ARCHIVE du patrimoine immatériel de NAVARRE

Sangüesa

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  • Nom officiel:
    Sangüesa / Zangoza
  • Recensement:
    5.080
  • Extension:
    68.00 km2
  • Altitude:
    399 m.
  • Pampelune (distance):
    45.00 Km

Emplacements dépendants:


Entre las cabeceras de Merindad y centros subcomarcales de Navarra, Sangüesa es la ciudad donde la herencia medieval se conserva con mayor nitidez; sirve como ejemplo de urbanística de dicha época aplicada a una villa de repoblación. Es una ciudad trazada a cordel y cuadriculada, cuyos precedentes los encontramos en las ciudades griegas y romanas. Los planos más perfectos son las Bastidas francesas de Aquitania, pero se dan en Navarra y, a veces más antiguas, a lo largo del Camino de Santiago en localidades generalmente de fundación real: Puente la Reina, los Burgos de Pamplona, Viana, Artajona, Huarte Araquil y Laguardia (Álava).
El Casco medieval primigenio tiene un plano que recuerda al pentágono del pamplonés San Cernin, y que incluye por tanto una calle Mayor que en este caso termina en un puente sobre el río, y que continúa desempeñando el pape de eje comercial, terciario y social de la villa. A este burgo se añadió otro más pequeño, cuyo eje es la calle Población. En el primer caso, sobre todo, la herencia medieval se aprecia no sólo en las Iglesias y Palacios, sino también en el interior de las manzanas, con huertas, casitas y casas aisladas, y un entramado parcelario complejo y atomizado.
Al principio la villa no tuvo carácter de fortaleza, pues se repobló en tiempos de Alfonso el Batallador, en que Navarra y Aragón formaban un único reino y la frontera musulmana quedaba lejos. A la muerte de este rey, en 1134, estos reinos se separaron con García el Restaurador y Ramiro II, desde entonces la población fue fronteriza y a partir de entonces y durante siglos las diseniones y guerras entre navarros y aragoneses se hicieron frecuentes, circunstancias que influyeron directamente en el trazado y en las construcciones defensivas que se edificaron.
Se levantó un cerco de murallas con potentes torreones cuadrados colocados con regularidad de trecho en trecho. El flanco del norte iba por la calle de San Miguel, el del sur por la calle Oscura hasta el río, el oriental partía de la parroquia de Santiago y calles de Las Torres y Horno y el del poniente seguía el curso del río Aragón. Las dos parroquias primitivas de Santa María y de Santiago estaban colocadas en sitios estratégicos del recinto murado y por ello tienen torres almenadas.
Los cuatro portales principales fueron el de Santa María, a la entrada del puente, el de Jaca, llamado también de San Francisco, en el extremo opuesto de la Rúa Mayor, el de Tudela al sur, cercano a la iglesia de San Salvador y luego inutilizado y el de San Babil al norte.
Pronto surgieron extramuros dos burgos o barrios, hacia 1150 el de la Oltra, en la margen derecha del río, cercano al puente con la parroquia de San Andrés, y el burgo del Castellón en 1171, con Sancho el Sabio, sobre el montículo frente al puente con la iglesia de San Esteban. También extramuros, pero ya en el siglo XIII, edificaron sus conventos los frailes mendicantes: los Carmelitas en La Nora al otro lado del río, los Franciscanos al terminar la Rúa Mayor, los Dominicos al norte, frente al castillo, y los Mercedarios al sur.
En la segunda mitad de dicho siglo se urbanizó al sur el barrio y calle de La Población con la parroquia de San Salvador y las calles del Estudio y Caballeros. Posteriormente se rodeó de cerco amurallado y se abrieron dos nuevos portales el de los Caballeros o Peñalta y el de la Tajada o Carajeas. Cada barrio tenía su parroquia, y debido principalmente a la situación de la villa en el Camino de Santiago, su propio hospital.
Tanto la planta como las fortificaciones medievales comenzaron a alterarse en el siglo XVI debido a los derribos ordenados por Cisneros y a que las viviendas se construyeron sobre las murallas o dentro de los torreones, y comenzaron a aparecer más espacios libres, que en los siglos barrocos se configuraron como pequeñas plazoletas.
La expansión extramuros más considerable es muy reciente, coincide con la instalación de la Papelera en el polígono industrial y de una planta textil. Comprende una semicorona adosada al río, que rodea al Casco de tres barrios, de formas racionalistas en bloque y residencia obrera en la parte occidental, y de estructura ajardinada en chalets y edificación extensiva en el centro y éste (incluidos dos parques y un polideportivo). Al Sudoeste, en la margen izquierda del río, hay un pequeño barrio todavía poco definido en que sobresalen el Parque de bomberos y un Convento.
La dinámica funcional de Sangüesa se ha transformado durante los últimos 25 años. La función de cabecera comarcal como proveedora de comercio se ha reducido al menos relativamente por causa de la fuerte despoblación que afecta a la Comarca, y también por la proximidad a Pamplona. Las funciones administrativas perduran, y se han ampliado las educativas y culturales. Desde que se instaló la industria, la base económica urbana se alteró, y el propio equipamiento comercial se ha potenciado (supermercados con destino a la población local) al igual que el bancario.

Heráldica municipal

Partido: 1.° de plata y un castillo de tres torres en su color natural, acompañado de las siglas S.A., primera y última letra del nombre de la ciudad, de gules. 2.° de plata y cuatro palos de gules. Bordura de gules con las cadenas de Navarra de oro. Por timbre una corona abierta y por empresa la leyenda: "La que nunca faltó". Data este blasón de 1312 en que el rey Luis Hutín, satisfecho de la victoria que habían conseguido los sangüesinos sobre las tropas aragonesas, les concedió que al lado del castillo que usaban en su escudo, pusieran otro cuartel blasonado con las cuatro barras rojas de Aragón y emblemaran su escudo con la empresa citada. Hasta dicha fecha, el motivo usado en el sello fue el castillo: primeramente uno con cuatro torres y después un castillo gótico.

Casa Consistorial

Está realizada en piedra y ladrillo con amplios porches o arcadas en la parte baja. Fue construida en 1570, por Domingo Aya, vecino de Aibar. Situada en la calle Mayor, la fachada posterior está orientada a la llamada galería o Plaza de Armas del Castillo, con la que formaba conjunto.
Durante muchos años tuvo sede en el propio Palacio del Príncipe de Viana, edificio del siglo XII adquirido por la ciudad en 1536. Una reproducción de la Casa Consistorial se construyó en Barcelona, en el recinto del Pueblo Español, edificado con motivo de la exposición de 1929.
El Ayuntamiento está regido por alcalde y diez concejales alcaldes.

Geografía Urbana

Entre las cabeceras de Merindad y centros subcomarcales de Navarra, Sangüesa es la ciudad donde la herencia medieval se conserva con mayor nitidez: sirve como ejemplo de urbanística de dicha época aplicada a una villa de repoblación. Es una ciudad trazada a cordel y cuadriculada, cuyos precedentes los encontramos en las ciudades griegas y romanas. Los planos más perfectos son las Bastillas francesas de Aquitania, pero se dan en Navarra y, a veces más antiguas, a lo largo del Camino de Santiago en localidades generalmente de fundación real: Puente la Reina, los Burgos de Pamplona, Viana, Artajona, Uharte-Arakil y Laguardia (Álava).
El Casco medieval primigenio tiene un plano que recuerda al pentágono del pamplonés San Cernin, y que incluye por tanto una calle Mayor que en este caso termina en un puente sobre el río, y que continúa desempeñando el papel de eje comercial, terciario y social de la villa. A este burgo se añadió otro más pequeño, cuyo eje e es la calle Población. En el primer caso, sobre todo, la herencia medieval se aprecia no sólo en las Iglesias y Palacios, sino también en el interior de las manzanas, con huertas, casitas v casas aisladas, y un entramado parcelario complejo y atomizado.

Al principio la villa no tuvo carácter de fortaleza, pues se repobló en tiempos de Alfonso el Batallador, en que Navarra y Aragón formaban un único reino y la frontera musulmana quedaba lejos. A la muerte de este rey, en 1134,estos reinos se separaron con García el Restaurador y Ramiro II, desde entonces la población fue fronteriza y a partir de entonces y durante siglos las disensiones y guerras entre navarros y aragoneses se hicieron frecuentes, circunstancias que influyeron directamente en el trazado y en las construcciones defensivas que se edificaron.
Se levantó un cerco de murallas con potentes torreones cuadrados colocados con regularidad de trecho en trecho. El flanco del norte iba por la calle de San Miguel, el del sur por la calle Oscura hasta el río, el oriental partía de la parroquia de Santiago y calles de Las Torres y Horno y el del poniente seguía el curso del río Aragón. Las dos parroquias primitivas de Santa María y de Santiago estaban colocadas en sitios estratégicos del recinto murado y por ello tienen torres almenadas.
Los cuatro portales principales fueron el de Santa María, a la entrada del puente, el de Jaca, llamado también de San Francisco, en el extremo opuesto de la Rúa Mayor, el de Tudela al sur, cercano a la iglesia de San Salvador y luego inutilizado y el de San Babil al norte.
Pronto surgieron extramuros dos burgos o barrios, hacia 1150 el de la Oltra, en la margen derecha del río, cercano al puente con la parroquia de San Andrés, y el burgo del Castellón en 1171, con Sancho el Sabio, sobre el montículo frente al puente con la iglesia de San Esteban. También extramuros, pero ya en el siglo XIII, edificaron sus conventos los frailes mendicantes: los Carmelitas en La Nora al otro lado del río, los Franciscanos al terminar la Rúa Mayor, los Dominicos al norte, frente al castillo, y los Mercedarios al sur.
En la segunda mitad de dicho s¬glo se urbanizó al sur el barrio y calle de La Población con la parroquia de San Salvador y las calles del Estudio y Caballeros.

Posteriormente se rodeó de cerco amurallado y se abrieron dos nuevos portales el de los Caballeros o Peñalta y el de la Tajada o Carajeas. Cada barrio tenía su parroquia, y debido principalmente a la situación de la villa en el Camino de Santiago, su propio hospital.
Tanto la planta como las fortificaciones medievales comenzaron a alterarse en el siglo XVI debido a los derribos ordenados por Cisneros y a que las viviendas se construyeron sobre las murallas o dentro de los torreones, y comenzaron a aparecer más espacios libres, que en los siglos barrocos se configuraron como pequeñas plazoletas.
La expansión extramuros más considerable es muy reciente, coincide con la instalación de la Papelera en el polígono industrial y de una planta textil. Comprende una semi-corona adosada al río, que rodea al Casco de tres barrios, de formas racionalistas en bloque y residencia obrera en la parte occidental, y de estructura ajardinada en chalets y edificación extensiva en el centro y éste (incluidos dos parques y un polideportivo). Al Sudoeste, en la margen izquierda del río, hay un pequeño barrio todavía poco definido en que sobresalen el Parque de bomberos y un Convento.
La dinámica funcional de Sangüesa se ha transformado durante los últimos 25 años. La función de cabecera comarcal como proveedora de comercio se ha reducido al menos relativamente por causa de la fuerte despoblación que afecta a la Comarca, y también por la proximidad a Pamplona. Las funciones administrativas perduran, y se han ampliado las educativas y culturales. Desde que se instaló la industria, la base económica urbana se alteró, y el propio equipamiento comercial se ha potenciado (supermercados con destino a la población local) al igual que el bancario.

Historia

Los restos más antiguos encontrados en su término consisten en hachas pulimentadas y diversos materiales de sílex de yacimientos al aire libre, todos correspondientes a la Edad del Bronce. Algunos autores la identifican con Corbio, capital de los suessetanos, grupo céltico que se extendía por las vecinas tierras aragonesas. En el término se han localizado numerosos asentamientos de época romana en los lugares de los Cascajos, El Castellón, Filleria-Los Cascajos, El Regadío, Linás, Mongallés, Puy d'Ull, Ribas Altas, El Real, San Babil, Santa Eulalia, El Sasillo, Vadoluengo, Valdecomún, Valdeplanzón y Viloria. Como hallazgo notable debe señalarse un cabezal de caballo de bronce, de estilo etrusco, con adornos de genios alados en actitud de lucha y cabezas de cisne; se conserva en el Museo Arqueológico Nacional. Destacan también un busto de Artemisa en mármol blanco, copia romana del siglo II y una terracota bastante mutilada, al parecer una Minerva, inspirada en tipos helenísticos. Formando parte del material constructivo del puente, existe una lápida romana con la inscripción cornelia sibi et cornel.
La primitiva villa «Sangüesina la Vieja» se identifica con la actual Rocaforte y ya en el siglo X desempeñó un importante papel en la defensa contra los musulmanes de los accesos al reino pamplonés. El monarca Sancho Ramírez concedió hacia 1090 el fuero de Jaca al primer núcleo de población «franca» y Alfonso I el Batallador lo extendió (1122) al "burgo nuevo" desarrollado sobre el emplazamiento actual de la ciudad. Fue centro luego de una tenencia, encargada de controlar la frontera con Aragón, y desde mediados del siglo XIII se instituyó en cabeza de la merindad de su nombre, aunque en el siglo XIX se situó en Aoiz la sede del correspondiente partido judicial. Para reparar los daños causados por una crecida del río, la reina Blanca le otorgó los privilegios de mercado (1430). Tuvo siempre asiento y representación en las Cortes del reino por el brazo de las Universidades.
La incorporación de Navarra a Castilla a comienzos del siglo XVI, ya unida dinásticamente a Aragón, significó para Sangüesa la desaparición de gran parte de los peligros que acarreaba su situación fronteriza. Pero también fue la antesala de su decadencia. Durante el siglo XVI mantuvo su importancia; fue asiento de las Cortes navarras -tras las últimas celebradas antes de la inversión castellana de 1511 en 1503 y 1507-en 1530, 1551 y 1561, pero no volvería a albergarlas hasta 1705, en que lo hizo por última vez. En 1562 aún se hallaba con fuerzas para comprar los molinos y la presa, que eran del rey, por 1.500 ducados y en 1665 compró a la monarquía el título de ciudad por 6.000.

Pero lo cierto es que, en un largo segmento de historia que conocemos mal, su población se redujo de manera inopinada.
La principal amenaza que padecía la ciudad radicaba en las crecidas del Aragón, ante las que se encontraba indefensa después del traslado a la tierra llana en el siglo XII. Tras las riadas de 1330 y 1430, fueron importantes las de l582, 1634, 1739, 1787, 1791 y 1947.
La Diputación del reino había aprobado e intentado realizar un plan de reconstrucción ex novo, en 1788-1790, tras la riada de 1787, pero no se efectuó, alegando falta de medios. Se construyó entonces un malecón mayor y se dio profundidad al cauce del río. En 1892, sin embargo, consideró necesario derribar los tres arcos centrales del puente, que desde los días de la riada de 1787 se consideraban obstáculo principal del agua. Sólo la apertura del pantano de Yesa en 1959, con la regulación consiguiente del Aragón, ahuyentó definitivamente el peligro.

Las guerras también fueron fuente de perjuicios importantes. Durante la de Sucesión se declaró, como casi todo el reino, de la parte de Felipe de Borbón y fue saqueada en 1710 por las tropas del archiduque Carlos de Austria, que la habían sitiado. Pero sufrió ante todo las contiendas del XIX. En la Guerra de la independencia (1808-1814), fue uno de los apoyos principales en las correrías de Espoz y Mina. Fue sobre todo el escenario -en las proximidades de Rocaforte- de la acción del 11 de enero de 1812, en la que los hombres de Espoz desbarataron el ejército de 2.000 hombres con que el francés Abbé, gobernador de Pamplona, pretendía alcanzar Sangüesa.
A fines del siglo XVIII se recogía trigo, vino, frutas y algo de aceite; pero las antiguas fábricas en que se elaboraban estameñas habían decaído.
En 1797 se había comenzado a abrir la Carretera a Pamplona y en 1842 se abriría la de Sos. Al crearse los partidos judiciales había pasado la capital a Aoiz (1820).

En Sangüesa existieron varios hospitales.

Hospital de San Nicolás

Posiblemente se hallaba ubicado en Sangüesa la Vieja, es decir, en la zona de Rocaforte y sus aledaños. Estaba cerca de la Iglesia Parroquial de San Andrés, en el término llamado «Ultra» y no lejano al convento de las Religiosas Agustinas, debajo del antiguo fuerte de Uñera. Recogía los peregrinos procedentes de Francia y tierras Aragonesas que recalaban en Sangüesa con dirección a Santiago de Compostela.

Hospital de la Magdalena

Tiene casi la misma antigüedad que el Hospital de S. Nicolás y estuvo destinado a la recogida de leprosos. Estaba situado en la Carretera de Sos, a unos 600 metros de la salida de Sangüesa, después del Cementerio, sobre un montículo entre los ríos Aragón y Onsella.

Hospital de los Templarios

Al parecer había un hospital en San Adrián de Vadaluengo.
Su existencia data con toda certeza del año 1270, pues Teobaldo II Rey de Navarra, hizo en su testa¬mento unir donación de 10 sueldos para dicho hospital. Se convirtió en un Hospital General en el siglo XVI y se trasladó (1842) al convento de los Carmelitas Descalzos, bajo los cuidados de las Hijas de San Vicente de Paúl.

Hospital de los Judíos

Por una Cédula Real de 28 de febrero de 1378, se sabe que Carlos II cedió al Prior del Convento de los Padres Predicadores de Sangüesa un terreno para el Hospital de los Judíos errantes del pueblo de Israel. Estaba ubicado en un solar denominado Santo Domingo, dedicado a mercado de ganado porcino.

Castillo

En época medieval, San¬güesa estuvo defendida por una fortaleza llamada «el Castellón» en muchos documentos, situada encima del monte, aproximadamente en la zona que hoy sirve de emplazamiento al monumento al Sagrado Corazón. Dataría con toda probabilidad de la época de la fundación de la población. En el privilegio de Alfonso el Batallador, de 1132, se alude a los francos que iban a poblar en la tierra lana, debajo del castillo. En 1277 era alcaide Martín Ibáñez de Úriz, más tarde, hacia 1290, se hizo la bodega y se reparó el molino de mano; también se recubrieron las casas del castillo. La escalera de la torre se rehizo en 1300, a la vez que se arreglaba el puente. En 1305 se recubrió la torre con losa, y se repararon algunas cámaras.
La guardia o alcaidío del castillo estuvo durante mucho tiempo vinculada a la merinía, incluyéndose la retenencia en los gajes es o asignación del oficio. En 1355 era merino y alcaide el caballero Guillén Arnalt. Diez años más tarde ocupaba dichos cargos Juan de Robray. Por entonces, se trabajaba en la reparación de la torre mayor. En 1368, Carlos II nombró alcaide y merino a Martín Martínez de Uriz, en cuyo nombre guardaba el castillo en 1377 el sargento de armas Peirot de Mussidán. En 1380 era alcaide titular Juan de Domezáin, y en 1385, Martín de Domezáin, confirmado por Carlos III en 1387. Dos años más tarde, este rey nombró en su lugar a Fernando de Ayariz, su chambelán, que llevó a cabo obras importantes en 1389. Se limpió la balsa del castillo, se bajaron las garitas de la «gran torre», y se llevaron a cabo otras reparaciones en el recinto. En 1395 entró como alcaide y merino Juan Ruiz de Aibar, que continuó las obras.
Carlos III nombró alcaide y merino a mosén Juan de Ezpeleta en 1411, a la muerte del anterior. Reparó inmediatamente los muros del recinto y mandó hacer un portal nuevo en el castillo. Tenía como lugarteniente en 1419 a García de Echauz y en 1424 a Juan Pérez de Alzate. Nuevas obras de carpintería llevó a cabo García de Castellón en 1426.
Siendo alcaide Johancoxe de Suescun, en 1432, se reparó la cubierta de la torre y la sala grande, por los canteros Gonzalo y Miguel de Asteasu. En 1451 consta como titular del alcaidío y merino Johan de Ezpeleta, según un memorial de 1471, parece que por entonces fue despojado el castillo. En 1479 lo tenía a su cargo Juan Ximénez Marqués, hidalgo de Cáseda. Y en 1482 había vuelto al linaje de Ezpeleta, en la persona de mosén Cristián, que percibía 400 libras por la retenencia y merinía. En las discordias del año 1494, fue entregada la fortaleza a Pedro Barbo y Martín de Añués, y en 1505 figura como alcaide Miguel de Azpilicueta.Tras la conquista de Navarra por Fernando el Católico en 1512, fue nombrado alcaide y capitán de la villa don Pedro de Castro, con 500 libras de asignación. Mandó fortalecer los muros de Sangüesa y el palacio de los reyes, que todavía se conserva en parte. Fue mandado derribar en 1519.

Enlaces a archivos de interés:

Archivo General y Real de Navarra

 

   Archivo General y Real de Navarra 

   Archivo diocesano 

   Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela

Portal de Archivos Españoles (PARES)     Portal de Archivos Españoles (PARES)

 

Enlaces a hemerotecas de interés:

Diario de Navarra    Hemeroteca del Diario de Navarra

  Diario de Noticias   

   Hemeroteca del Diario de Noticias

  Berria 

   Hemeroteca del Berria

 
Hemeroteca de la Biblioteca Nacional    Hemeroteca de la Biblioteca Nacional

 

Iglesia de Santa María

El primer dato documental es de 1131, año en que Alfonso el Batallador dio su capilla y palacio real junto al puente a los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. En 1351 pasó a la Diócesis de Pamplona. Está situada junto al puente, para su defensa, en el flanco amurallado del oeste, correspondiéndole jurisdiccionalmente la Rúa Mayor y el sector norte de la villa.
El templo ofrece una planta de tres naves rectangulares de tres tramos prolongadas en ábsides semicirculares. Fue declarada Monumento Nacional en 1889. En una primera etapa románica se levantó la cabecera de triple ábside semicircular, el central más amplio y alto, con cubiertas en cuarto de esfera. Al exterior se aprecian los poderosos contrafuertes, las importas ajedrezadas, las ventanas de medio punto y los óculos que nos llevan al arte de la catedral de Jaca.
A finales del siglo XII la obra se continuó en estilo protogótico o cisterciense; las tres naves se estructuraron con pilares cruciformes y columnitas acodilladas para soporte de los arcos apuntados y de los nervios de la bóveda de crucería sencilla. Ya adelantado el siglo XIII se construyó la linterna octogonal sobre trompas y la torre de tres cuerpos con grandes ventanales, dotada de almenas y aguja hacia mediados del siglo XIV. La ampliación del templo por el norte, todavía dentro del gótico, corresponde a las capillas de San Miguel y La Piedad o Trinidad.

La portada, por su rica y compleja imaginería, es obra cumbre del románico. Está situada hacia la Rúa Mayor, entre dos estribos. El cuerpo superior artado cobija a un Cristo Majestad y un apostolado y se atribuye al maestro de San Juan de la Peña. En el cuerpo inferior columnas con estaturas adosadas flanquean el ingreso y son: las tres Marías a la izquierda y San Pedro, San Pablo y Judas ahorcado a la derecha: en el libro de la Virgen María, la figura central, está grabado el nombre del autor, «Leodegarius me fecit», me hizo Leodegario, un maestro borgoñón, cuyo estilo es reflejo de la catedral de Chartres y San Lázaro de Autun.
Las arquivoltas representan el mundo social de la época: soldados, clérigos, pueblo, oficios artesanos, con sus vicios y virtudes. Un Cristo del Juicio Final preside el tímpano con bienaventurados y réprobos, y María con los apóstoles el dintel. En las enjutas están colocados anárquicamente monstruos, escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento, restos de un tímpano y sobre todo la leyenda nórdica de Sigurd, Regín y el dragón Fafne. Este cuerpo inferior fue remodelado hacia 1200.
Dentro de la iglesia es notable el retablo mayor del ábside de estilo plateresco, siglo XVI, de los talleres sangüesinos influenciados por Jorge de Flandes. Lo preside la imagen gótica (siglo XIV) de Nuestra Señora de Rocamador y una Asunción barroca. Otras imágenes destacables son: la Piedad de estilo gótico flamenco del siglo XV, San Blas, también del siglo XV, San Miguel, siglo XVI, y un Crucifijo y un San Francisco Javier del siglo XVII. Como muestra de orfebrería destaca la custodia procesional gótica, estructurada de tres pisos con una torre de siglo XV, procedente de los talleres locales, y un frontal de plata del siglo XVIII.

Iglesia de Santiago

Se edificó junto a la muralla para defender el rincón sureste del primitivo recinto fortificado. Las obras debieron iniciarse al finalizar el primer tercio del siglo XII. Su jurisdicción comprendía la mayor parte de la zona sur de la villa; el rector tenía el título de abad y sus bienes pertenecían a la catedral de Pamplona, según se cita por primera vez en un documento de 1144.
En una primera etapa se levantó la cabecera de triple ábside semicircular, planos al exterior los laterales, con vanos de medio punto, excepto el del sur, y arista viva, Capiteles florísticos y figurados y decoración de ajedrez. Al exterior, el central tiene columnas y pilastras adoadas. Todo esto remite al románico de la catedral de Jaca, lo mismo que la portada en cuerpo saledizo con arquivoltas abocinadas de medio punto sobre columnas, capiteles de flora y tímpano sobre cabezas de león al que se adosó un Santiago en piedra en el siglo XVII.
A la segunda etapa, durante el último tercio del siglo XII, pertenecen la bóveda del ábside central y la estructuración de las naves de cuatro tramos con columnas y arcos apuntados en arista viva y al abovedamiento de crucería sencilla de las naves laterales en un gótico incipiente.
Finalmente, hacia 1270, se cubrió la nave central con bóvedas de crucería sencilla, y fue dotada con ventanas apuntadas con tracerías lobuladas. Sobre la capilla mayor se levantó la torre cuadrada, que se modificó y coronó con almenas hacia el año 165. En siglos posteriores se abrieron capillas de enterramiento y, devoción a ambos lados, sobresaliendo la de San Román, cubierta con cúpula y decorada por Miguel Pempinela en 1725, y la sacristía adosada a la cabecera.
Entre las imágenes destacan la de Santiago peregrino en piedra gótica del siglo XIV, desenterrada en 1964, y las renacentistas de la Virgen de Belén San Jorge. El retablo de San Román es del siglo XVII, y el mayor fue realizado por Francisco Pejón en 1767, pero aprovechando imágenes, Santiago, apóstoles y peregrinos, de un retablo del siglo XVI. En la sacristía hay varios lienzos del cascantino Diego Díaz del Valle y algunas piezas valiosas de plata.

Iglesia de San Salvador

Se levantó al sur de la villa, adosada a la muralla, hacia finales del siglo XIII, y tuvo por jurisdicción el Barrio de La Población. Fue parroquia filial de Santiago hasta 1787, y actualmente apenas tiene culto. Es de nave única rectangular, con seis tramos divididos por arcos apuntados, cubiertos de crucería con grandes claves, que apean sobre columnas adosadas a los muros laterales, y cabecera poligonal de bóveda gallonada con clave central. El presbiterio responde a un esquema más antiguo que el resto del edificio. Altos ventanales se abren en la cabecera y al costado sur un rosetón cegado al oeste. Los empujes están contrarrestados por machones exteriores. La torre, montada sobre la cabecera y de igual planta, tiene vanos apuntados y debió rematar en almenas.
La portada es de arquivoltas apuntadas con tímpano que representa a Cristo juez acompañado de María, San Juan y dos ángeles, y con dintel del Juicio Final y representación del infierno. Su cronología es de finales del siglo XIII. Dos siglos más tarde se le añadió un extraño pórtico con bóveda de terceletes que se apoya al exterior, en la calle, en grueso pilar. El coro en alto, a los pies, se levantó en el siglo XVI y muestra ricos medallones, y en el siglo XVII se abrieron capillas a ambos lados, sobresaliendo la dedicada al patrono de la ciudad de San Sebastián, fechada en 1602.
Destaca en su interior un sagrario en piedra, gótico del siglo XV, y el retablo mayor, romanista, de gran calidad, contratado en 1608 por los sangüesinos Juan de Berroeta y Juan de Alli. En la capilla de San Sebastián hay un tríptico y predela del siglo XV de tablas pintadas con las imágenes de San Benito, Ecce Homo y los Santos Cosme y Damián.

Iglesia de San Adrián de Vadoluengo

Está situada sobre el Aragón, a la salida de Sangüesa, hacia Sos del Rey Católico. En 1133 el noble Fortún Garcés Caxal lo cedió a Santa María de Nájera, y después de su consagración en 1141, por el obispo Don Sancho de Larrosa, la entregó a la abadía de San Pedro de Cluny. A finales del siglo XIX pasó a propiedad, junto con su hacienda, del marqués de Gongos y actualmente pertenece a una familia de la localidad. Tuvo primitivamente una función hospitalaria, y muy cerca de ella existió la ermita de Santa María Magdalena.
Es de una sola nave rectangular de dos cuerpos cubiertos de bóveda de cañón y cabecera semicircular con bóveda de horno. Al exterior, la portada, de triple arquería, de medio punto y capiteles con leones y follaje, tiene un tímpano con crismón, son muy variados los canecillos, y la torre cuadrada sobre el tramo occidental va provista de vanos semicirculares.

Convento de San Francisco

Fue fundado por el rey Teobaldo en 1266, según recuerda la lápida conmemorativa del lado izquierdo de la portada, aunque ya residían en la villa desde 1250 algunos frailes procedentes del Oratorio de San Bartolomé de Rocaforte. Sus frailes fueron exclaustrados en 1836, después la Administración lo cedió al Ayuntamiento en 1880, y desde 1899 residen en él los Padres Capuchinos.
La iglesia es de planta rectangular con cabecera plana y su única nave constaba de ocho tramos con arcos transversales apuntados, apoyados en repisas laterales, de los que solamente queda el occidental, que se contrarrestan exteriormente con estribos. A ambos lados hay pequeñas capillas. En el siglo XVI se construyó toda la bóveda estrellada, ahora de cuatro tramos, provista de medallones platerescos. Un gran ventanal de tracería gótica con vidriera se abre en la cabecera y dos ventanas a cada lado, estrechas y apuntadas. La puerta, escasamente abocinada, tiene arquivoltas en arco apuntado sobre columnas con capiteles florales, está precedida de un pórtico de principios de siglo. Esta iglesia fue remodelada en 1960.
La imaginería barroca de la cabecera procede de diversos lugares, en las capillas destaca una virgen sedente gótica muy repintada y la sillería coral de los talleres locales del siglo XVII. El claustro de planta cuadrada, a pesar de su sencillez, debió construirse en el siglo XIV. Su cubierta es de viguería y consta de arquitos lobulados sobre pilares de fuste poligonal: sobresale la puerta y ventanitas de la sala capitular colocada al oriente. Un sobreclaustro sin valor artístico se desmontó en 1985.

Convento de Nuestra Señora del Carmen

Cuenta como antecedente el eremitorio erigido por los carmelitas en la margen derecha del Aragón camino de Pastoriza, en la ermita de Nuestra Señora de la Nora. Aquéllos aparecieron en la villa hacia 1210, éste, por motivos de estrategia, en tiempos de guerra contra Castilla, fue demolido en parte en 1378, y tres años después comenzó a construirse un amplio convento al final del Barrio de La Población adosado a la muralla. Durante la Francesada sirvió de cuartel, exclaustrados los religiosos en 1835, fue destinado en 1842 a hospital y, en 1882 se hicieron cargo de él las Hijas de la Caridad.
El antiguo convento está siendo completamente restaurado y su iglesia no tiene culto. Ésta es de estilo gótico (siglo XIV), tiene planta rectangular y cabecera plana hacia poniente, primitivamente la tuvo al oriente, y su única nave va cubierta con ocho tramos de cañón apuntado sobre arcos transversales apoyados en ménsulas. A ambos lados se abren seis capillas con tribunas superiores. La portada de medio punto consta de seis arquivoltas sobre baquetones provistos de capiteles corridos con escenas de la Virgen, escudo de Navarra, frailes y guerreros. Sobre ella y en un óculo se aloja una imagen gótica de la Virgen en piedra.
De la misma época es el claustro con arquerías lobuladas de planta cuadrada y sobreclaustro de ladrillo del siglo XVII. El retablo mayor es barroco del siglo XVII con tallas de Juan de Berroeta. Además de otros retablos de madera sobresalen los pintados en tabla del segundo cuarto del siglo XVI: el de La Piedad del gremio de los pelaires, y el de San Eloy del de los plateros.

Ermitas

Fueron muchas las ermitas que, según la documentación, existieron en esta jurisdicción, pero son pocas las que han llegado a nuestros días.

Ermita de San Babil

Su primer emplazamiento fue como hospital en San Lázaro y se documenta en el siglo XII: esta al norte de la ciudad, su obra es de principios del siglo XVI y fue patronato de los últimos reyes de Navarra, Don Juan y Doña Catalina. Tiene forma rectángular con bóveda de lunetos y portada con arco apuntado. En su retablo barroco figura el escudo de los Albret. Tiene edificios anejos que sirvieron de alberguería.

Nuestra Señora de la Nora

Junto al camino de Pastoriza fue eremitorio de los Carmelitas en el siglo XIII, que en el siglo XIV se trasladaron intramuros. Muy reformada en el siglo XVII, es de nave rectangular con capillita gótica en la fachada. Su imagen titular gótica ha sido muy restaurada.

Nuestra Señora del Camino

Junto a Gabarderal, es de planta rectangular y puerta en arco de medio punto, su imagen titular es del siglo XVI.

Nuestra Señora del Socorro

En Las Navas, frontera con Aragón, es también de planta rectangular, y su retablo barroco lo preside una virgen gótica, del siglo XIV. En ella radica la cofradía de su nombre, compuesta mayormente por labradores.

Hubo también otros conventos e iglesias hoy desaparecidos.

El de Santo Domingo tuvo su origen en el establecimiento de los dominicos extramuros al norte hacia 1221, frente al palacio-castillo. El convento, demolido por razones estratégicas con motivo de las guerras de Carlos II contra Aragón, fue trasladado intramuros en 1381 a un solar de la sinagoga y aljama de los judíos. Desapareció tras las exclaustración de 1835 y apenas ha dejado restos visibles.

Nuestra Senora de la Merced, fundado hacia 1231, extramuros al sur de la villa, junto al río, en lo que hoy es Colegio de EGB, fue demolido en el siglo XIX.

En 1132 Alfonso el Batallador concedió el Fuero de Jaca a los pobladores del Barrio de la Oltra, su iglesia parroquial de San Andrés, propiedad de la Orden de San Juan de Jerusalén, fue arrasada en la inundación de 1787.

También desapareció, al desaparecer su población, la parroquia de San Esteban, situada en el Puyo del Castellón frente al puente, burgo sangüesino fundado por Sancho el Sabio en 1171.

San Nicolás del Arenal, en su origen granja-hospital de peregrinos perteneció a Roncesvalles desde 1153. Su iglesia situada en la margen derecha del Aragón, poco antes del puente, era de estilo románico de comienzos del siglo XII con tres naves, las laterales cubiertas con cuarto de cañón, y tres ábsides, el central poligonal y los otros semicirculares. Se conservan en distintos lugares algunos capiteles y canecillos. Pasó en 1836, junto con las tierras, a propiedad particular, y su excepcional iglesia fue demolida a principios de nuestro siglo. En estos lugares levantaron en 1884 las Comendadoras Sancti Spiritus su convento e iglesia..

Arquitectura civil

Palacio-castillo del Príncipe de Viana

Sirvió en muchos casos de residencia para los reyes y sus familias y en él se celebraron Cortes Generales. Actualmente forma un cuerpo rectangular de dos plantas, sobre cimientos en talud, flanqueado por dos torres almenadas de la propia muralla y abiertas al interior, pero una de ellas se adaptó para alojamiento a finales del siglo XIII. Del siglo lo siguiente es el cuerpo antedicho y todavía en el siglo XV se hicieron varias reformas. El Ayuntamiento lo adquirió de la Administración Real en 1535 y desde 1949 pertenece a la Diputación de Navarra. El edificio, remodelado a partir de 1985, continuaba a través de una plaza de armas con arcadas, actual Plaza del General Los Arcos, hacia la calle Mayor, con un cuerpo que desapareció en el siglo XVI al levantarse el ayuntamiento.

Las mansiones medievales se distinguen por las arcadas apuntadas de sus puertas. Son reseñables el palacio de los Sebastianos, del siglo XV (Calle Mayor, 56). Cuna de Enrique de Labrit y otros de la calle Población y Mediavilla; el palacio de los duques de Granada (Calle Mayor, 12), tiene ventanales del gótico flamígero.
Prototipo de edificio renacentista es la Casa Consistorial, edificado so el solar sur del palacio-castillo, con un cuerpo montado sobre triple arquería, moderna la del norte, de arcos rebajados sobre pilares dóricos. En el escudo central con las armas de la ciudad se señala el año 1570, fecha de su terminación.
Las casas nobles tienen la planta baja de piedra sillar y el resto, uno o dos pisos, de ladrillo con escudos blasonados, balcones de hierro y aleros saledizos de madera. De estilo renacentista son el palacio de los Goñi, casa París (Calle Mayor, 62), con puerta adintelada y piso superior con arquería y buen alero de madera, donde se hospedó San Francisco Javier siendo alumno del Estudio de Gramática; el hospital de Santiago, actual casa parroquial, con grandes arcos de ingreso y clave con emblemas jacobeos; el patio plateresco (Población, 31); el palacio de Guenduláin (Calle Mayor, 14), de portada adintelada y con columnas, bello alero y patio interior de dos pisos sobre columnas; el palacio de Donamaría y Ezperun (Mediavilla, 37), demolido en 1960.
Entre los palacios barrocos sobresale el de los Ayanz y Ureta o del marqués de Vallesantoro (Mediavilla), con puerta adintelada, columnas salomónicas, capiteles corintios y gran escudo de armas. Su exótico alero consta de trece canes de madera con motivos humanos, animales y florales inspirados en el arte mejicano. Su patio interior se apoya sobre tres órdenes de columnas. Se remodeló para adaptarlo a Casa de Cultura. Otros muchos edificios principales fueron arrasados por la terrible riada de 1787.

Órgano de la iglesia del Carmen de Sangüesa

Permanece en silencio desde la Desamortización del siglo pasado, ya que le faltan todos sus tubos. Todavía se puede leer en el «secreto»: «Lucas de Tarazona me fecit en Lerín, año 1714. Rueguen a Dios por él». Ha habido algún intento de venderlo a Madrid para restaurarlo con tubos antiguos de la época.

Órgano de la iglesia de San Salvador de Sangüesa

Se conserva un órgano con la caja más antigua de Navarra (ca. 1570-80). Su caja, bellamente labrada, puede calificarse como del renacimiento, aunque cabría matizar más. Hoy en día se admite el concepto «Manierista» como estilo intermedio entre el Renacimiento y el Barroco. Las cajas de los órganos no escapan a los gustos estéticos de cada época y la descrita contiene algunos elementos manieristas. El singular instrumento permanece abandonado y sin tubos, ya que éstos fueron vendidos a precio de chatarra hace cuatro décadas

Enlaces de interés: 

Catálogo Monumental de Navarra

 

  Merindad de Sangüesa

A) Documentos digitalizados (públicos y privados) de interés para la localidad

 

B) Enlace al archivo municipal

 

C) Otros archivos con documentos relevantes sobre la localidad 

Archivo General y Real de Navarra

 

  
Archivo General y Real de Navarra 

 
 Archivo diocesano 

  
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela