Ribaforada
Limita al N con Cabanillas, al E con Fustiñana y Buñuel, al S con Ablitas y al O con este municipio y el de Fontellas. Su término linda con el Ebro y se halla atravesado por los canales Imperial y de Lodosa.
El municipio se extiende desde el Ebro, que sólo parcialmente forma muga con Cabanillas y Fustiñana y que aquí corre a unos 255 m, hasta Malpisa, Carasol y Monterrey (320-340 m). Casi todo él se halla ocupado por los aluviones del Cuaternario, escalonados en terrazas a partir de la baja llanura aluvial de inundación; únicamente al S aflora el Mioceno arcilloso-limoso y rojizo con intercalaciones de areniscas y estructura tabular.
HERÁLDICA. Trae de oro un puente de un arco sobre ondas de plata y azur y sobre él, en campo de gules, en el primer cuartel, una cruz de San Juan de Jerusalén de oro atravesada de una espada de plata con la empuñadura de oro. En el segundo, una luna creciente ranversada de plata, sumada de una corona real de oro. En bordura las cadenas de Navarra. El puente puede simbolizar el que atraviesa el canal imperial o el que existió entre los dos poblados primitivos de Ribaforada y Esteruel, mientras que la Cruz del hospital de Jerusalén, que su señorío perteneció a dicha orden. En el que figura en las vidrieras de la Diputación faltan las cadenas en bordura.
CASA CONSISTORIAL. Se sitúa en la plaza de San Francisco Javier. Sus características constructivas son las habituales en la zona. En 1985 se redactó un proyecto para construir una nueva Casa Consistorial en otro lugar de la población, cerca de la estación de ferrocarril.
El ayuntamiento está regido por alcalde y diez concejales.
HISTORIA. Reconquistado el lugar a los musulmanes junto con Tudela (1119), a mediados del propio siglo XII fue dado en señorío a los Templarios, que lo hicieron sede de una encomienda. Disuelta esta Orden Militar (1309) y confiscados sus bienes muebles, la villa fue entregada por el rey Luis I el Hutín (1313) a los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, aunque reservando la Corona la «cena» y algunas heredades.Carlos III dio a su hijo natural Godofre estas rentas del patrimonio regio (1413). Coetáneamente el deán de Tudela, Sancho Sánchez de Oteiza, llegó a un acuerdo con los Hospitalarios sobre los diezmos del lugar, que ya a finales del siglo XII habían sido objeto de fricciones entre los Templarios y, por otro lado, el obispo de Tarazona y el cabildo de Santa María de Tudela. Los moros de la localidad, cuyas prestaciones señoriales fueron objeto de dos reglamentaciones, sumaban unas 35 familias hacia 1300, 31 en 1353, 20 en 1366 y 35 en 1402.
La expulsión de los moriscos, que poblaban y cultivaban sus tierras, sumada a la crisis demográfica, supuso una reducción drástica de su población, situación que se prolongó hasta el siglo XIX, en que tuvo por el contrario uno de los más espectaculares desarrollos, continuado en el siglo XX. Durante la Guerra de Sucesión muchas casas fueron abandonadas, causando su ruina.
as condiciones económicas aún debieron empeorar con la rotura de la presa del Bocal, de donde se tomaba el agua para el riego, en 1722. En 1726 Ribaforada tenía sesenta almas. A finales de siglo -desde 1784- la apertura del Canal Imperial haría que comenzasen a mejorar las cosas al recuperarse y ampliarse el área de regadío.Sin duda, esto se halló en la base del despegue demográfico. En 1792, en un memorial de la villa al gran prior de la religión de San Juan, se le expuso la necesidad que advertían de aumentar su población, pues por falta de casas, aun los mismos hijos de sus habitantes se veían expatriados, viéndose en la precisión de acogerse a otros lugares con perjuicio de su lugar natal, en el que por falta de trabajadores no podían cultivarse muchas tierras feraces. Pedían licencia para construir veinte casas más.
sto último se debía a que la villa seguía siendo señorío de la orden de San Juan de Jerusalén, y así continuó hasta la desaparición de todas las jurisdicciones señoriales en la primera mitad del siglo XIX. En consecuencia, era hasta entonces el gran prior quien nombraba el alcalde del pueblo, así como el párroco, con título de vicario perpetuo.Ribaforada sufrió, sobre todo económicamente, las guerras del siglo XIX por los subsidios que exigían los contendientes. En 1847 contaba con tres sotos arbolados junto al Ebro, que sin embargo empezaron a ser también objeto del hambre de tierras.
n 1859 se repartieron en lotes los terrenos del soto de La Isla entre quienes habían trabajado en la desecación de sus carrizales y de las zonas pantanosas insalubres que allí existían. Los repartos se reanudaron en 1868 (con la revolución) y en 1912 la totalidad del monte se parcecló y sorteó entre los vecinos. Para entonces ya se había planteado con virulencia el problema de las corralizas, que afectó a tantos pueblos de la Navarra meridional. Ribaforada estuvo transitoriamente, (1822-1823), en la provincia de Zaragoza, segregada de Navarra.
Enlaces a archivos de interés:
Archivo General y Real de Navarra
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela
Portal de Archivos Españoles (PARES)
Enlaces a hemerotecas de interés:
Hemeroteca del Diario de Navarra
Hemeroteca del Diario de Noticias
Hemeroteca de la Biblioteca Nacional
IGLESIA DE SAN BLAS. La antigua parroquia de San Blas es una fundación templaria del
siglo XII, época en la que debió construirse un edificio de una sola
nave con ábside semicircular y torre prismática. En el curso del siglo
XVI la iglesia fue reconstruida, convirtiéndose en una fábrica
gótico-renacentista, aunque en ella se respetaron parte de las
estructuras y la disposición de la vieja obra medieval, salvo en la
cabecera, que se hizo plana. Tanto esta zona como los dos tramos de la
nave se cubrieron con bóvedas estrelladas de nervios mixtilíneos y
claves decoradas a base de rosetas. El templo sufrió una nueva reforma
en la segunda mitad del siglo XVII, sustituyéndose la cubierta del
primer tramo de la nave por una bóveda de aristas, al tiempo que se
revistió el arco triunfal con unos pilastrones cajeados. De estas
mismas fechas es la capilla de San Bartolomé, dependencia de planta
cuadrada y bóveda de aristas unida al centro de la iglesia por el lado
del Evangelio. En la presente centuria se llevó a cabo otra ampliación
del edificio, disponiéndose una larga nave frente a la capilla de San
Bartolomé, que quedó como cabecera, mientras que la nave original se
convirtió en los brazos del crucero de la actual iglesia. En el
exterior destaca el del siglo XVI, elevado sobre un alto pedestal de
sillería con limpios muros de ladrillo, rematados por una cornisa de
pinjantes geométricos, típica de esta centuria. Sus esquinas están
reforzadas por contrafuertes de disposición diagonal. Entre la antigua
cabecera y la capilla de San Bartolomé se alza una torre de planta
cuadrada, cuyo basamento presenta grandes bloques de sillería antigua.
Encima de él monta un alto cuerpo de ladrillo, perteneciente al siglo
XVI, desarrollándose en sus frentes unas hermosas labores de rombos y
arquillos ciegos de tradición mudéjar. Dentro de la iglesia sólo se
conserva el retablo de la capilla de San Bartolomé, obra barroca de
finales del siglo XVII compuesta de banco y cuerpo único de columnas
salomónicas, entre las que se hallan instaladas pinturas de San Blas y
San Antón de estilo tenebrista. La poca capacidad de este templo obligó
a construir el nuevo edificio de la parroquia de San Blas, inaugurado
en 1956. A él se trasladaron imágenes de la antigua, algunas de ellas
dignas de mención. Entre ellas sobresalen una Virgen sedente con el
Niño, talla gótica del siglo XIV, un Crucificado de hacia 1600 cuyos
rasgos estilísticos están próximos a Juan de Biniés y la talla barroca
de San Bartolomé del siglo XVIII, de movida composición.
Enlaces de interés:
A) Documentos digitalizados (públicos y privados) de interés para la localidad
B) Enlace al archivo municipal
C) Otros archivos con documentos relevantes sobre la localidad
Archivo General y Real de Navarra
Archivo Diocesano del Arzobispado de Pamplona y Tudela