El padre de Gregoria falleció muy joven. Ella era hija única y su madre la sacó adelante con mucho esfuerzo. En casa siempre había alguna maestra que se alojaba en la habitación que ofrecían en alquiler. Gregoria se casó con un vecino del pueblo y ha vivido toda la vida en Funes. Recuerda a la perfección todas las costumbres religiosas.