Artajona
Zona no vascófona.
Limita al N con Obanos y Añorbe, al E con Barásoain, Garínoain, Pueyo y Tafalla, al S con el término de esta ciudad y al O con Larraga y Mendigorría. Su término es una cubeta semiestructural, semierosiva abierta hacia el O y en cuyo centro se alza la villa. Se trata de la prolongación O del sinclinal del Barásoain, que aquí lleva la dirección ENE-OSO, armado en las arcillas y areniscas, con o sin paleocanales, miocénicas y oligocénicas que la erosión selectiva ha modelado en forma de crestas separadas entre sí y cortadas transversalmente por barrancos que van a parar al ría Arga. Las mayores alturas se encuentran en la periferia N y E y se sitúan entre 500 y 650 m.
Comunicaciones: De Artajona parten 4 carreteras locales: una enlaza con la carretera nacional que lleva a Pamplona (N-121); otra llega hasta Puente la Reina, a la carretera nacional N-lll; una tercera enlaza de nuevo con la nacional N-121 en Tafalla; por último, la que termina en la carretera comarcal NA-132 entre Tafalla y Estella.
Clima
El clima, de tipo mediterráneo-continental y con veranos secos, tiene los siguientes valores medios anuales: 13°-14ºC de temperatura, 450-600 mm de precipitaciones caídas en unos 60-80 días, y 700-750 mm de evapotranspiración potencial.
Flora
Casi no quedan restos de los robledales y encinares que cubrirían todo el terreno; lo repoblado (pinos de Alepo y negro de Austria) es poco, de modo que la superficie forestal arbolada sólo equivale al 2% de la total.
HERÁLDICA MUNICIPAL. Hasta el año 1423 usó un sello en que figuraba una encina y a ambos lados un ave. En dicho año, Carlos III, en un documento expedido en Tudela manifestaba: " Ea assi bien havemos ordenado et ordenamos por las presentes en adelant, la dicha nuestra villa de Artajona yenga en sieillo et pendón et en ellos por armas, unas cadenas doro en campo azur et una encina de una part, et de la otra, las cadenas con una banda et una corona encima; de las quales usará la dicha nuestra villa en la forma et manera que usan en sus blasones las otras buenas villas de este nuestro regno de Navarra».
CASA CONSISTORIAL. Construida en piedra, está cerca de la parroquia de San Pedro. Fue edificada en 1959, sobre el solar de la anterior que fue derruida, y consta de planta baja y dos más. La fachada principal forma chaflán, conformando una pequeña plaza a la que acceden dos calles con fuente pendiente desde la parte alta de la Villa. Su Ayuntamiento está regido por alcalde y ocho concejales.
ARQUEOLOGÍA. En su término se localiza un sector dolménico que constituye la estación más meridional de Navarra. Comprende los dos monumentales dólmenes del Portillo de Enériz y la Mina de Farangortea, descubiertos por T. López Selles y B. Andueza; fueron excavados por D. Fernández Medrano y J. Maluquer de Motes. Con espectacular arquitectura, son amplios sepulcros de galería con losa de separación (o «ventana») situados en medio de túmulos de más de 20 m de diámetro por 2,5 m de altura. No se ajustan exactamente a ninguno de los tipos aceptados como primarios en las tipologías megalíticas; es razonable, por Tanto, interpretarlos como una variante particular a medio camino entre las galerías cubiertas y los sepulcros de" corredor, sin que esto suponga una nueva definición de variedad megalítica. En los términos de Aguarroya, Andiuz, Artadía, Cercondoa, Chirriturría, Landerdoya y Saragoría se encuentran yacimientos de Eneolítico y Edad del Bronce. Conservan vestigios de poblados de la Edad del Hierro: Dorre, Gasteluzar y Guencelaya, de donde procede un ara decorada con cabeza de toro.
HISTORIA. En el siglo XI perduraba población diseminada en torno a los monasterios e iglesias rurales de Santa María Zuna, Santa María de Elizaldea y San Gil. Además de la parroquia de San Juan. El monarca Sancho Garcés IV el de Peñalén dio el lugar ad populandus al noble García Aznárez, quien cedió (1070) la iglesia de Santa María al monasterio de San Juan de la Peña. Poco después. Pedro de Roda o de Andoque, obispo de Pamplona, donó con aprobación del rey Sancho Ramírez (1084) la iglesia local con todos sus bienes, rentas y diezmos a los canónigos de Saint-Sernin de Toulouse. Los nuevos titulares erigieron un priorato que perduró en sus manos hasta 1625, en que pasó a la colegiata de Roncesvalles por permuta con el de San Matán (Gera).
Hugo de Conques, primer canónigo rector durante el siglo XI. impulsó la repoblación; para 1103 habían sido construidos el recinto amurallado el templo de San Saturnino y las casas. Muy pronto surgieron diferencias con los monjes pinatenses por el pago de los diezmos; en el litigio intervinieron papas, reyes y prelados; los obispos de Pamplona, Carcasona y Tarazona consagraban el templo artajonés, sustituido por el actual gótico durante el siglo XIII.
El culto parroquial corrió a cargo de un cabildo eclesiástico que llegó a contar cuarenta clérigos (1276). El patrimonio del priorato se extendió por la localidad y por Larraga y Olite principalmente. En el siglo XII la villa dio a la sede episcopal de Pamplona dos obispos: Lope de Artajona (1142-1159) y Pedro de París (1167-1193). Durante el episcopado de don Lope fue cabeza de un minúsculo y singular «reino». Buscando la paz con sus rivales de Castilla y Aragón. Garía Ramírez casó a su hija Blanca con Sancho III el deseado de Castilla (1140) y él mismo tomó por esposa a Urraca (1144), bastarda del emperador Alfonso VII, la cual aparece «reinando» en Artajona. Larraga, Cebror. Miranda de Arga y Olite (1153). Donde le sucedió su hermano Sancho (1154-1157). El pequeño enclave castellano parece originado en la dote ofrecida por el monarca navarro a su esposa Urraca. Sancho VI el Sabio lo reintegró a su corona (1158).
Era lugar de señorío realengo cuyas cargas, incluida la «novena», redujo por «fuero» Sancho VII el Fuerte (1193 y 1208) a una sola pecha anual en metálico, consistente en 7.OOO sueldos. El conjunto del «cerco» evidencia el apogeo alcanzado por la villa en aquella época, pero [as pestes y crisis del siglo XIV redujeron su población a la décima parte. Para evitar la desolación total, Carlos III declaró a sus vecinos libres e infanzones y les otorgó el fuero de San Martín de Estella con el privilegio de mercado semanal (.1423). Durante la guerra civil cayó bajo señorío de linaje Beaumont y, aunque los reyes Catalina y Juan III de Albret la vincularon perpetuamente a la corona (1498), no tardó en quedar inscrita de nuevo (1512) en la órbita patrimonial de los condes de Lerín. Sólo al cabo de un pleito de más de un siglo (1.631) logró ser restituida en el rango de buena villa con asiento en las Cortes del reino. En 1536, tras ser priorato de la catedral de Toulouse desde el siglo XI, las autoridades de esta diócesis y de la de Pamplona concluyeron un acuerdo en virtud del cual el priorato artajonés quedaba extinguido, aunque Toulouse mantuvo el derecho a sus rentas, que permutó más tarde con el cabildo de Roncesvalles por otras rentas que éste poseía en Francia. Entre 1797 y 1798 la villa había construido a sus expensas el camino real que la unía con Muruarte de Reta, a fin de tener mejor salida hacia Pamplona.
En el siglo XIX tenía una fábrica de aguardiente perteneciente a los bienes propios, otras cinco particulares y cuatro molinos de aceite. En 1863 se instaló en la villa una comunidad de hijas de la Caridad que dirigió el colegio del Ángel y se hizo cargo del hospital. Se formó en 1870 la Sociedad Corralizas. Destacan como personas ilustres del lugar: Martín de Ororbia, Carlos de Bayona y Ortiz, Ildefonso de Bayona, José de Ororbia y Rota, José Madoz y Moleres y Pedro de París.
Enlaces a archivos de interés:
Archivo General y Real de Navarra
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela
Portal de Archivos Españoles (PARES)
Enlaces a hemerotecas de interés:
Hemeroteca del Diario de Navarra
Hemeroteca del Diario de Noticias
Hemeroteca de la Biblioteca Nacional
IGLESIA DE SAN SATURNINO. En la parte más alta de la población y dentro del recinto amurallado del Cerco se localiza la iglesia de San Saturnino. En 1085 se inició un primer templo románico cuyas obras estaban concluidas para 1103, aunque no se consagró hasta 1126. Este edificio fue sustituido por la fábrica gótica actual, cuya construcción se comenzó por la cabecera durante el primer tercio del siglo XIII. A finales de dicha centuria se reemprendieron los trabajos, construyéndose el resto, ya plenamente gótico. Resultado de estas obras es un edificio de nave única, con cabecera pentagonal y coro alto a los pies, según un modelo que procede del Midi trances y de la propia Toulouse que alcanzó amplia difusión por la Navarra Media durante esta época.Los cinco tramos de la nave tienen bóvedas de crucería con nervios moldurados que arrancan de pilares adosados provistos de triples columnillas y otras menores acodilladas, todos ellos con basas y capiteles poligonales. Sólo los pilares del coro incluyen una decoración figurada. Bajo las bóvedas de la nave se abre la capilla mayor, con cubierta gallonada. Exteriormente la iglesia ofrece un aspecto de fortaleza, forma un bloque de sillería reforzado por contrafuertes sobre los que corre un camino de ronda. Adosada a la cabecera se eleva una torre prismática de inspiración protogótica, su cuerpo de campanas tiene parejas de arcos apuntados y cuatro gárgolas en las esquinas. El muro de los pies incluye una portada gótica de finales del siglo XIII. De esquema apuntado, abocina en doce arquivoltas de decoración rica y variada que apean en columnillas de capiteles vegetales. Preside el conjunto un tímpano con la figura de San Saturnino y otra femenina de la que sale el demonio, los extremos quedan reservados a dos personajes orantes, que han sido identificados con Felipe e! Hermoso de Francia y Juana de Navarra. A la misma mano pertenecen los relieves del dintel, que narran el martirio del titular conforme a la «Leyenda Dorada». Otra portada se conserva en el lado del Evangelio, reaprovechada en la capilla del Santo Cristo. La capilla mayor acoge un interesante retablo, ejecutado entre 1505 y 1515 por los fusteros de Pamplona maese Fierres y maese Andrés, así como por el pintor vecino de Tafalla maese Francisco, al que se le unió en 1520 el maestro Floristán. La mazonería gótica enmarca en la calle mayor la talla de San Saturnino y el grupo del Calvario, de un expresivísimo propio del gótico final, más otra imagen de la Virgen sedente con el Niño, que sigue modelos del siglo XIV. En las calles laterales se suceden pinturas sobre tabla con escenas del titular, de la vida de la Virgen, de la Pasión y de la Resurrección de Cristo, cuyo estilo hispano-flamenco se encuentra próximo al del pintor Pedro Díaz de Oviedo. Originalmente el presbiterio se decoró con pinturas murales góticas que en la actualidad se conservan en el Museo de Navarra. Las más antiguas, de hacia 1300, ocupaban el paño Central con el Juicio Final y los Apóstoles; su estilo arcaizante tiene mezcla de influencias francesas y elementos bizantinos. En 1340 el maestro Roque pintó las escenas de San Saturnino y el traslado de su cuerpo en estilo franco-gótico.
A ambos lados del ingreso a la capilla mayor se hallan dos retablos barrocos, realizados en 1696. El altar de la Virgen del Rosario alberga una imagen de la titular, que data de la primera mitad del siglo XVI. En el otro retablo hay un San Juan Bautista, escultura romanista de Bernabé Imberto fechada en 1591. En la zona baja del pueblo está la parroquia de San Pedro, edificio gótico del siglo XIII, construido a la par que el de San Saturnino para servir de iglesia a lo que entonces era el «Rabal». Su fábrica medieval ha sido muy transformada a lo largo de los siglos, aunque de ella subsisten los muros de sillería con sus dos portadas abocinadas y una alta torre prismática. En el interior, la primitiva organización de tres naves se renovó totalmente en 1862, convirtiéndose en una planta de cruz latina con capillas laterales, cubierta por bóvedas de medio cañón con lunetos, salvo el tramo central del crucero que recibe una cúpula elíptica. Pilastras y arcos casetonados con rosetas dan al conjunto un aspecto neoclásico. En el tesoro parroquial sobresale un pequeño tríptico de la Epifanía con figuras de madera tallada y policromada, obra flamenca de comienzos del siglo XVI y aun goticista, que pudiera proceder del taller de Amberes. Dentro del capítulo de orfebrería hay que citar dos cálices bajorrenacentistas de la primera mitad del siglo XVII, punzonados por Blázquez -posiblemente el platero de Pamplona José Velázquez de Medrano- y Hernando López, y un tercer cáliz rococó de 1766 que procede de México, enviado por el capitán don Jacinto Martínez de Aguirre junto con un ostensorio. Especial interés tiene el relicario del Lignum Crucis, de estilo plateresco, que fue labrado por el platero Luis Suescun en 1561. También pertenecen a esta parroquia diversas tallas góticas del siglo XIV, hoy depositadas en el Museo Diocesano de Pamplona. A corta distancia del pueblo se encuentra la Basílica de Nuestra Señora de Jerusalén, templo barroco construido entre 1709 y 1714, aunque se sabe que existió una iglesia románica del siglo XII y otra anterior que perteneció al antiguo lugar de Elizalde. Es un edificio de planta de cruz latina con una nave alargada provista de bóvedas de medio cañón con lunetos y gran crucero sobre el que voltea una cúpula con linterna.
Su exterior muestra una cuidada fachada de sillería con pilastras de orden gigante y gran Frontón en su coronamiento. Preside la cabecera del templo un retablo barroco, ejecutado en 1717, que comprende banco, cuerpo y ático, articulado por columnas salomónicas alternadas. Entre las tallas de San Joaquín y Santa Ana se abre un mareo oval bajo dosel de cortinajes; sirve de trono a la imagen de Nuestra Señora de Jerusalén, obra propia de un románico tardío de comienzos del siglo XITI con avances hacia el gótico, realizada en cobre dorado y con decoración de esmaltes de vivos colores.
IGLESIA DE SAN PEDRO. Construida en piedra, está cerca de la parroquia de San Pedro. Fue edificada en 1959, sobre el solar de la anterior que fue derruida, y consta de planta baja y dos más. La fachada principal forma chaflán, conformando una pequeña plaza a la que acceden dos calles con fuente pendiente desde la parte alta de la Villa.
ERMITAS. Junto al camino de Tafalla queda la ermita de San Bartolomé, cuya existencia está documentada en 1235, aunque su actual edificio data del siglo XIX. Desaparecieron las ermitas de San Gil. San Miguel. Santa Catalina.
ÓRGANO. Cuenta con un ejemplar neoclásico. El movimiento neoclásico se refleja un poco tardíamente en Navarra en cuanto a las cajas de sus órganos (1797 hasta finales del siglo XIX). Parece que sus tracistas no acaban de aceptar la nueva estética de Ventura Rodríguez en la fachada de la catedral de Pamplona, y ello a pesar de la presencia activa de A. S. Ochandátegui por Navarra, donde aparece, incluso, asegurando coros y órganos construidos con anterioridad. Esta nueva corriente artística, juzgada por algunos despectivamente como «fría» y sin imaginación, hoy en día está en revisión. Habría que verla en todo caso, desde las coordenadas estéticas, sociales, etc. de la época. La tubería de San Saturnino de Artajona se cree desapareció con el paso de los «Cien mil hijos de San Luis» (1823). El instrumento había sido construido por el incansable Diego Gómez (1798).
ARQUITECTURA CIVIL. La población se extiende por la ladera meridional del cerro de Artajona, agrupándose su caserío en estrechas calles que forman un entramado de pendientes cruzadas por otras que se adaptan a los desniveles del terreno. En el portal de Remagua se inicia la bajada de la calle Eugenio Mendioroz, que prolongada por la del Hospital cruza todo el casco urbano. Tanto en ella como en otras vías abundan los edificios con portadas de arco apuntado o de medio punto típicas del siglo XVI y aparatosos escudos barrocos. En la calle Mayor hay palacios del siglo XVIII.
[Cerco de Artajona] CASTILLO. En 1085 los canónigos de Toulouse comenzaron a levantar en la villa un recinto fortificado, jalonado por 14 torres, que básicamente venía a coincidir con lo que hoy todavía llaman el Cerco; la primitiva muralla se fue reparando y mejorando en épocas posteriores, fundamentalmente en el siglo XIV.
En 1280 consta como alcalde del castillo Pedro Ruiz de Argaiz, que percibía una retenencia de 8 libras y 40 cahices. En los primeros años del siglo XIV aparece Diego Sánchez Garcés. Posteriormente, hacia 1320, vuelve a estar confiada la guarda al concejo y así debió continuar en lo sucesivo, hasta finales del XV, En 1464 doña Leonor recompensó a la villa por el valor con que se defendió contra los beaumonteses en la guerra. El conde de Lerín atacó el lugar con gentes de armas, exigiendo que se le recibiese y acatase como señor, teniendo que enviar don Juan de Labrit tropas reales en su socorro. El conde ocupó por la fuerza la jurisdicción el ano 1513, que le seria confirmada en 1520 por Carlos V. El muro se abre por el portal de Remagua, que comunica con el antiguo «Rabal», y el de San Miguel, en el lado opuesto del conjunto, delante del cual existieron fosos y otras líneas de defensa. Además hubo un tercer portal llamado de Aitzaidea.
Hasta el año 1423 usó un sello en que figuraba una encina y a ambos lados un ave. En dicho año, Carlos III, en un documento expedido en Tudela manifestaba: "Ea assi bien havemos ordenado et ordenamos por las presentes en adelant, la dicha nuestra villa de Artajona tenga un sieillo et pendón et en ellos por armas, unas cadenas doro en campo azur et una encina de una part, et de la otra, las cadenas con una banda et una corona encima; de las quales usará la dicha nuestra villa en la forma et manera que usan en sus blasones las otras buenas villas de este nuestro regno de Navarra".