrado, pues, desde el siglo XIV debe asociarse con una más intensa explotación de los recursos naturales del valle, pero en particular con las ventajas que su condición social ofrecía a los vecinos en la movilización de rentas, incluidas las derivadas de servicios político-militares a la monarquía. Carlos III sancionó expresamente la hidalguía colectiva de los pobladores de Elizondo (1397), que eran ya el principal núcleo habitado. Los reyes Blanca y Juan II pretendieron, sin embargo, reservarse el "quinto" del ganado porcino foráneo ("axerizado") alimentado en los montes comunes del valle; esta colisión de intereses denota quizá un incremento cuantioso del aprovechamiento de pastos y de las correspondientes exacciones. El pleito entablado con este motivo ante la Cámara de Comptos se resolverá a favor del valle. En su confirmación de la sentencia, el príncipe Carlos de Viana reconoció (1441) la supuesta hidalguía inmemorial de los baztaneses. Se afirmó al propio tiempo la personalidad jurídica de la "universidad" del valle, representado por su "alcalde" y los "jurados" -llamados luego "regidores"- de sus 14 lugares, y dotada de un patrimonio común de derechos ganaderos, reglamentado en sucesivas ordenanzas, como las de 1603 y 1696. Por otra parte, el valle adquirió la jurisdicción criminal en 1709; no había podido evitar, en cambio, la segregación de la villa de Maya (1665) como municipio propio, reintegrado finalmente a la comunidad al cabo de tres siglos (1969). Dependientes originariamente del monasterio de Urdax, las villas de Zugarramurdi y Urdax obtuvieron también rango municipal distinto, en 1667 y 1774 respectivamente. Como se ha señalado, el valle dependió de la sede episcopal de Bayona hasta que en 1567 fue incorporado a la diócesis de Pamplona por disposición de Felipe II, que alegó el peligro del contagio calvinista extendido por el sur de Francia.
Su especial situación, en la frontera franco-española, otorgó al valle la condición de escenario bélico en las diversas contiendas entre ambos países. El castillo de Maya fue (1521) el último foco de resistencia de los partidarios de Enrique II*. Un siglo después (1639) los propios baztaneses rechazaron las tropas francesas del duque de Agramont, en una de las múltiples acciones de la guerra de Treinta Años. Peor suerte corrió durante la guerra de la Convención (1793-1795): el valle resultó especialmente afectado por las correrías y movimientos del ejército galo.
Retaguardia carlista en la I y III Guerras civiles, fue residencia primero del pretendiente Carlos V (Arizkun-enea, 1834) y zona de batalla después; a las acciones de Ciga y Elizondo (1834), favorables a los liberales, siguió el incendio de Lecároz (14.3.1835), ordenado por el general Espoz y Mina que, hostigado por la artillería carlista, mandó prender fuego a la población tras fusilar a los habitantes quintados que encontró en ella; sólo se salvaron tres casas y la iglesia. Cuarenta años después, una de las últimas victorias alfonsinas sobre las tropas de Carlos VII, Peña Plata (19.2.1876) le valieron al general Martínez Campos el título de marqués de Baztán; el carlista brigadier Larumbe había quedado malherido en el combate y sus ayudantes Elío y Angosto murieron.
Entre los linajes ilustres del valle cabe señalar los de Jaureguízar, Ursúa, Goyeneche, Muzquíz, Mendinueta, Azpilicueta, Itúrbide, etc., amén de buen número de los abades del monasterio de Urdax. Algunos de ellos (Goyeneche, Múzquiz) destacaron en la política y las finanzas de período borbónico, otros labraron su fortuna en América, punto de acogida de numerosos emigrantes baztaneses a lo largo de toda la Edad Moderna y hasta comienzos del siglo XX.
Enlaces de interés:
A) Documentos digitalizados (públicos y privados) de interés para la localidad
B) Enlace al archivo municipal
C) Otros archivos con documentos relevantes sobre la localidad
Archivo General y Real de Navarra
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela